La cacería a 'Iván Mordisco', el disidente de las Farc y narco que le declaró la guerra a Colombia

Grupos de Fuerzas Especiales tanto de Ejército como de Policía –que suman unos 500 hombres– tienen la orden perentoria de ubicar, capturar y si es necesario dar muerte a Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco o ‘Iván Lozada’, jefe de una de las facciones del dividido ‘Estado Mayor Central’, a quien esta semana el gobierno de Gustavo Petro le cerró definitivamente las puertas a la ‘paz total’.

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El ministro de Defensa, Iván Velásquez, oficializó el 16 de julio que daba por terminado el cese del fuego con los 24 frentes aliados de ‘Mordisco’ y que la Fuerza Pública tenía la orden de activar las operaciones contra este grupo armado organizado. Es una orden que llega tras más de tres meses de violenta arremetida terrorista de los hombres de ‘Mordisco’ en el suroccidente del país.

Este delincuente, de 49 años, es hoy uno de los hombres más perseguidos en Colombia y quien tras amenazar –en respuesta al anuncio del ministro– el desarrollo de la Conferencia de las Partes, COP16, de Naciones Unidas, que se desarrollará en Cali, se considera como el enemigo número uno del país. ‘Mordisco’ es un curtido jefe guerrillero de las antiguas Farc que aprovechando la falta de claridad de la ‘paz total’ violó reiteradamente el acuerdo de cese al fuego bilateral pactado con el Gobierno (octubre de 2023) y desató una ola de violencia contra las comunidades indígenas en el Cauca y una seguidilla de acciones terroristas contra la población civil y la Fuerza Pública en Valle y Cauca.

De ‘Mordisco’ se sabe que nació en el Guaviare, que ingresó a las Farc como guerrillero raso, sobre los 20 años. En las filas de la subversión adelantó cursos en manejo de explosivos y francotirador; de hecho, inició su actividad criminal en el denominado frente ‘Armando Ríos’, con injerencia en zona rural de San José del Guaviare, frente muy ligado al tráfico de cocaína y las extorsiones. Para el 2012 llegó a jefe del frente Primero, donde se convirtió en uno de los mayores reclutadores de menores de edad a la fuerza, especialmente en resguardos indígenas.

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En 2015 fue capturado por el Ejército Nacional, pero sin mayor explicación ‘Mordisco’ recuperó su libertad a los pocos meses. En esa época ya se adelantaba la mesa de negociación entre las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos, y él abiertamente demostró su inconformismo ante la idea de dejar las armas. En esa línea, en junio de 2016 le envió una carta al Secretariado anunciando que se apartaba del proceso, convirtiéndose en el primer disidente de esa negociación.

Para ese momento ‘Mordisco’ era un verdadero capo en el oriente del país. Y el negocio era tan rentable que el hombre que envió el secretariado a convencerlo de volver a la mesa terminó aliado con él: era Miguel Botache Santillana, alias ‘Gentil Duarte’, quien terminó como jefe de esa disidencia hasta su asesinato en Venezuela (mayo de 2022), desde donde operaba a sus anchas. ‘Mordisco’ reasumió el mando en plena guerra por las rutas y cultivos de coca en la frontera contra la otra disidencia: la ‘Segunda Marquetalia’ de alias Iván Márquez.

La amenaza de ‘Mordisco’ creció desde el gobierno de Santos y durante el de Iván Duque. Pero fue en el de Gustavo Petro cuando alcanzó su máximo objetivo: ser reconocido como una organización política y no como un grupo criminal de narcotráfico puro y duro.

Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle, cabezas del equipo que negoció la paz con las Farc, han criticado también que en su afán por lograr una negociación el Gobierno habría terminado dándoles unidad a grupos disidentes independientes que ahora se arropan bajo el nombre, reconocido oficialmente, de ‘Estado Mayor Central’ de las Farc.

En los dos últimos años ‘Mordisco’ organizó paradas militares ante los medios, entregó obras en veredas donde sus hombres extorsionan, reclutan forzadamente y manejan la coca y siguió expandiendo su marca criminal, especialmente hacia el eje sur del Valle-Cauca -Nariño, que es una de las principales autopistas naturales del narcotráfico hacia el océano Pacífico.

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Lo que dicen las fuentes de inteligencia es que el reinado del terror de ‘Mordisco’ siempre tuvo un desafío en su segundo, Alexander Díaz Mendoza, ‘Calarcá’, que hoy sigue en la ‘paz total’ y consolidado como uno de los principales extorsionistas del país a pesar de las negociaciones.

Esta semana, la facción de ‘Calarcá’ denunció que ‘Mordisco’ le había declarado la guerra. Los dos jefes ilegales se mueven por el oriente del país, en límites entre Meta y las selvas del Guaviare. Con las nuevas reglas del cese de fuegos, ‘Mordisco’ puede ser golpeado por la Fuerza Pública en todo el país. Se empieza a corregir así, aunque con serias dificultades logísticas, una situación que muchos denunciaban: que el capo que declaró la guerra terrorista que ha golpeado el suroccidente se refugiaba tranquilo en una zona del país donde estaba blindado por la tregua.

EL TIEMPO reveló esta semana que la Fuerza Pública tiene un plazo de 45 días para dar resultados contra cinco “blancos priorizados”, uno de ellos ‘Mordisco’, a quien la inteligencia de la Policía le viene desarrollando una actividad de rastreo. La idea es tener sus coordenadas para que los hombres del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, Ccoes, de las Fuerzas Militares lo neutralicen –capturen o den de baja–. La búsqueda se concentra en el oriente del país, pero no se descarta que busque pasar la frontera hacia Venezuela, donde sabe que podría estar a salvo.

De hecho, hace 20 días se logró una imagen del jefe disidente tomando tinto, cerca de una chalupa antes de atravesar un río. De hecho, este diario el 20 de junio publicó que las Fuerzas Especiales lo habían tenido a 160 metros –en la mira de un tirador de alta precisión– pero que por el cese al fuego en ese momento vigente, no pudieron proceder.

Enterados de la operación contra ‘Mordisco’ señalaron a EL TIEMPO que el capo no pasa dos noches en un mismo lugar, que se está moviendo con un esquema de seguridad de 10 hombres (protegidos por anillos de seguridad más amplios) y que quiere mantener un bajo perfil. “Teme que lo traicionen y lo entreguen”, dijo la fuente.

El poder económico de ‘Mordisco’ se concentra en el tráfico de cocaína, la que se mueve por Norte de Santander, Putumayo y Nariño. Aunque tiene nexos con Venezuela, el jefe disidente sabe que la oficialidad de ese país es más cercana a ‘Iván Márquez’. Por eso en los últimos meses, a través del frente ‘Urías Rendón’, logró sociedad con ‘los Choneros’, la red criminal más grande en Ecuador, que trafica la cocaína para el cartel de ‘Sinaloa’.

Alicia Liliana Méndez - Redacción Justicia - @JusticiaET - [email protected]