Los vientos de recesión de la economía más grande del planeta, la de Estados Unidos, soplan cada vez con más intensidad, avivados por la decisión del miércoles pasado del banco central de ese país (la Reserva Federal) de ajustar al alza sus tasas de referencia en proporciones que no se veían desde 1994, dejándolas en niveles de 1,5 y 1,75 por ciento.
Aunque Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), había anticipado al término de reuniones anteriores del organismo que vendrían alzas sucesivas en sus tasas con el propósito de contener la agresiva escalada de precios (la inflación llegó a 8,6 por ciento en mayo, la más alta en 41 años), el ajuste dado a conocer sorprendió a buena parte de los analistas, quienes desde ya vaticinan una drástica contracción de la economía estadounidense, hecho que tendrá repercusiones en la mayoría de países del globo, incluida Colombia.
Sin embargo, algunos economistas no creen que la situación dé para tanto, en la medida en que las tasas de interés continúan en niveles bajos, mientras la inflación está por las nubes, lo cual “no da para pensar que se pueda generar una recesión”, enfatizan.
Coinciden con Powell, eso sí, en que no están viendo una recesión, sino una desaceleración importante hacia niveles del 2 por ciento este año.
Y, entre quienes están viendo que una fuerte contracción económica en ese país no tendría reversa, también hay diferencias, pues mientras unos prevén que se presentaría este año, otros consideran que este proceso tomaría entre uno y dos años.
Por ahora, las proyecciones sobre el desempeño que tendrá la economía estadounidense apuntan a que este se mantendrá alrededor del 2,5 por ciento, como prevé el Banco Mundial, levemente por encima de lo que espera Powell y mucho menos frente al repunte del 2021, del 5,7 por ciento.
A favor y en contra
Sin duda, el detonante de esta incertidumbre ante la evolución de la economía estadounidense fue el fuerte ajuste de las tasas de referencia de la Fed.
Y si bien Andrés Langebaek Rueda, director ejecutivo de Estudios Económicos de Grupo Bolívar, considera que esta situación no es suficiente para generar esas angustias, sí hay que estar monitoreando el mercado, porque hay varios canales a través de los cuales se puede dar una coyuntura de esas.
El economista no desconoce el hecho de que la Fed esté elevando sus tasas, que el costo del dinero para las empresas y personas esté subiendo y que los elevados precios de los productos estén mermando la capacidad de compra de los consumidores, lo cual podría desembocar en una recesión.
En su opinión, “las tasas están en niveles que no son consistentes en generar una recesión”, y agrega que el alto costo de vida allí no es tan grave porque la gente tiene ahorros, no en niveles altos, pero sí mejores que los de Colombia.
“A mí, la inflación me preocupa mucho más acá que en Estados Unidos con ese efecto, porque acá el 80 por ciento de las personas no tienen ahorro”, dice. Insiste en que las probabilidades de una recesión aún son bajas, de un 30 por ciento, según algunas estimaciones de los mercados.
La rapidez con la que se pueda presentar una eventual recesión es otra de las preocupaciones de los economistas. Los mercados lo tienen previsto en un 50 por ciento para el próximo año y hasta el 65 por ciento en dos años, debido al encarecimiento del crédito, advierte Sergio Olarte, economista principal del Scotiabank-Colpatria.
En ello coincide Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research para Colombia, quien está convencido de que una situación como esa tiene elevadas probabilidades de darse, aunque considera que “no sería una recesión profunda ni prolongada”.
Según el economista, están viendo que la dinámica de corto plazo sigue siendo fuerte y que posiblemente la recesión, de materializarse, sería más hacia finales del 2023 y comienzos del 2024. Pero hay quienes consideran que esa recesión puede llegar más temprano que tarde debido a síntomas muy similares a los de crisis económicas del pasado, como la del 2008, aunque la causa de la actual es la pandemia.
Es la visión de Felipe Campos, gerente de Estudios Económicos de Grupo Alianza, para quien el alto costo de las materias primas como el petróleo (hoy sobre los 113 dólares el barril), las tasas de interés y los bonos al alza, un costo de vida desbordado, un dólar repuntando y una economía resistiendo plantean una situación sin salida que termina estallando, como se ha visto en el pasado.
“Veo la recesión este año, la vi desde comienzos del 2022. Para mí, el choque de inflación y lo que venía en las tasas iba a generar esta dinámica autodestructiva similar a la del 2008”, señala Campos, para quien no habrá un aterrizaje suave, pues si bien los banqueros centrales buscan contener la demanda, no tienen la receta mágica para hacerlo de manera suave.
El golpe para Colombia
Que la mayor economía del mundo enferme no le conviene a nadie, mucho menos a Colombia, pues se trata del principal socio comercial.
“Se dejarían de demandar bienes y productos de nuestro país, y las exportaciones no tradicionales, al igual que la demanda por petróleo, se podrían ver afectadas, ocasionando que el precio del petróleo caiga”, advierte Sergio Olarte, economista del Scotiabank-Colpatria, y agrega que también se podrían afectar las importaciones de productos desde Estados Unidos, lo que tendrá efectos negativos en el mercado.
Y coincide con otros economistas, quienes ven que una situación de esa naturaleza llevará a los grandes capitales a mirar hacia economías de menores riesgos y Colombia no está en ese grupo. Alejandro Reyes, del BBVA Research, dice que habrá una moderación del riesgo y los inversionistas buscarán mejores refugios para sus capitales, “que no es más que llevarlos a EE. UU. en dólares. Esto presionará más el tipo de cambio y las tasas locales al alza”.
Agrega que para el caso de Colombia también hay un efecto indirecto por vía del precio del petróleo, pues en este contexto se reducen los precios de los bienes básicos, como el del petróleo, lo que haría que Colombia recibiría menos divisas y recursos por este frente, limitando la inversión en el sector, presionando las cuentas fiscales y afectando la balanza externa.
“El grado de esto dependerá en buena medida de la duración y profundidad de la recesión”, precisa el economista.
Eventual fuga de capitales por alza en las tasas
Los analistas sostienen que el alza de tasas en Estados Unidos hará que se comience a dar una salida fuerte de recursos del país, con lo cual también se dará una presión sobre la tasa de cambio, entre otros efectos inmediatos.
“El alza de tasas, independiente de una recesión en EE. UU.; por una parte, presiona al tipo de cambio al alza. Por ello lo hemos visto este año coquetear varias veces con los $ 4.100. Lo segundo, encarece toda la estructura de fondeo global, esto implica que las tasas de interés locales también se presionan al alza y esto ralentiza el crecimiento económico local”, dice Alejandro Reyes, del BBVA Research.
A su turno, Sergio Olarte, de Scotiabank-Colpatria, sostiene que unas tasas de interés más altas en Estados Unidos hacen pensar que para que los capitales puedan llegar a Colombia, las tasas de interés locales deban ser más altas, por lo cual el Banco de la República debería subir un poco más las tasas de interés y así evitar la salida de capitales.