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‘Para nosotros, la prioridad es la erradicación voluntaria’

Pierre Lapaque, afirmó que es más efectivo ofrecerles a los campesinos un cambio de vida.

Pierre Lapaque

Pierre Lapaque Foto: UNODC

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Pierre Lapaque, el representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en Colombia, en entrevista con EL TIEMPO se refirió al informe preliminar del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) que le entregó al Gobierno esta semana y que evidencia que los cultivos de coca se redujeron en un 7 por ciento, pero la producción de cocaína se incrementó en un 8 por ciento porque los narcos han tecnificado los cultivos.
Asegura que la Fuerza Pública ha cumplido con la tarea, pero que la erradicación forzada debe ir de la mano de la erradicación voluntaria, y que pese a la coyuntura, no es el momento del regreso de la aspersión aérea.
¿Qué influyó en la reducción de los cultivos de coca?
Hay varios factores. Tenemos que recordar que entre 2017 y 2020 bajó de 171.000 hectáreas a 143.000, una reducción del 17 por ciento en tres años, y solo en el último año bajó en un 7 por ciento, eso porque hubo un trabajo muy fuerte de la Fuerza Pública.
El año pasado, ellos erradicaron algo así como 130.000 hectáreas de matas de coca; pero al mismo tiempo, en los últimos tres años –no hablo del último año porque ahí hubo poco– también tuvo un efecto la erradicación voluntaria de los excocaleros que eligieron pasar de una vida de ilegalidad a la legalidad.
Eso para nosotros es absolutamente fundamental; ese trabajo debe continuar. Las cifras de hoy son cercanas a las del 2001, quiere decir que finalmente no han cambiado mucho las hectáreas con coca. En 2001 había 137.000 hectáreas y ahora 143.000. La tendencia de la curva fue siempre a subir, pero la buena noticia es que en los tres últimos años bajó.
Y el incremento de la producción de cocaína...
Hay cuatro factores que inciden en la calidad de cocaína que se produce: primero, la cantidad de hectáreas sembradas con coca; segundo, la cantidad de hoja que se produce en esas hectáreas; tercero, la cantidad de alcaloide que hay en esas hojas, y cuarto, la capacidad de los procesadores primarios para extraer este alcaloide. Hay que recordar que básicamente en cada hoja de coca hay entre 0,81 y 0,82 % de alcaloide, que es nada.
En el caso de Colombia, esto es solo el primer factor, es decir, la cantidad de hectáreas sembrada con coca bajó, pero los otros factores están en aumento y eso es la realidad. Hay cosas sobre las que el Gobierno puede actuar, pero hay otras en las que el Gobierno tiene muchísimos problemas.
¿Como cuáles?
Por ejemplo, que tengan ingenieros químicos que puedan extraer más cocaína de la hoja, eso no está en manos del Gobierno, que tengan cómo arreglar la densidad de siembra son temas sobre los cuales el Gobierno no tiene cómo actuar, pero hay cosas sobre las que se puede actuar, como las hectáreas sembradas, las incautaciones, además puede actuar en los enclaves productivos en zonas donde hay cultivos.
Y la resiembra...
Hay tanto dinero generado por los cultivos ilícitos por la cocaína... Son cifras enormes: entre 100 y 140 billones de dólares al año. Pero todo este dinero no se queda en Colombia, es a nivel global, la mayor parte de este dinero se está generando fuera del país y se queda fuera del país.
La única cosa es que los cocaleros elijan cambiar su vida, porque cuando pasan a la erradicación voluntaria la resiembra por hectárea es bajísimo, del 1 por ciento. Donde la erradicación es forzada la resiembra es más alta, está entre el 40 por ciento, hay algunas zonas donde la resiembra llega al 50 por ciento.
Para nosotros en la ONU es importante que haya más oferta, lo que yo llamo ‘la oferta de cambio de vida’ a los excocaleros, a los campesinos, diciéndoles: “aunque tú hagas o no hagas erradicación voluntaria o forzosa, el Gobierno, el Estado, las instituciones van a entregarte –si estás de acuerdo– una ‘oferta de cambio de vida’”; puede ser coca contra cacao, café, caucho, lo que sea, crearía una situación atractiva y así la mayor parte de los campesinos van a ir a erradicar de forma voluntaria y a cambiar su vida.
Insiste en retomar los programas de sustitución voluntaria...
Eso es absolutamente fundamental. Hemos visto una reducción significativa de los esfuerzos para incorporar nuevas familias, no solo en temas de erradicación voluntaria, la oferta de cambio de vida debe ser en cualquier tema. Si el campesino no quiere, en ese caso solo la erradicación forzosa va a funcionar.
Desafortunadamente, lo que quiero decir es que Colombia está produciendo el 70 por ciento de la cocaína en el mundo. Yo entiendo perfectamente que ningún país en el mundo, que Colombia, que una democracia, puede aceptar ser el productor principal del 70 por ciento de una droga a nivel mundial, y lo voy a decir, son importantes los esfuerzos que Colombia está haciendo, son fundamentales, y tocan no solo a Colombia, porque hay que recordar que toda esta cocaína no se queda afuera, hay una parte importante, que va subiendo cada año, que se queda aquí, y por ello hay un aumento de consumo de coca cada año. Hay que hacer esfuerzos: erradicación voluntaria, erradicación forzosa, pero hay que utilizar todas esas herramientas.
Aspersión cultivos coca

Aspersión cultivos coca Foto:Federico Puyo. El Tiempo

¿Debe regresar la aspersión aérea?
No me parece ahora una herramienta fundamental. Porque en el país hay mucha controversia en contra del glifosato, por muchas razones, no quiero entrar en esta polémica; hay problemas potenciales de salud, de medioambiente, y la mayor parte de los colombianos no quieren. Nosotros como organismo internacional no tenemos que decirle al Gobierno lo que tiene que hacer, es decisión del Gobierno fumigar o no, pero con las dificultades que el Gobierno tiene ahora hay un riesgo de reiniciar eso, entonces no lo veo, pero puedo equivocarme. No veo que ese proceso se dé ahora o en los próximos meses, pero es su decisión.
¿Dónde no puede funcionar la erradicación voluntaria?
En los enclaves productivos, donde hay una alta concentración de grupos armados y de campesinos que trabajan bajo mucha presión, bajo la presión de morir. Aquí es difícil que solo la Fuerza Pública pueda actuar. En 2020, la Fuerza Pública erradicó 130.000 hectáreas, pero el balance o reducción neta fue de 12.000 o 13.000 hectáreas. Eso es una realidad, porque pasaron de 154.000 hectáreas en 2019 a 143.000 en 2020. La erradicación voluntaria fue muy poca, solo 700 hectáreas; entonces 130.000 hectáreas de erradicación forzosa, 700 hectáreas de erradicación voluntaria y al fin y al cabo solo bajó 12.000 hectáreas. Las cifras hablan por sí mismas.
¿Cómo está la situación en zonas protegidas: parques nacionales, comunidades indígenas o afro?
En lo que se llama zonas de manejo especial, que son las que menciona, hay entre 48 y 50 por ciento de la coca, y eso es porque son zonas donde el Gobierno, la Fuerza Pública no pueden entrar de forma fácil, hay que pedir permiso a las comunidades, hablar, y eso hace que los narcotraficantes se sientan más protegidos; saben por ejemplo que no se puede hacer fumigación, incluyendo la fumigación manual en los Parques Naturales Nacionales, y por eso son zonas ahora de alta concentración de hoja de coca, de mata de coca.
¿Usted cree que se podrían legalizar las drogas en Colombia?
Esa es la pregunta del millón de dólares. La respuesta es muy fácil. No es la posición de UNODC, nosotros somos la Secretaría de la Comisión de las Drogas a nivel mundial, es la visión de los Estados , incluyendo Colombia, de decir si quieren legalizar o no quieren legalizar. A la fecha, no hay un país en el mundo que haya legalizado la cocaína o heroína, que son consideradas drogas duras. Hay varios países que legalizaron el cannabis, no hay muchos, pero el tema de la legalización, primero, es un tema que queda en manos de los Estados miembro dentro de esta comisión antinarcóticos, y después, nuestro papel no es decir si es una buena cosa o una mala cosa.
Lo que quiero decir es que antes de legalizar cualquier cosa hay que hacer estudios, porque no es legalizar por legalizar, es ver el impacto que se puede tener, no solo a nivel de salud, a nivel socioeconómico, a nivel de desarrollo, es la visión que tiene un impacto fuerte, es decir, al legalizar es superdifícil regresar a la ilegalidad de la droga, entonces hay varios países que hicieron este trabajo, hubo éxito en algunos y menos éxito en los otros. ¿Colombia qué quiere hacer?, hay que ver.
(Por contexto, podría ser de su interés leer: La Policía ubicó el mayor centro de cultivo de marihuana ‘creepy’)
¿Qué recomendaciones haría para mejorar la lucha contra las drogas?
Primero, continuar, porque como bien lo he dicho no se puede parar, el país no puede funcionar produciendo el 70 % de la coca en el mundo; segundo, trabajar más a nivel internacional, es importante que haya una buena cooperación internacional, a nivel policial, de las fiscalías, porque no sirve de nada erradicar por erradicar si no hay un desmantelamiento, una desactivación de los grupos criminales.
Tercero, no se pueden aplicar las mismas estrategias en todos los territorios, y hay que trabajar con las comunidades porque no sirve para nada llegar, erradicar, irse, y al día siguiente van a resembrar. Hay que trabajar de la mano, ofrecerles a las comunidades y a los excocaleros un futuro mejor, una opción de vida distinta y, obviamente, para nosotros, la prioridad es la erradicación voluntaria, realmente porque tiene sostenibilidad.
ALICIA LILIANA MÉNDEZ
Subeditora Justicia
En Twitter: @JusticiaET

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