Se estima que atravesamos por la mayor fuga de talentos registrada en la historia regional y la Organización de Estados Americanos (OEA) alerta no solo sobre la migración digital sino que hace un llamado urgente para que los gobiernos y empresas tomen medidas con el fin de revertir la situación a favor del crecimiento de América Latina y el Caribe.
La fuga de cerebros, que ocasiona al país de origen estancamiento económico, pérdidas de competitividad y que reduce el capital social del que hacía parte el migrante, amenaza también la producción y el crecimiento, entre otras cosas.
El éxodo de capital humano y, particularmente la fuga de talentos, que ha sido un problema recurrente en nuestra región, se ha originado por la búsqueda de mejores oportunidades y por la incapacidad de los gobiernos y las empresas “para generar suficientes puestos de trabajo con ingresos y garantías adecuadas”, reconoció Luis Almagro, secretario general de la OEA, ante una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la entidad el pasado 9 de febrero.
Convocó al consejo para hablar sobre el “descenso de los índices de productividad y el éxodo del capital humano” en la región, preocupado por los efectos negativos que eso tendrá para los países latinoamericanos y el Caribe. El debate apuntó a “los mercados laborales de la región, que requieren hoy la mayor atención”, justificó la OEA.
El capital humano es una de las grandes reservas de cualquier nación. El Banco Mundial ha dicho que el 74 por ciento de la riqueza de los países desarrollados, por ejemplo, está representada en su capital humano.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló, en su reciente informe de febrero de este año, que las Américas perdieron el equivalente a más de 50 millones de puestos de trabajo en el 2020. También, que la región deberá enfrentarse a la perspectiva de una prolongación de la crisis laboral producida por el covid-19, debido a la existente tasa de desocupación del 9,6 por ciento y con el registro regional de uno de cada dos trabajadores en la informalidad.
El panorama laboral regional es, por lo tanto, muy incierto y “(…) la persistencia de los contagios por la pandemia y la perspectiva de un crecimiento económico mediocre en el 2022 podrían prolongar la crisis del empleo hasta 2023 o incluso 2024”, pronosticó Vinícius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y el Caribe.
“Una crisis del empleo demasiado larga es preocupante porque genera desaliento y frustración, lo que a su vez repercute sobre la estabilidad social y en la gobernabilidad”, advirtió. Según la OIT, la tasa promedio de desocupación regional se estimó en 9,6 por ciento a finales de 2021, lo que representa una mejoría respecto al 10,6 por ciento que se alcanzó en 2020, pero es “un retroceso frente al 8 por ciento del 2019, que se usa como referencia para calcular el impacto de los dos años de pandemia”.
Para la entidad, el pronóstico de un crecimiento económico de apenas arriba del 2 por ciento para 2022 “es un indicio claro de que a la región le costará más tiempo salir de la crisis por el covid-19” y que, en esas condiciones, considerando la persistencia de la pandemia, estima que “la tasa de desocupación de este año podría bajar entre 0,2 o 0,3 puntos porcentuales, manteniéndose por encima de 9”.
En Colombia, la tasa de desempleo podría llegar al 11,7 por ciento en 2022, según estimativos del Banco de la República, y, aunque la misma disminuyó a finales de 2021, el país se mantiene en el tercer lugar, con una de las tasas más elevadas, entre los 38 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), organismo de cooperación internacional que coordina las políticas económicas y sociales de esos Estados desde hace sesenta años.
Es pertinente recordar que Colombia perdió en 1999, por la tasa de desempleo del 20 por ciento y la fuga de cerebros, unos 2.000 millones de dólares, según el Departamento Nacional de Planeación. Algunos analistas atribuyen a la también llamada “fuga de cerebros” el recurrente estancamiento económico regional.
Migración digital
En la actualidad ya no existe la limitación de un lugar geográfico para el desarrollo de los negocios ni para encontrar a las personas más capacitadas. Por lo tanto, es preciso considerar que el trabajo remoto está abriendo un universo con nuevas posibilidades laborales y por eso “el éxodo de capital humano tiene hoy una nueva dimensión y puede existir sin que las personas atraviesen físicamente una frontera”, precisó Almagro.
En América Latina y el Caribe, en su opinión, se puede hablar hoy de migración digital y, por lo tanto, se debe mejorar la equidad, educación y formación laboral, no solo para aumentar las habilidades de la población de la región, sino para “lograr mejores niveles de inversión y políticas más audaces en el desarrollo productivo”. “Actuando en esos dos frentes lograremos que el capital humano en nuestros países se traduzca en mayor productividad y desarrollo”, añadió.
La pandemia ha hecho estragos en el empleo y la desaparición de los 50 millones de trabajos en 2020, de los que habla la OIT, tuvo un efecto desproporcionado sobre las mujeres, la juventud y sobre quienes vienen enfrentando dificultades en el mercado laboral.
La pandemia ha hecho estragos en el empleo y tuvo un efecto desproporcionado sobre las mujeres.
Aunque en 2021 se registró una cierta recuperación en nuestra región, no fue suficiente porque entre el 60 y 80 por ciento de los empleos recuperados fueron informales, de baja productividad y salarios y sin ninguna cobertura en seguridad social, de acuerdo con cifras de la OIT, que afirma que atravesamos “la peor crisis del empleo registrada”, desde que su oficina regional comenzó a publicar los informes anuales en 1994.
La situación laboral continental es también dramática porque hoy los jóvenes cuentan con más años de estudio y preparación que antes; sin embargo, “enfrentan las más altas tasas de desempleo. Estamos ante una gran promesa incumplida que genera desaliento y frustración. Sentimientos que encontrarán válvulas de escape que no están enfocadas en la productividad”, reconoció Almagro.
Si bien la fuga del capital humano es un fenómeno en todos nuestros países, es más serio y problemático en algunas partes. Almagro destaca “la situación del Caribe, donde la fuga de talentos es la más elevada a nivel mundial. En algunos países del Caribe, más del 50 por ciento de la población que completa educación terciaria emigra, privando a sus naciones de un motor de crecimiento económico y generando una amenaza al desarrollo”.
Sobre los que argumentan que la pérdida que representa la salida de capital humano en los niveles de crecimiento se ve compensado por las remesas que envían los que emigraron, el secretario general recuerda que un estudio del Fondo Monetario Internacional demuestra que el impacto general del éxodo depende del nivel de calificación de la población migrante y de la cuantía de las remesas.
Pero agrega que se ha demostrado que “en los países del Caribe las remesas no logran compensar el impacto negativo sobre el crecimiento que representa la fuga de talentos”.
¿Qué hacer?
Se necesitan acciones urgentes y la búsqueda de salidas inmediatas. Para lograr que los países de América Latina y el Caribe se recuperen de esta crisis de manera sostenible, justa y resiliente, con mayor igualdad, es indispensable, “reducir la informalidad, promover la creación de empleo y mejorar las condiciones de trabajo para que resurja la productividad”, según afirma Almagro.
“Para revertir los impactos negativos de la fuga de talentos debemos convertirla en flujo de capitales e incentivar a los que han emigrado a invertir su capital humano en sus países de origen, a través de la transferencia de conocimientos y de las iniciativas que buscan aprovechar la diáspora”. También, trabajar para lograr su permanencia en nuestros países, en su opinión. Eso se podría lograr “promoviendo la creación de empleos de calidad y usando a nuestro favor los cambios emergentes en el mundo del trabajo”.
Las grandes transformaciones laborales que se registran, gracias a los acelerados cambios tecnológicos, “dan nuevas dimensiones a viejas realidades y las plataformas digitales y la economía del conocimiento son dos fuerzas poderosas que tenemos que utilizar en este tiempo”, afirmó.
Sin un conjunto de medidas coherentes para generar puestos de trabajo, los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales
“Sin un conjunto de medidas coherentes para generar puestos de trabajo, los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales y laborales por largo plazo en América Latina y el Caribe”, advirtió Roxana Maurizio, especialista regional en economía laboral de OIT y quien coordinó el equipo de especialistas del organismo que se encargó de preparar el informe de este año.
El panorama laboral de América Latina y el Caribe 2021 concluyó con el análisis del desafío que plantean las transiciones digitales y la aceleración de tendencias provocadas por la pandemia en la región, entre las que se destacan la presencia del teletrabajo y el evidente aumento de los servicios basados en plataformas digitales.
El nuevo escenario –según el informe de la OIT– “plantea desafíos importantes para los hacedores de políticas, con el fin de aprovechar las oportunidades que ofrecen estas transformaciones, y evitar las potenciales disrupciones en los mercados laborales”.
Plantea, también, “la necesidad de adaptar el contenido y alcance de la formación profesional para mejorar el ajuste entre la oferta y demanda de calificaciones, estar mejor preparados para las habilidades requeridas en el futuro y reducir los impactos disruptivos de la tecnología”. También destaca la necesidad de políticas públicas que ayuden a remover los obstáculos que aseguren que esta transición propicie la creación de más y mejores empleos.
El conocimiento tiene hoy un nuevo valor en el cambiante mundo de la tecnología, la inteligencia artificial, el internet y todo lo asociado a la cuarta revolución industrial, en concepto de Almagro. En consecuencia, los gobiernos de todos los países de la región deben trabajar desde ya –y con urgencia– para revertir cuanto antes la actual y preocupante situación y tendencia migratoria.
GLORIA HELENA REY
Para EL TIEMPO