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Entrevista
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‘El Gobierno está en la oportunidad de corregir su curso’: Paola Lozano
La única colombiana reconocida en el 'ranking' mundial de abogados dedicados a fusiones y adquisiciones empresariales habla sobre la actual presidencia, de su trayectoria laboral y del gran peso que cargan las mujeres en su sector.
Paola Lozano abogada Colombiana durante una entrevista concedida a EL TIEMPO. Foto: Mauricio Moreno.
Por tercer año consecutivo, la prestigiosa editorial británica Chambers & Partners, que ejerce veeduría sobre la actividad de los abogados y bufetes más prestigiosos del mundo, cataloga a la jurista bogotana Paola Lozano Ramírez en la primera banda, es decir, en el primer lugar de los abogados dedicados a fusiones y adquisiciones empresariales en toda América Latina.
Lozano es la primera mujer en el mundo que ocupó el primer puesto en esta medición aclamada por los seguidores de la industria legal. La experta en derecho corporativo lleva tres décadas, de sus 54 años, viviendo en los Estados Unidos y consolidándose en Nueva York como una de las referentes en operaciones empresariales que se cuantifican en miles de millones de dólares.
Actualmente, es socia de la firma Skadden y líder de su departamento corporativo para Latinoamérica.
De visita en Colombia, EL TIEMPO dialogó con la jurista sobre cómo percibe al país y el camino que se abrió como mujer, madre y latina en el derecho de Estados Unidos.
Ella es la única colombiana reconocida en el 'ranking' mundial de abogados dedicados a fusiones y adquisiciones empresariales Foto:iStock
¿Cómo percibe la situación actual en Colombia?
Complicado. Es preocupante. Nosotros tratamos de mantenernos optimistas, pero sí es cierto que la falta de seguridad jurídica, los cambios un poco radicales de políticas que afectan al sector financiero y que afectan ciertas industrias, incluyendo al sector de salud, son muy graves. Porque nosotros necesitamos que haya apetito de inversión extranjera, que haya apoyo a la industria, apoyo a la empresa de todos los tamaños. No solo a la gran empresa, sino a la mediana empresa. No hay progreso si no hay apoyo.
Entonces, esta percepción de algunos gobiernos en América Latina que están en contra de los empresarios, cambiando las reglas de juego permanentemente, con decisiones que son el equivalente a expropiar, preocupan mucho a los inversionistas extranjeros.
Nosotros hemos tenido muchos casos, por ejemplo, de fondos internacionales que tienen disponibilidad de efectivo para invertir en Colombia, pero que dicen ahorita no, vamos a ver qué pasa. Hay ciertas industrias que se mueren de pánico. En el sector de salud lo que está pasando es muy grave.
¿Cuando un fondo le dice “ahorita no”, se refieren al gobierno de Gustavo Petro?
Sí, y vamos a ver cómo corrigen. O si no corrige curso el gobierno de Petro, pues están en la oportunidad de corregir curso. Yo trato de tener fe. Pero en este momento, con los bandazos que han dado, con la retórica y con las medidas que han sacado, pues hay mucho inversionista extranjero que dice: “En este momento no estoy dispuesto a meterle un monto de inversión significativo a Colombia”. Hay otros que de pronto ven que cuando pasa eso los precios de compañías colombianas se bajan y entonces entran, pero eso no es lo que queremos. Lo que queremos es tener más gente entrenada al tope acá, no queremos fuga de capitales para invertir acá y eso está sucediendo. No queremos fuga de cerebros y de gente preparada.
Cuando la gente ve que no hay oportunidad, que a la empresa la están quebrando, que no la están apoyando para seguir, que tiene una carga fiscal muy difícil, que tiene la posibilidad de que le expropien o le cambien las reglas y que el tema de seguridad personal se deteriora, pues no se vuelve un sitio atractivo para invertir.
Colombia estuvo durante muchos años hasta arriba de los rankings de inversión extranjera para América Latina. Y nosotros compartimos eso con otros países.
Paola Lozano, abogada colombiana, durante una entrevista concedida al diario EL TIEMPO. Foto:Mauricio Moreno.
Usted habla de corregir el curso. ¿Cómo?
Chile siempre estuvo en los primeros lugares, en un lugar muy privilegiado, hasta que hubo un susto parecido, si recuerdas, con las marchas y la destrucción en Chile, que era en ese momento un cambio un poquito hacia esas políticas menos amistosas hacia el empresario, hacia el desarrollo, hacia el capitalismo. Allí, Chile bajó lo que era, pero corrigieron curso. Hubo la constituyente y no pasó y los inversionistas volvieron a decir: “En Chile nos reciben, nos respetan, nos van a mantener las normas, vamos a volver aquí”. Acá estábamos muy cerca de Chile y muy arriba. Hoy preocupa por este deterioro tan significativo de la seguridad jurídica, de la personal, del apoyo a la industria, de la retórica del Gobierno contra empresarios e industrias. Es que el empresario no puede ser el enemigo. A la empresa colombiana hay que protegerla a toda costa.
¿Qué significado tiene estar en la banda uno de Chambers & Partners?
La revista Chambers lleva sacando publicaciones por más de cinco décadas, es una de las más prestigiosas en todo el mundo. Ellos hacen un sistema de verificación de experiencia y satisfacción del cliente, y el ranking también aporta tus competidores en el mercado. La revista Chambers mira tu experiencia específica, en transacciones específicas en las que has participado. Habla con tus clientes y luego además habla con tus contrapartes y tus competidores y les pregunta cómo es trabajar contigo. Tú no puedes pagar para estar en una banda. Es exclusivamente basado en el reporte específico que hacen cada año con estas personas que han trabajado contigo.
Entonces, estar en banda uno es muy significativo porque quiere decir que tus clientes han estado en un nivel de satisfacción más alto y que incluso tus colegas también te ven como una de las personas más experimentadas y exitosas en esa área. Y en esta calificación de los abogados de fusiones y adquisiciones de firmas internacionales nunca había habido una mujer de ninguna parte del mundo y yo soy la primera mujer. Este es el tercer año consecutivo en el que estoy ranqueada en la banda uno.
La abogada se refirió al tema de la igualdad de género en su profesión. Foto:Martín García. ELTIEMPO
¿A qué cree que obedezca que no haya más mujeres?
Esa área del derecho general, históricamente, ha sido muy dominada por hombres.
Primero, sabemos que la labor de las mujeres ha sido un poquito más difícil porque no hace demasiados años que nos ven como iguales en las labores profesionales. Entonces tarda un tiempo en que empiecen, primero, a contratar muchas mujeres, a darles el mismo tipo de oportunidades, luego, a promoverlas para que lleguen hasta socias.
Yo soy socia y además líder de grupo de América Latina. Eso tarda un tiempo. Además, fusiones y adquisiciones es una de las más intensas porque requiere que entregues tu tiempo y responsabilidad al 100 por ciento. Nosotros hablamos de compañías muy grandes. Yo hago muy pocas por debajo de los 100 millones de dólares. Estamos hablando de transacciones de hasta 5 mil millones de dólares. Cuando a ti te contratan para eso, la expectativa del cliente es que a la hora que sea, el día que sea, tú estés disponible. Evidentemente, sabemos que es un poco más difícil cuando eres mujer y madre. Cuando eres mujer y madre es un compromiso más complejo que hasta ahora la sociedad está evolucionando para entender que uno lo puede hacer. Yo sufro un poco porque contrato mujeres fantásticas y veo que la sociedad o sus familias mismas no las apoyan para ese grado de compromiso. Ha tardado tiempo incluso para que los clientes piensen en una mujer cuando plantean una transacción difícil y necesitan alguien agresivo, que sepa de todo, pero que se haga entender y que no se intimide.
Hay una percepción que estamos comenzando a cambiar y es que una mujer puede ser todo al tiempo: inteligente, juiciosa, charming, fuerte, difícil. Yo espero no ser la única, sino la primera de muchas abogadas. Y eso es un poco lo bonito de contar esta historia que la gente no sabe. Hay abogadas colombianas que quizá piensan ‘yo para qué me mato si nunca me van a poner de socia o de directora de grupo o nunca llegaré a estar ‘ranqueada’.
Y a las juristas se les hace más difícil no solo cuando son madres, sino por temas como el acoso y los roles de género...
Sí, yo he contado con mucha suerte, afortunadamente, en este sector, ese cuidado que ahora están teniendo en todo el mundo lo han tenido por muchas décadas ya. En mi firma yo no he sufrido acoso sexual nunca, afortunadamente. Pero sí sucede. Y sucede la percepción. Incluso por debajo del acoso suceden cosas que es como un poquito más intangible. Te doy un ejemplo, la gente que ya me conoce sabe que me he ganado el respeto a punta de mucho trabajo y sacrificio; pero si yo tengo un cliente nuevo que no sabe quién soy, en la primera instancia hay gente que todavía viene y me dice: “¿Dónde está el socio líder?”. Y yo les digo: yo soy el socio líder.
Le dicen: “Yo prefiero hablar con un hombre”...
Todavía hay una percepción en que a la mujer le toca probarse más que al hombre. Tú llegas, puede que no sea acoso, pero están hablando entre ellos y no te incluyen en la conversación porque la percepción es distinta o sienten que tú no va a saber de golf o de fútbol.
¿Cómo fue abrirse campo en el derecho en los Estados Unidos siendo mujer y latina?
Es un proceso de muchos años. Cuando tú eres abogado de derecho civil –que son los sistemas de todos los países latinoamericanos y varios de los europeos, que es distinto al common law de los ingleses y norteamericanos–, para poder siquiera que te dejen ejercer, tienes que sacar un número de créditos, hacer mínimo el posgrado. La mayoría de la gente, si tiene recursos o le dan una beca, lo puede hacer en un año. Ese máster en Derecho es para validar que, además de ser abogado de derecho civil, puedes ser abogado de derecho estadounidense. Yo lo tuve que hacer en dos años porque no quería perder mi trabajo. Lo logré en un intercambio. Cuando llevaba muchos años en Estados Unidos, ellos –Skadden– me seguían extendiendo el estatus como visitante. Pero dije: “No quiero ser visitante, quiero ser socia”. Y les dio hasta risa el que ‘la niñita colombiana quiere ser socia y ni siquiera está itida’. Entonces negocié con ellos, me financiaron parte del posgrado y me dejaron hacerlo mientras trabajaba tiempo completo. Hice el posgrado en dos años en vez de uno por las noches, eso me tomó dos años adicionales a todo lo que ya llevaba de mi carrera y especialización en Colombia, donde trabajé con la firma Gómez Pinzón y Asociados.
Skadden también figura en la primera banda de Chambers & Partners...
Somos 1.700 abogados con 50 prácticas o más. Tenemos oficinas en Estados Unidos, Asia y en Latinoamérica. Ejercemos el derecho en Nueva York con transacciones locales en América Latina.
¿Y en Colombia qué clientes tiene?
Representé al Grupo Argos en la transacción reciente en relación con Nutresa. He trabajado con Cementos Argos en otras dos transacciones muy grandes, de más de 800 millones de dólares. Con el grupo Quala he trabajado. Vendimos operaciones de champús y otros elementos a Unilever. Con Celsia hemos hecho otras operaciones. Y otras con conglomerados familiares colombianos.
¿Cómo se siente ser responsable de un negocio de 5 mil millones de dólares?
Cada negociación que tú tengas le puede costar una cantidad de plata a tu cliente, puede tener impacto en los empleados, los impuestos. Entonces tú como abogado eres el director general de toda la transacción, preocupándote de que los intereses de tus clientes estén protegidos, entonces no hay margen de error. En esos niveles tú no te puedes equivocar porque el error no cuesta mil dólares. Lo que a mí más me gusta de los tamaños es que te encuentras con la gente más preparada y más dedicada. Mi mayor orgullo es cuando tú estás sentado en una mesa y sabes que la gente que tienes alrededor son los del directorio, la junta directiva. Es un nivel de preparación tan alto que te invita a educarte más y a aprender todos los días. Entonces tú nunca sabes lo suficiente.
¿Qué consejo les daría a las mujeres que quieren dedicarse al derecho comercial?
Les diría, primero, que no se asusten. A uno le dicen ‘uy, esa carrera es dificilísima y sobre todo para las mujeres, te va a tocar no tener hijos’. Y no, uno puede organizarse.
También, que sepan que es muy dependiente del esfuerzo que le pongan. Es decir, lo que vemos en Colombia y Estados Unidos es que el número de mujeres que estudian derecho es muy grande. Hay muchas universidades donde hay más mujeres que hombres, pero a las mujeres muchas veces las convencen de que esto es temporal, que entren a la carrera y luego hagan otra cosa distinta. Les digo que se la crean, no hay ninguna diferencia intelectual. Uno le demuestra a la gente que uno ni se acobarda ni trabaja menos. También hay una variedad muy grande en lo que puedes hacer como abogado comercial y la parte internacional está disponible.