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La 'fiebre' por las frutas exóticas colombianas en Europa
Países Bajos, España, Reino Unido, Alemania y Francia, entre los que más las demandan.
Hoy en día Colombia produce una gran cantidad de frutas exóticas; sin embargo, muchas personas solo consumen una pequeña cantidad de ellas. Incluso, algunas como la gulupa, la uchuva, el mangostino o la granadilla son más codiciadas en el exterior y sus exportaciones no paran de crecer.
Con 98,7 millones de dólares vendidos en el 2022, Colombia es el noveno exportador de frutas exóticas del mundo y los paladares que más las están demandando son los europeos, en concreto, los de Países Bajos, España, Reino Unido, Alemania y Francia.
Según cifras del Dane, con análisis de ProColombia, las más exportadas el año pasado fueron la gulupa y la uchuva. De la primera, conocida como la ‘fruta de la pasión’, se vendieron 48,6 millones de dólares, un 15,8 por ciento más que en el 2021; y de la segunda, también llamada ‘fruta del amor’, se enviaron otros 38,1 millones de dólares, un 1 por ciento más.
El interés de estos países por las frutas colombianas ha ido creciendo poco a poco en los últimos años. Estas se empezaron a exportar en la década de los 80, cuando el Gobierno le empezó a apostar a la diversificación de la canasta exportadora, más allá del petróleo o del café.
Y todo ello gracias al buen clima y tipo de suelo de Colombia, que le permite tener cosechas de una amplia variedad de frutas durante todo el año y no solo en determinadas temporadas, como sucede en suelo europeo. Cuando allá escasean, es cuando los sabores exóticos colombianos tienen más oportunidades.
Los barcos se demoran unos 12 días. Las frutas salen de los puertos de Santa Marta y Cartagena y llegan a Países Bajos donde se distribuyen rápidamente por toda Europa hasta llegar a los almacenes de las ciudades donde aguantan otras dos semanas más frescas. Foto:Mauricio Moreno/El Tiempo
“Dado su clima, diversos pisos térmicos y tierras ricas en nutrientes, Colombia tiene varias ventajas en el mercado internacional, como la capacidad de oferta en épocas en las que otros países deben suplir su demanda interna con importaciones, y una gran variedad de frutas, algunas de ellas exóticas como la gulupa y la uchuva. Estas tienen muy buena acogida en mercados como el de la Unión Europea, que, además de ser el principal destino de las exportaciones colombianas, ofrece oportunidad de incrementar aún más la participación de nuestro país como proveedor internacional”, dijo Carmen Caballero, presidenta de ProColombia.
Aparte de la gulupa y la uchuva, también destacan las exportaciones de otras frutas exóticas como la granadilla, de la que se vendieron al exterior 5,8 millones de dólares el año pasado; la pitaya (2,6 millones de dólares), el maracuyá (1,1 millones de dólares) y el tomate de árbol (1,04 millones de dólares). Igualmente, hacen las delicias de los paladares, sobre todo europeos, otras como la chirimoya, guanábana, feijoa, lulo y curuba.
Sin embargo, no ha sido todo un camino de rosas. Según cuenta Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), lo más complicado en estos años ha sido el tema fitosanitario. Por ello, han trabajado de la mano de diferentes instituciones para que los productores implementen siempre buenas prácticas agrícolas y se certifiquen como, por ejemplo, con la Global Gap.
“Los mayores retos de exportación son los requisitos fitosanitarios, además de residualidad química y la calidad de todo lo vendido al exterior”, explica.
A ello también se sumaron la pandemia y los mayores costos para los productores, pues se dispararon los precios de los fertilizantes y las cuentas empezaron a no cuadrar.
Hoy en día, las frutas exóticas son consideradas como una de las nuevas estrellas del agro y compiten con otros productos tradicionales como el café, las flores, el banano y recientemente con el aguacate Hass.
El ‘boom’ de las frutas colombianas en el Viejo Continente ha beneficiado tanto a pequeños como a grandes agricultores de diferentes regiones del país. En la actualidad, los departamentos que más exportan son Antioquia, Risaralda y Cundinamarca. Además, también destaca lo que se produce en Bogotá y en otros como Santander, Caldas y Valle del Cauca.
Muchos de estos productores se asocian y les venden a compañías como Nativa Produce, que se encargan de comercializar los productos a nivel mundial. Su gerente, Javier López, cuenta que lo que más exporta es gulupa, banano bocadillo, uchuva, mangostino y granadilla.
Lo hace por dos vías. Por la marítima, los barcos se demoran unos 12 días. Las frutas salen de los puertos de Santa Marta y Cartagena y llegan a Países Bajos, donde se distribuyen rápidamente por toda Europa hasta llegar a los almacenes de las ciudades donde aguantan otras dos semanas más frescas. Y por avión, desde el aeropuerto internacional El Dorado, de Bogotá, son solo dos días hasta el destino final. Eso sí, es mucho más costoso.
“Nuestras frutas se pueden encontrar en Migros, la empresa minorista más grande de Suiza, y en almacenes de Alemania, Francia o España. Nuestro mercado principal es Europa, algo llega a Emiratos Árabes y en algunos momentos le vendimos a Hong Kong, Rusia y Ucrania”, cuenta López, quien es uno de los socios de la compañía que se ubica en Cota (Cundinamarca) y que actualmente emplea a 90 personas, la mayoría mujeres de la zona.
Su producto estrella es la gulupa, la cual se suele comparar con el maracuyá y tiene un sabor ácido y salvaje único, al que Irma Acosta, jefa de producción de Nativa Produce, identifica con Colombia. “La gulupa sabe a Colombia. A rico. Es como entre dulce y ácido. Así como somos nosotros”, dice entre risas.
Una caja que trae 12 gulupas y que recorre más de 8.000 kilómetros se puede comprar en los puntos de venta de Europa en unos euros.
Los empleados de Nativa Produce limpian el mangostino a exportar con cepillo de dientes. Foto:Mauricio Moreno/El Tiempo
“Después de la pandemia hemos venido con problemas de mayores costos en producción, lo cual nos ha limitado. En Europa no ha sido tan fácil subir los precios y eso ha afectado nuestros márgenes. Sin embargo, estamos luchando para contar con mejores tecnologías y así disminuir costos en este momento”, dice López.
También cuenta que, al contrario de lo que ocurre en Colombia, los europeos no suelen tomar las frutas en jugo. “En muchas casas ni siquiera hay licuadora”, bromea. Al contrario, dice que las comen frescas, ya sea solitas, en aderezos o en ensaladas. Adicional a ello, tienen un gran potencial en mermeladas.