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La teniente a cargo de perseguir en el mar cargamentos de coca de narcos
La teniente de corbeta Leidy Beltrán hace parte del grupo de guardacostas en Tumaco, Nariño.
La teniente de corbeta, Leidy Beltrán Contreras, comandante de bote de reacción. Foto: César Melgarejo. ELTIEMPO.
“Full avante” fue la voz de mando que lanzó la teniente de corbeta Leidy Yurani Beltrán Contreras, de 27 años de edad, a la tripulación de su bote RR, que es una unidad de reacción rápida, tipo Apóstol, que alcanza una velocidad máxima de 52 nudos, unos 90 kilómetros por hora, al servicio de la Armada Nacional.
Al dar esa orden, el personal entendió que se iban a desplazar a la máxima potencia del bote para perseguir una lancha tipo Go-Fast, tripulada por dos hombres, quienes al parecer transportaban cocaína.
Mi comandante me entregó las posibles coordenadas para ubicar la lancha, de inmediato empezamos las labores de patrullaje sobre las aguas del océano Pacífico
Inteligencia de la Fuerza Naval del Pacífico recolectó información, a través de fuentes humanas y medios técnicos, que daba cuenta del envío de un cargamento de cocaína que fue embarcado en el sector de Bocagrande, Nariño, y que tendría como destino Centroamérica, donde muy seguramente llegaría a los carteles mexicanos.
“Mi comandante me entregó las posibles coordenadas para ubicar la lancha, de inmediato empezamos las labores de patrullaje sobre las aguas del océano Pacífico y cuando la tuvimos identificada, procedimos a acercarnos”, le relató a EL TIEMPO la oficial. “La tripulación de la Go-Fast nos vio y se dieron a la fuga”, dijo la teniente, quien hace parte del grupo de guardacostas de Tumaco como oficial operativa y como comandante de unidad, un bote RR.
De acuerdo con la teniente de corbeta, quien estuvo al frente de la operación, se mantuvo el bote de reacción rápida a su máxima velocidad y tras unos 40 minutos de persecución lograron interceptar la lancha blanco de la operación a ocho millas náuticas al sur de las costas de Tumaco.
Como autoridad marítima, procedieron a abordar la embarcación y a custodiarla hasta la base de guardacostas en Tumaco. Allí, con el acompañamiento de la Policía Judicial y la Fiscalía revisaron la lancha y encontraron 23 costales con 459 paquetes rectangulares, los cuales fueron sometidos a la Prueba de Identificación Preliminar Homologada (PIPH), que dio positivo para cocaína, con un peso total de 458 kilos.
El valor de esa droga en las calles de Estados Unidos hubiera llegado a los 450.000 dólares, pero para la teniente de corbeta lo más importante es que se evitó que más de un millón de dosis llegaran a las manos de niños y adolescentes.
Beltrán es una de las 2.208 mujeres (de ellas 1.024 son civiles) que hacen parte de la Armada Nacional; ingresó a la institución en 2018, a la escuela como cadete naval profesional, luego de graduarse, en 2016, de ingeniera ambiental de la Universidad Central en Bogotá.
“Mi motivación para ingresar a la Armada Nacional fue mi sentido de servicio al país, estoy segura de que desde aquí puedo dar lo mejor de mí, desde una institución pilar en el respeto de los derechos, la ley y que a la par trabaja por el cuidado del medioambiente”, puntualizó la mujer.
Desde que ascendió al grado de teniente de corbeta ha estado en Cartagena y de allí pasó a Tumaco, al grupo de guardacostas donde ha logrado sobresalir y hoy, al mando de una unidad de reacción, es responsable de la integridad y vida de sus cuatro o cinco subalternos, dependiendo de la operación que se desarrolle.
Señaló que como guardacostas tienen 14 funciones establecidas, la prioritaria: salvaguardar la vida humana en el mar, a lo que se suman operaciones de interdicción en la lucha contra el narcotráfico, frenar la pesca ilegal y el cuidado de la vida marina. Y, como comandante de unidad, “es vital y de suma importancia que, si salimos 4 o 5, regresemos esos 4 o 5”, puntualizó.
En la costa Pacífica se ubican cuatro bases de guardacostas, vitales en las operaciones de interdicción. Foto:César Melgarejo. ELTIEMPO.
Las mujeres que hacen parte de la institución son un valor agregado para la Armada como oficiales, suboficiales o a través de sus actividades como civiles
La teniente de corbeta afirmó que sus compañeros la tratan con mucho respeto y amabilidad y en medio de risas dijo que los cuatro hombres a su mando son de diferentes regiones del país, "lo que se ha convertido en un aprendizaje diario”.
Beltrán, quien tiene en su mamá (quien vive en Bogotá) el motor de su vida, aseguró en tono fuerte que se siente una mujer empoderada, que goza de todo el apoyo de su institución y que por eso se siente segura en cada operación que concreta.
Para el contralmirante Orlando Alberto Cubillos Chacón, comandante de la Fuerza de Tarea contra el Narcotráfico ‘Poseidón’, con puesto de mando en Tumaco y adscrita a la Fuerza Naval del Pacífico, el papel de la mujer en la Armada es plenamente reconocido.
“Las mujeres que hacen parte de la institución son un valor agregado para la Armada como oficiales, suboficiales o a través de sus actividades como civiles”, aseguró al destacar que en cada labor que se desempeñan sobresalen y que hoy en día son la base de grandes operaciones que se desarrollan en todos los frentes de la institución.
El grupo de guardacostas tiene cuatro bases a lo largo de la costa Pacífica, cubriendo 1.300 kilómetros de costa, y es parte del engranaje en las operaciones de interdicción en una de las zonas desde donde más cocaína procesada sale del país.