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Erradicación forzada de matas de coca no paró pese a pandemia
La Fuerza Pública ha despejado 14.572 hectáreas de narcocultivos, un promedio de 161 al día.
Más de 2.000 hombres de la Fuerza Pública adelantan la erradicación forzada de matas de coca en Tumaco. Foto: Carlos Ortega / EL TIEMPO
El soldado Camilo Andrés Martínez Rivas, de 18 años, falleció a finales de febrero en medio de las labores de erradicación forzada de cultivos ilícitos.
El uniformado, que se encontraba con su unidad militar en zona rural de Tarazá, Antioquia, activó de manera accidental una carga explosiva que las redes dedicadas al narcotráfico habían instalado para atentar contra los integrantes de la Fuerza pública e impedir su labor.
Martínez es, hasta ahora, el único uniformado que ha perdido la vida en esa labor este 2020, el año pasado fueron 9 militares y policías los que murieron en la lucha contra la cadena de producción ligada al narcotráfico.
Colombia es considerado el primer productor de cocaína a nivel mundial y, según el sistema de monitoreo Simci, de Naciones Unidas, que en su último informe, de 2018, señala que la producción estaba sobre las 1.100 toneladas métricas y se detectaron 169.000 hectáreas sembradas con matas de coca.
El gobierno de Iván Duque fijó como meta para este año la erradicación, por la Fuerza Pública, de 130.000 hectáreas de coca, sobre la base de una resiembra que se estima entre el 35 y el 40 por ciento.
Esta semana, en una sesión virtual ante el Congreso de la República, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, aseguró que se han venido desarrollando las actividades de erradicación forzada y que “estas no se han detenido” pese a la emergencia que se vive a nivel mundial por la pandemia causada por el nuevo coronavirus.
Dicha aspersión es necesaria y exitosa, tal como lo demuestra la experiencia histórica que tenemos. Resulta fundamental que se reanude más temprano que tarde
Trujillo le confirmó a EL TIEMPO que, precisamente, para apoyar la erradicación de cultivos de coca –que vienen adelantando 13.121 hombres del Ejército y la Policía– se contrataron para una primera fase 4.795 civiles que forman parte de los Grupos Móviles de Erradicación.
“Se han asignado 175.000 millones de pesos para la contratación de 200 de estos grupos en las cuatro fases de erradicación dispuestas para este año”, aseguró el ministro Trujillo.
De igual forma, este diario tuvo a un informe del Ministerio de Defensa que da cuenta de que entre el 1.º de enero y el 16 de abril se han erradicado 14.572 hectáreas de narcocultivos, para un promedio de 161 hectáreas al día.
Según el documento, se priorizaron los departamentos de Nariño, Norte de Santander, Putumayo (estas tres regiones concentran el 45,7 por ciento de los sembradíos ilegales), Córdoba, Putumayo, Antioquia, Caquetá y Chocó.
Bloqueos sociales
Uno de los problemas que enfrentan Ejército y Policía para adelantar las labores de erradicación son los llamados bloqueos sociales, que en lo corrido del año suman 996, especialmente en Putumayo, donde se reportan 439.
Las comunidades, incluyendo a mujeres y niños, salen al paso de los uniformados donde se va a empezar la erradicación de cultivos de uso ilícito y les impiden la labor; en respuesta, señala el Ministerio de Defensa, y “en pro de garantizar los derechos humanos y evitar una confrontación con las personas, es que los integrantes de la Fuerza Pública, si no llegan a un acuerdo con la comunidad, se van del punto”.
Son ocho los departamentos priorizados Foto:Ministerio de la Defensa
La cifras en el Catatumbo
Desde 2013, como parte de los acuerdos para levantar un paro agrario de grandes proporciones, se decidió que las actividades de erradicación de cultivos de uso ilícito se suspenderían en Norte de Santander.
Eso llevó a un crecimiento exponencial, pasando de 6.346 hectáreas en el 2013 a 33.598 en el 2018, las cuales se disputan el Eln, ‘los Pelusos’ y, ahora, las disidencias.
En marzo ingresó el Ejército a la zona, y ha logrado erradicar 661 hectáreas en la región del Catatumbo, y según el secretario de Gobierno de Norte de Santander, Juan Felipe Corzo, el proceso al inicio tuvo contratiempos con la comunidad.
“Hace mes y medio entró el Ejército a erradicar en zona rural de Sardinata, y esto produjo una serie de protestas de organizaciones campesinas, que originaron bloqueos”, le dijo a EL TIEMPO el funcionario, quien afirmó que el gobernador se apersonó de la situación “y logró un acuerdo con la población para que se facilitara el trabajo de la Fuerza Pública, el cual se viene desarrollando sin problemas”, puntualizó Corzo.
Históricamente, la otra zona con mayor afectación de cultivos ilícitos es Tumaco, en Nariño; allí se estima que se pueden producir entre 300 y 350 toneladas de cocaína año.
Fuentes civiles consultadas por este diario señalaron que la situación de orden público en zona rural de Tumaco “es muy grave” y destacan que en la actualidad, y no obstante la presencia de la Fuerza Pública, “son 12 redes criminales las que se disputan el control de la producción de la coca, los laboratorios y las rutas”.
Tan solo en Tumaco se estima que son más de 35.000 hectáreas sembradas con matas de coca, lo que atiza la disputa entre los grupos criminales. La cocaína la envían a través del océano Pacífico hacia Centroamérica.
Por eso, según las fuentes, allí hay presencia de emisarios de carteles mexicanos que están aliados o en disputa con la gente del ‘clan del Golfo’ y las disidencias, que se unieron en un solo grupo, el ‘bloque Sur’.
¿Regresará la aspersión?
El ministro de Defensa, Holmes Trujillo, aseguró que la Policía se encuentra tramitando ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales la modificación del Plan de Manejo Ambiental, con el propósito de adoptar mayor tecnología y precisión en el proceso de aspersión, de acuerdo con las herramientas tecnológicas disponibles.
Y reiteró que “dicha aspersión es necesaria y exitosa, tal como lo demuestra la experiencia histórica que tenemos. Resulta fundamental que se reanude más temprano que tarde, entre otras razones porque el debate no es sobre un herbicida. De lo que se trata es de combatir el narcotráfico, que baña de sangre distintas regiones de Colombia y envenena el ambiente”.