Cuando un país se encuentra en un contexto electoral el hablar de los procesos de elección y decisión de las personas es un tema recurrente de la agenda. Para el docente de la Universidad Externado Carlos Arias "en varios ocasiones se ha visto cómo muchos candidatos hacen un gran esfuerzo informando sus plataformas programáticas y llevando lo simple a lo complejo y se olvidan que actualmente la llave que detona el voto indeciso, utilitario y de opinión está en comunicar lo simple".
Los investigadores Richard E. Petty y John Cacioppo en 1980 desarrollaron un modelo que demuestra que a partir de las rutas centrales y periféricas de persuasión se comprueba que los ciudadanos toman decisiones en mayor medida por las rutas periféricas de persuasión, que en otros casos se han denominado los heurísticos.
Para Arias, si bien las rutas centrales son las que afincan los cambios duraderos en el comportamiento, porque en ellas el proceso de elaboración del mensaje toma en cuenta elementos racionales que demoran más en el procesamiento y deben disuadir algunos anclajes de nuestro sistema de creencias, son las emociones - rutas periféricas- las que determinan el proceso de elección y decisión en el corto plazo mediado por los sentidos y la emoción.
"Este fenómeno que los mercadólogos cercanos a las técnicas del neuromarketing ha definido como el 'cerebro tri único' y que la academia ha criticado porque no es posible comprobar las separación de funciones en procesos de elección y decisión o en la función biológica de sobreponer diferentes partes del cerebro (reptiliano, límbico y neocortex) es el camino para que en diferentes dinámicas se pueda incidir en la elección del votante o por lo menos en la aceptación que se tenga por las propuestas y características de personalidad de un candidato", afirmó.
A partir de este conocimiento, este docente propone a los lectores de EL TIEMPO el siguiente test donde, a través de preguntas, puede evaluar de una manera básica la forma en que toma algunas de sus decisiones.
La prueba
Hablemos de los resultados
Al introducir el concepto de votante emocional, según Arias, se hace alusión a quienes no necesitan de mucha información y argumentación para tomar su decisión electoral y pueden llegar a dejarse llevar por preconceptos. "Para el votante emocional la decisión se da por estímulos asociados a los sentidos y en ellos prima cómo hablan otros del candidato o sus propuestas o cómo se reduce el mensaje político que termina mediatizado en memes, videos breves o formatos que simplifican al máximo las propuestas políticas", añadió.
Por el contrario, el votante racional es aquel que se preocupa por tener un conocimiento profunda de la política, que busca el mayor número de información para tomar sus decisiones y aunque para él también se hayan creado sesgos o anclajes sobre lo que significa el ejercicio de la política, es susceptible de modificar sus procesos de elección, siempre y cuándo los estímulos estén soportados con argumentos y la razón. "Desestima o por lo menos cuestiona mensajes que solamente se soportan en los sentidos y en la emoción y cuando los recoge busca llevarlos al contraste y a procesos de asimiliación desde dinámicas críticas", concluyó el especialista.
DIANA MILENA RAVELO MÉNDEZ
Twitter: @DianaRavelo
ELTIEMPO.COM
*Este reto fue hecho con el apoyo de la Universidad Externado y Carlos Arias, profesor de la Maestría en Comunicación Política y Gerente de la firma Estrategia & Poder SAS.