Por cambios en la línea de mando, salen del servicio 48 generales y almirantes

En los 19 días que lleva el gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego, las Fuerzas Militares y de Policía del país han sentido el mayor remezón de su historia con la salida de 48 generales y almirantes.

En los próximos días empezarán a llegar a las unidades y puestos de mando del país los nuevos encargados de cumplir en el terreno la llamada seguridad humana presentada por el nuevo gobierno como la hoja de ruta para las acciones de las Fuerzas Militares y de Policía.

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Hace dos semanas se dio a conocer la nueva línea de mando, que en el caso de la Policía Nacional, con el nombramiento del general Henry Sanabria Cely en la dirección general, llevó a la salida de 10 generales. Y por el nombramiento de la general Jaqueline Navarro Ordóñez, en la subdirección de la institución, por antigüedad, salieron 12 generales; en total pasaron al retiro 22 brigadieres generales y mayores generales.

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De hecho, el martes se conocieron los nombres de los directores de cada especialidad y de algunas metropolitanas, “pero los ajustes se vienen realizando y se conocerán nuevos nombramientos en comandancias departamentales y otras dependencias”, le dijo a EL TIEMPO una fuente de la Policía.

Por el lado del Ejército, el jueves en la noche se conocieron las designaciones de comandantes de unidades especiales, divisiones y brigadas, y por cuenta de esas designaciones y del nombramiento del general Hélder Fernán Giraldo, en la comandancia de las Fuerzas Militares, y el general Luis Mauricio Ospina Rodríguez, en el comando del Ejército, salieron en total 20 altos oficiales.

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Con los nombramientos en las unidades militares “salieron otros ocho generales, y cuatro más que estaban en el exterior en comisión y que estaban fuera de la línea de mando”, dijo una fuente militar, que señaló que el proceso fue un poco más demorado al “verificar que tuvieran investigaciones por temas de contratación o de irrespeto de los derechos humanos”.

En la Armada Nacional no se sintieron mayores traumatismos con el nombramiento en la comandancia del vicealmirante Francisco Hernando Cubides Granados; por antigüedad salieron tres altos oficiales y ya se organizó la nueva línea de mando y 8 oficiales se mantienen en sus cargos.

Y en la Fuerza Aérea, con el nombramiento del general Luis Carlos Córdoba Avendaño, salieron 3 oficiales de la línea de mando y la nueva cúpula ya fue notificada.

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Fuentes oficiales señalaron que cada hoja vida de los oficiales fue revisada por el equipo jurídico del Ministerio de Defensa, cuyo visto bueno lo dio el jefe de la cartera, Iván Velásquez, con aprobación final del presidente Petro.

EL TIEMPO consultó a expertos en temas de seguridad y conflicto y oficiales retirados sobre los efectos que podrían tener esos duros cambios en las unidades militares y de policía, el cumplimiento de su misión y del mando sobre los uniformados.

El almirante (r) Luis Alberto Ordóñez, expresidente del Cuerpo de Generales y Almirantes, mostró preocupación por la experiencia que tenían los oficiales salientes en el desarrollo de las operaciones y que se pierde con su paso al retiro.

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“Las Fuerzas Militares están diseñadas para que quien llegue a los altos cargos vaya cumpliendo etapas que los van preparando. Cuando esas etapas se rompen y se brincan de esta manera tan brusca, pues claro que van a venir personas que tendrán unas calidades muy importantes, pero que no tienen toda la experiencia. Darle a un teniente coronel el cargo de un general es una ruptura inmensa y lo están exponiendo a que se ‘queme’ por falta de experticia”, puntualizó.

A su turno, John Marulanda, presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (Acore), dijo que en la agremiación están “relativamente tranquilos, con mucha expectativa de lo que sigue para las Fuerzas”.

Señaló que los tres ejes principales –la inteligencia, la logística y las operaciones– se mantienen: “Se fue el jefe, pero ahí quedaron los subalternos, quienes son los que verdaderamente tienen la información que le da vida a la estructura”.

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Marulanda indicó que en algunos sectores de los retirados se vio con buenos ojos la renovación de toda la estructura de las fuerzas y consideró que los cambios apuntan a que los altos oficiales entren en la línea de la política de paz total del Gobierno.

Erich Saumeth, analista e investigador en temas de defensa y seguridad, destacó la experiencia de los nuevos mandos en materia de derechos humanos.

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“Estamos viendo una cúpula muy afín al discurso presidencial, que conocen de fondo los temas de DD. HH. y DIH, pero en un momento coyuntural complicado porque seguimos amenazados por el terrorismo y el narcotráfico. Han salido casi todos los oficiales que han tenido algún tipo de cuestionamiento o investigación por derechos humanos sin que las investigaciones hubieran llegado a un fin”, dijo Saumeth tras señalar que esta será “una cúpula de transición y la próxima será una que represente los cambios de fondo que habrá en el interior de las Fuerzas Armadas”.

Consideró preocupante la salida de oficiales curtidos en temas de inteligencia y operaciones y la llegada de uniformados que van a ascender de grado, sin haber transcurrido el tiempo normal para esos efectos.

El coronel (r) Daniel Acosta, vocal principal de Acore, dijo que con cada nuevo gobierno son normales los cambios, pero que nunca antes han sido tan drásticos.

Añadió que se necesitarán entre tres y cuatro años para que toda la estructura se reacomode a los recientes cambios.

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Para el general (r) Javier Agustín Carvajal no hay un cambio de perfil en el mando porque todos los oficiales se gradúan de la misma escuela de formación, y señaló que el Gobierno podría acudir a tener como asesores a exmilitares para enfrentar la inexperiencia de los nuevos mandos.

Por no estar en la línea de mando, al desempeñar roles istrativos y no operacionales, el Gobierno decidió mantener en las Fuerzas a la general María Paulina Leguizamón Zárate, quien se desempeña como asesora jurídica del comando de las Fuerzas Militares y quien fue la primera mujer en llegar al grado de general en el Ejército Nacional.

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Ella tiene como misión asesorar directamente al Comandante en temas operacionales y el cumplimiento en el desarrollo de los mismos de la ley y protocolos internacionales, entre otros.

De igual forma, a la general Clara Esperanza Galvis Díaz, directora del Hospital Militar, quien está al frente de las labores en el campo de la salud de los uniformados y sus familias.

Y aunque las dos generales son más antiguas (llevan más años en la institución castrense) que el actual comandante de las Fuerzas Militares y del Ejército seguirán activas “para aprovechar su experiencia y conocimiento –Leguizamón es abogada y Galvis médico–, sumado al valor agregado que le dan a la cuota de oficiales superiores mujeres en el Ejército”, dijo una fuente militar a este diario.

En la Policía Nacional se encuentra fuera de la línea de mando el general Marco Aurelio Bolívar Suárez, quien a finales de julio fue designado primer Fiscal General Penal Militar y Policial de la Justicia Penal Militar.

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Bolívar es más antiguo que la subdirectora de la institución, la general Jaqueline Navarro, pero se considera que está en comisión y por ello se mantiene activo.

El general Bolívar es abogado de la Universidad Católica de Colombia, con un magíster en Derecho Procesal Penal de la Universidad Militar Nueva Granada y con varias especialidades en Justicia Militar.

Entre los cambios anunciados se conoció que Consuelo Díaz Álvarez es la primera mujer en ocupar el cargo de sargento mayor ante el Comando de las Fuerzas Militares, el puesto más importante y más alto de los suboficiales.

Díaz va a asesorar al general Hélder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares en el desarrollo de operaciones sobre terreno, y será la vocero de los suboficiales.

El viernes, el presidente Gustavo Petro se reencontró con la nueva cúpula durante la conmemoración de los 94 años del batallón Guardia Presidencial.

“Defender la democracia es defender la libertad. Defender la democracia y la libertad es defender la paz”, dijo el jefe del Estado. Y añadió que el Guardia Presidencial “tiene que ser la primera línea de la defensa de la democracia y eso implica una responsabilidad personal, obviamente intelectual, una responsabilidad patriótica, una responsabilidad con la Constitución”.

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