La investigación y desarrollo (I+D) son procesos necesarios para generar mayor productividad y diferenciación de
productos y servicios y competir con valor agregado en los mercados.
Sin embargo, son dos factores que les restan competitividad y productividad a negocios y empresas en Colombia, pues estas compiten, en gran parte, en los mercados locales o foráneos con commodities, que son más volátiles en los precios y no son recursos renovables. Aunque tanto el Gobierno como organismos internacionales y sector privado recurren a distintas metodologías para formular el problema, todos confluyen en que la nación tiene un atraso en el tema.
Una de las mediciones más aceptadas es la de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), club de buenas prácticas al cual ingresó Colombia como miembro pleno en mayo de este año, que indica que solo invierte 0,2 por ciento del producto interno bruto (PIB) en I+D, lo que equivale a 1,8 billones de pesos anuales, mientras que el promedio de 28 países analizados es de 2,4 por ciento.
Por tanto, el desempeño del país resulta débil, según el organismo, como resultado de la escasa inversión y la vinculación insuficiente entre el sector privado y el académico.
Es decir que el país poco participa en innovación, al ser pequeña la cantidad de las firmas que introducen nuevos productos.
Por ejemplo, únicamente el 30 por ciento del total de I+D es realizado en el
sector empresarial, comparado con un 70 por ciento, en promedio, de los países de la Ocde.
Además, solo el 12 por ciento de las
pymes enfocadas en el sector de servicios innovan en productos y procesos. Así, Colombia ocupa el 20.° lugar entre 28 naciones analizadas.
El atraso es notorio respecto a Eslovenia, donde el porcentaje de pymes que innovan en productos o procesos es del 27 por ciento, o Finlandia, donde es el 23 por ciento.
El ejercicio de la Ocde agrega que solo el 8 por ciento de las pymes del sector manufacturero innova, y Colombia ocupa la posición 25.
En cuanto a las grandes empresas del
sector industrial, el indicador es solo el 23 por ciento (posición 22). Por tanto, lejos, por ejemplo, de Finlandia, donde el 68 por ciento de las grandes empresas innovan en los productos o procesos.
El panorama no es mejor si se miden las empresas industriales y de servicios, pues solo el 2 por ciento de ellas lanzan nuevos productos, y ocupa el último lugar en una muestra de 33 países, también realizada por la Ocde.
Pero la organización reconoce los avances en el sistema educativo colombiano, aunque dice que deben ser complementados con mejores políticas de
innovación, que a su vez generen capital basado en conocimiento y eleven la productividad y la competitividad de las compañías.
Posición divergente
La presidenta del Consejo Privado de Competitividad, Rosario Córdoba Garcés, dice que las mediciones muestran un mal estado de la I+D en el país.
“Hemos avanzado poco porque para que la innovación prospere se deben crear ecosistemas, incentivos y s”, afirma.
Por tanto, según la ejecutiva, para que exista un nivel ideal de innovación se requieren una organización del a la información y la facilitación.
“Sin embargo, en los últimos ocho años no pasó absolutamente nada en ese campo, aunque la inversión que hicieron las empresas privadas creció más que la que adelantó el Gobierno”, asegura.
La directiva añade que la inversión del Estado en I+D salió del dinero de las regalías y este sigue ‘colgado’ de las cifras a las que aspira.
Por ello, considera que Colombia debe meterse más a fondo en la solución del problema y mejorar la productividad, y, por lo menos, ponerse a la par de los mejores países de América Latina en cuanto a innovación.
Hemos avanzado poco porque para que la innovación prospere se deben crear ecosistemas, incentivos y s
Según la ejecutiva, esto se logra involucrando más empresas en procesos, productos y adopción de tecnologías.
En su concepto, los diagnósticos están hechos, pero en el momento de aplicarlos a la práctica pasan pocas cosas o el país se aleja de las metas. “No se tiene una política de ciencia, tecnología e innovación que permita determinar hacia dónde se va y qué recursos hay para lograrla”, asevera.
Además, considera que una de las trabas ha sido que el país tiene una economía cerrada porque en un indicador del Foro Económico Mundial (FEM) se concluye que lo es más que cuando se inició la apertura económica, en 1991. “La falta de competencia y un consumidor no sofisticado no incentivan a las empresas a innovar”, asevera Rosario Córdoba, jefa del Consejo Privado de Competitividad (C).
Temas clave y de interés nacional
El sector público y el privados dicen que hay compromiso con la innovación. El
Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit) señala que se ha avanzado, pues,
según el Global Innovation Index (GII) 2018, realizado por Cornell University, Insead y World Intelectual Property Organization(Wipo), el país está en el puesto 63, luego de quedar de 65.° el año pasado y de 90.° en el 2010.
“Entre las tareas que tiene el ministerio para promover la economía naranja y las iniciativas están el ordenamiento de los ecosistemas de emprendimiento e innovación, la búsqueda de formas de financiación y la correcta articulación del Estado con los actores y aliados; y también, el acercamiento de la oferta que tiene el Gobierno a quienes emprenden, innovan y, por supuesto, ya protagonizan el crecimiento de este sector”, dijo el titular de la cartera, José Manuel Restrepo Abondano.
Por su lado, la
Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) realizó una encuesta en días pasados entre 329 empresas grandes, que muestra que el 97 por ciento de ellas están promoviendo la innovación y el 84 por ciento adelantan una estrategia ya concreta.
“Las compañías cada vez dan mayor importancia a la innovación”, afirma el presidente del gremio, Bruce Mac Master.
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