El anuncio del presidente Gustavo Petro de hacer la reapertura oficial de la frontera con Venezuela el 26 de febrero, y que según el embajador en ese país, Armando Benedetti, implica el restablecimiento del intercambio comercial, del transporte de carga y aéreo, entre otros aspectos, no hará que en el corto plazo el flujo comercial se acelere.
Por el contrario, se requiere un trabajo conjunto para crear las condiciones que permitan que ese intercambio se dé con estabilidad y crezca de forma progresiva.
Así lo señalan gremios y expertos en comercio internacional, quienes destacan que si bien se trata de una noticia positiva, hay mucha tela por cortar, porque durante años se generaron vacíos que requieren ser corregidos para que la confianza vuelva a darse.
Para la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (Amcham Colombia), María Claudia Lacouture, la reapertura significa poner de presente los intereses de los pueblos de las dos naciones, e implica comenzar a corregir enormes lagunas de informalidad e ilegalidad que se fueron apoderando de la franja limítrofe por la ausencia de mecanismos de control y la desconexión entre las autoridades de ambos lados.
“Este primer paso es necesario acompañarlo con acciones para atender a la población fronteriza, proveerles de los servicios básicos e incorporarla a sistemas productivos y de comercio formales, reabrir prontamente los consulados, que los ciudadanos de ambos países cuenten con la debida asistencia de sus autoridades diplomáticas”, asegura la dirigente gremial.
Igualmente, según la directiva, es clave concretar la propuesta de apertura de comercio, para lo cual es indispensable contar con la institucionalidad de los Estados y actualizar el acuerdo de complementación suscrito por ambos países, lo cual debe ir acompañado de los mecanismos de comercio justo, de libre competencia, solución de conflictos, incentivos a la inversión y un marco jurídico para los beneficios arancelarios. En otras palabras, todo será muy gradual.
“Tenemos que construir sobre las experiencias aprendidas y no olvidar que es importante establecer cimientos basados en la institucionalidad que generen confianza y garantías, acciones direccionadas a las personas que han sufrido y sufren por el rompimiento de las relaciones”, señaló Lacouture.
Sanar las heridas
Y es que después de 7 años de desconexión entre los dos países, los empresarios todavía miran con distancia la forma en que se comenzará a dar esta reconciliación, ya que en su mente todavía están las amargas experiencias de expropiaciones y de impago por la retención de dinero por parte de la extinta Comisión Nacional de istración de Divisas (Cadivi).
El presidente de la Asociación Colombiana de Empresarios (Andi), Bruce Mac Master, dijo que ante la pregunta sobre si hay certeza de que los exportadores colombianos recibirán sus pagos, ahora que habrá de nuevo relaciones comerciales, seguramente hasta reconstruir la confianza las ventas a Venezuela serán con pago por adelantado.
Dos de los casos más recordados fueron la retención de Avianca, a través del Ministerio de Finanzas de Venezuela, de más de 200 millones de dólares por boletos vendidos que nunca fueron regresados a la aerolínea, y la expropiación de la planta de Cementos Argos en el estado Trujillo, que el hoy Grupo Argos compró en 1996 y operó hasta el 2006, cuando fue expropiada, y sobre la cual no ha recibido ningún dinero a la fecha, pese a que en su momento a las cementeras Cémex , Holcim y Lafarge, también expropiadas, sí les giraron entre 300 y 650 millones de dólares.
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