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Por qué el Salón del Automóvil de Bogotá debe reinventarse
Las marcas se estaban alejando de los salones por sus altos costos y por la competencia.
Novedades del Salón del automóvil de Bogotá 2018 Foto:
Como el efecto de un gran tsunami, la crisis mundial de los salones del automóvil llegó a Colombia. Hoy, a pesar de los esfuerzos de Corferias y Fenalco para salvarla, la edición XVII del Salón Internacional del Automóvil de Bogotá está embolatada ante la negativa de las marcas de asistir a la cita de noviembre próximo.
La inasistencia de las marcas no es un capricho. El Salón del Automóvil de Bogotá es la cita más importante de la industria automotriz colombiana y, por lo tanto, todas quieren estar ahí, pero en esta oportunidad, la escasez de inventarios las obliga a hacer una pausa. Esta es solo una de las razones.
Ahora, la pregunta no es si habrá salón del automóvil. La pregunta es ¿volveremos a tener un salón como el que conocimos y visitamos durante los últimos 20 años? La respuesta o parte de ella está en la experiencia de otras grandes citas del automóvil como Ginebra, Tokio, París, Fráncfort o Detroit.
El detonante de la crisis fue el confinamiento mundial que impuso la pandemia del covid 19, y sus consecuencias sobrevinientes: cierre de plantas, escasez de microprocesadores y autopartes, la crisis de los contenedores y más recientemente la invasión rusa a Ucrania.
Novedades del Salón del automóvil de Bogotá 2018 Foto:
Todas estas contingencias llevaron a algo impensado en otras épocas: no tener vehículos disponibles para la clientela, o someterla a largas esperas por un carro nuevo. La falta de público obligó a cancelar el Salón de Bogotá del 2020, igual suerte corrieron Detroit, París, Pekín y Nueva York, entre otros; y el de Fráncfort se mudó a Berlín.
La gota que rebosó la copa fue el anuncio, en octubre del 2021, de los organizadores del Salón de Ginebra de la cancelación de sus actividades hasta 2023. Esta es la muestra más emblemática e, históricamente, la más importante de Europa y donde las marcas presentaban sus mejores novedades.
Pero no todo se puede achacar a la pandemia. Antes de que irrumpiera el covid-19 la industria automotriz ya se cuestionaba el formato de salón del automóvil. La inmediatez que proporcionaban las nuevas tecnologías de la comunicación, las redes sociales y la globalización llevaron a que la agenda de las marcas ya no estuviera sujeta a estas exposiciones, que por años fueron los escenarios ideales para mostrar novedades al público.
Con la tecnología ya no hay que esperar hasta un salón o una feria para conocer un modelo. Estos se transformaron en vitrinas donde se hace real lo que ya se ha visto de manera virtual. Pero además, el alto costo por estar presente en las exposiciones fue uno de los motivos por los cuales muchas marcas empezaron a marginarse de los salones más importantes de Europa y del mundo.
Una de las atracciones del Auto Show es esta versión de un ‘pura sangre’, el Cobra. Foto:Justin Lane. EFE
El caso del Salón del Automóvil de Bogotá es muy particular porque es uno de los pocos que se sale del molde de la pura exhibición, aquí el gran gancho es la feria que en cada edición les daba a las marcas la posibilidad de vender sus carros nuevos e incluso saldos de su inventario a mejores precios.
Pero la falta de inventarios y los costos son afines a todos los escenarios y al no ver una oportunidad comercial clara las marcas están priorizando otros canales de interacción con el público y sus clientes. La más usual y motivada por la pandemia para evitar las aglomeraciones es la presentación virtual de sus modelos y novedades.
Estas tienen grandes ventajas para los fabricantes, les permiten un discurso unidireccional, pero a la vez interactuar en vivo con sus clientes; ahorrar recursos y asegurarse de que lleguen las imágenes y la información que necesitan transmitirles a sus potenciales compradores.
Esta es una parte del cambio. La otra está relacionada con la forma como cambió el perfil de los compradores que cada vez más consultan las reseñas digitales en diferentes formatos y canales de los modelos que les pueden interesar. Se puede decir que cuando el cliente llega al concesionario ya tiene ‘suficiente ilustración’ y una decisión tomada.
La mitica pick-up de Ford, la F150 ahora eléctrica. Foto:Justin Lane. EFE
Y una última razón que esgrimen los fabricantes es el ambiente competitivo que se ve en los salones, donde, entre tantas marcas y modelos nuevos, sus lanzamientos y novedades se ven opacados por sus competidores o pierden el foco y la atención de los asistentes y medios de comunicación. Por eso prefieren organizar sus propios eventos, donde las marcas tienen el poder y el control total de lo que quieren mostrar.
Finalmente, habrá que esperar para saber si en un futuro seguimos asistiendo a salones del automóvil tal como los habíamos conocido hasta hace unos cuatro años. Todo indica que no será igual, y más allá de la crisis actual y situaciones coyunturales, lo que se prevé es que los salones están obligados a asumir un nuevo reto: reinventarse o desaparecer para siempre.
El camino es convertir los salones en escenarios más conceptuales o temáticos, aunque en este campo también hay cambios porque las ferias de electrónica y digitales como el CES, a las cuales estaban acudiendo las marcas de carros para mostrar sus avances, se han mermado y, por ejemplo, en la última edición a comienzos de este año no fueron Meta, Google ni Amazon, para las cuales este era un escenario casi obligatorio. Y esa feria fue mitad presencial y la otra, virtual.