Desde hace varios meses, los compradores de vehículos nuevos se vienen encontrando con respuestas como que el color que les gusta no se encuentra disponible o que el carro que quieren puede demorarse al menos tres meses en llegar al país, mientras finaliza su producción.
Lo anterior porque en medio de un proceso de reactivación mundial, en el que las personas están volviendo a tomar decisiones de compra, la oferta de automotores se mantiene en niveles inferiores a los que había antes de la pandemia del covid-19, por factores derivados de la crisis logística global, que no solo ha encarecido el valor de los fletes, sino porque la disponibilidad de productos como semiconductores y autopartes está limitada.
Tanto en Colombia, como en el resto del mundo, grandes fabricantes de automóviles como Nissan, Kia, y Toyota, reportaron una disminución de hasta el 50 por ciento en la producción, generando un fuerte golpe para una industria que, como asegura el socio de la firma CMS Rodríguez-Azuero y experto en comercio exterior, Santiago Arbouin, representa un 3 por ciento del PIB mundial y tuvo su talón de aquiles no solo en la pandemia, sino a una cadena logística que ya se encontraba desordenada.
Y es que, durante los últimos dos años, la industria pasó de darle prioridad a la elaboración de chips y semiconductores (esenciales para el funcionamiento de los autos), a la producción de dispositivos tecnológicos como electrodomésticos, celulares, ipads y computadores necesarios para la educación y teletrabajo, los cuales se ajustaban a las necesidades de la cuarentena.
"Hay una gran escasez en la disponibilidad de los materiales necesarios para la producción de todo tipo de vehículos, lo cual implica que el costo de estos aumente de manera considerable".
Por ello, se dejaron de producir dichos chips para carros teniendo en cuenta la disminución de la demanda, mientras que aumentó casi en un 11 por ciento la necesidad de producir dispositivos electrónicos.
Este fenómeno ha generado que, como en el resto del mundo, los precios aumenten de forma importante, así como los tiempos de espera por los carros nuevos o repuestos.
“Una situación que ha afectado gravemente a los comercializadores y compradores, ya que hay una gran escasez en la disponibilidad de los materiales necesarios para la producción de todo tipo de vehículos, lo cual implica que el costo de estos aumente de manera considerable, así como los tiempos de espera para obtenerlos”, explicó Arbouin.
En el caso de Colombia, según el más reciente informe de inflación del Dane, el grupo de gasto de vehículo particular nuevo o usado tuvo en mayo un aumento de precios del 1 por ciento, por encima del 0,84 por ciento de variación que mostró la inflación del mes, en tanto que en el último año el incremento de precios fue del 13,2 por ciento, también superando el 9,07 por ciento en que cerró la inflación anual hasta mayo.
Volatilidad seguirá
Según Santiago Chamorro, presidente ejecutivo para América del Sur de General Motors, el mundo sigue pasando por un choque de materia de suministros que ha llevado a un aumento de precios a escala mundial y esto se ve agravado por el evento de la guerra en Ucrania.
De acuerdo con el empresario, el tema seguirá un volátil durante varios meses en materia de suministros y componentes, logística y abastecimiento de semiconductores, porque ante la virtualidad la demanda de estos últimos creció de forma tal forma que permite una escasez y todavía se ve algo de vulnerabilidad en ese sentido.
“Va a ser un tema con emociones y nos preocupa realmente hacer nuestro mejor esfuerzo para girar nuestra cadena de producción y logística la forma más rápida posible y le pedimos a nuestros
concesionarios que hagan lo mismo para colocar esos vehículos en los clientes de la forma más rápida posible”, agregó.
Y señaló que actualmente hay todavía hay un bajo inventario todavía en la red de concesionarios, pero en todo caso invitó los consumidores a visitar las vitrinas.
“Poco a poco se irá recuperando, pero estamos bastante lejos de un nivel normal de inventarios en las redes en general del país y va a continuar volátil por los próximos meses. Es un juego de rompecabezas todos los meses”, recalcó.
Entre tanto, el experto Santiago Arbouin sostiene que esta situación es realmente ajena a las políticas internas de cada país y se ve afectada por diferentes circunstancias que necesitan volver a la normalidad en el comercio exterior, por lo cual hay también una presión en los precios de los vehículos usados, sobre todo los de más reciente fabricación.
Las medidas paliativas que se pueden tomar para disminuir los efectos del aumento de tiempos de espera y precios se reducen a optar por carros usados...
“Las medidas paliativas que se pueden tomar para disminuir los efectos del aumento de tiempos de espera y precios se reducen a optar por carros usados, a pesar de que su precio tampoco sea muy llamativo”, explica.
También señala que otra opción podría ser optar por comprar los modelos de carros que se usan en exhibición y sin tener en cuenta las especificaciones de los gustos propios, ya que los cambios en los carros implican a su vez una mayor espera.
Es decir, en caso de pensar en comprar un carro en un futuro cercano se debería optar por solicitarlo de inmediato para disminuir el periodo de espera o aplazar la compra hasta finales de este año.
Si bien la situación no se solucionará en el corto plazo, no solo por la disponibilidad de semiconductores y chips sino por la demora en el transporte internacional de mercancías derivada de la crisis de los contenedores, se espera que esta situación se regule para el año 2023 y a inicios de 2024 según la estabilización de los diferentes efectos del covid-19 y del rumbo de la política de comercio exterior.