Algunos de los candidatos más fuertes del partido de ‘la U’ para las elecciones de marzo se definieron en un patio de la cárcel La Picota. Los políticos regionales que llegaron hasta allí a visitar a los exsenadores
Bernardo Miguel el ‘Ñoño’ Elías y
Musa Besaile, presos por corrupción, fueron notificados de que los herederos de su poder electoral –casi 300.000 votos en el 2014– son de su propia sangre.
Musa designó como sucesor a su hermano Jhonny Moisés Besaile Fayad, en cuya hoja de vida aparecen como mayores logros haber sido, hace 20 años, alcalde de Sahagún (el pueblo natal de los ‘Ñoños’) y secretario de Gobierno del cuestionado exgobernador
Alejandro Lyons.Bernardo el ‘Ñoño’ Elías pensó primero en su esposa, Stephany Morris, que, además de sus votos, cuenta con el respaldo político de su padre, el exgobernador y exrepresentante de Sucre Eric Morris, el primer condenado por la ‘parapolítica’. Pero al final terminó apostando por una fórmula intermedia.
Para el Senado designó a Eduardo José Tous, un hombre de su entraña que, al igual que él, está mencionado en el expediente por los sobornos de Odebrecht. Y para la Cámara de Representantes ungió a su hermano, el novato Julio Alberto Elías Vidal.
Y, a diferencia de hace cuatro años, cuando la plata fluía a manos llenas y los actos proselitistas eran amenizados por reconocidos cantantes vallenatos, esta vez optaron por una campaña subterránea.
Si bien en la Costa se pueden ver unas cuantas pancartas con el sonoro eslogan ‘El que diga Ñoño’, se están moviendo más en redes sociales y con oficinas especializadas en manejo de crisis reputacional.
Desde cinco cuentas oficiales registran eventos, la mayoría en recintos cerrados, en los que reproducen los mensajes de sus patrones políticos, ahora divorciados por apetitos burocráticos y por las investigaciones.
Otra heredera de la saga de la corrupción en Córdoba es la
representante Sara Piedrahíta. Aunque había logrado esquivar las esquirlas del escándalo de corrupción que golpea a la gobernación de su primo, Alejandro Lyons, su situación se complica ahora.
Leonardo Pinilla, alias Porcino, socio del exfiscal corrupto
Gustavo Moreno, anunció que declarará en su contra. Y Guillermo Pérez, gerente de la IPS Unidos por su Bienestar, también
mencionó a la candidata de ‘la U’ entre los implicados en el ‘cartel de la hemofilia’.Pero Córdoba no es el único departamento en el que herederos de políticos presos o cuestionados están en plena campaña. Una situación casi calcada se vive en Sucre, Valle del Cauca, La Guajira, Meta, Santander, Arauca, Chocó, Caquetá y Casanare.
En este último departamento, el gran poder en la sombra es Jhon Jairo Torres, alias Jhon Calzones, a pesar de haber sido condenado y sacado del cargo de alcalde de Yopal.
En Arauca, el recapturado exgobernador Julio Acosta Bernal tiene una doble apuesta. Julio César Acosta, su hijo mayor y exconcejal de Bogotá, aspira al Senado. Y el menor, Camilo, a la Cámara. Los dos por Cambio Radical.
Y otro que, aun estando preso, sigue conservando su poder es el condenado exgobernador de La Guajira Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez, quien purga 55 años por un triple homicidio. Su hijo, Fernando Gómez Bacci, aspira al Senado por Opción Ciudadana, movimiento político que recogió los restos de colectividades golpeadas por el escándalo de la ‘parapolítica’.
“Nos preocupan los políticos que ponen a hermanos, esposas o algún familiar en otro partido político, pero que en el fondo se sabe que capitalizan votos de la misma familia. O, peor aún, que están capturados y tienen herederos en las listas de candidatos”, dice Camilo Vargas, de la Misión de Observación Electoral (MOE).
Esa organización también advierte que no obstante los anuncios y cambios en la legislación, el control de la financiación de campañas sigue siendo precario. Esa tarea está en manos de 9 magistrados del Consejo Nacional Electoral que, además de representar a los partidos políticos, deben vigilar las campañas de más de 2.700 candidatos al Congreso.
Apuestas en Sucre
Otro caso alarmante es el de Sucre. Allí, la pelea sigue siendo entre los mismos apellidos que ostentan el poder desde hace más de 25 años, a pesar de haber sido golpeados por escándalos como el de la ‘parapolítica’, el proceso 8.000 y hasta el de Odebrecht.
Aunque hace una semana perdió su curul por un fallo del Consejo de Estado, la discreta senadora Teresita García Romero está segura de que su clan seguirá en el Congreso. Ella heredó los votos de su hermano, Álvaro García Romero, condenado a 40 años por la masacre paramilitar de Macayepo. Y, ahora, Juliana Escalante, hija de Teresita, va para Senado por Cambio Radical.
En su hoja de vida, la joven incluye haber sido asesora del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Pero en Sucre dan por descontado que, con la maquinaria de su tío, repetirá el ‘milagro de Teresita’, que en 2010 regresó a Sucre, tras años como diplomática en Europa, y en una fugaz campaña logró 54.500 votos.
En ese departamento, uno de los más pobres y con más corrupción del país, reapareció el polémico Yahír Acuña, hijo político de
Enilse López, la ‘Gata’. Acuña, que en 2014 llegó al Senado por el movimiento de negritudes Cien por Ciento Colombia, ahora es la cabeza de Opción Ciudadana.
Su ficha para Senado es su esposa, Milene Jarava Díaz, que en 2015 fue derrotada en su aspiración a la gobernación. También apoya para la Cámara a dos de sus antiguos lugartenientes: José Carlos Mizger Pacheco (quien asumió su curul cuando él renunció en el 2014) y Candelaria Rojas Vergara, su segundo renglón en las mismas elecciones.
Por la mansión de Acuña, en el barrio Venecia (el ‘Miami’ de Sincelejo) desfilan a diario decenas de políticos locales y muchos mototaxistas, que son su fuerza proselitista.
Entre tanto, en un juzgado avanza un expediente que podría trabarle su maquinaria electoral. En los próximos días se definirá si los 200 millones de pesos que le incautaron en las elecciones regionales de 2015 pasan a manos del Estado y si prospera un proceso por enriquecimiento ilícito.
Opción Ciudadana apoya también la reelección en el Senado de Julio Miguel Guerra Soto, a quien no parece haber afectado políticamente el escándalo por corrupción que enreda a su padre, el exgobernador de Sucre Julio César Guerra Tulena. Su primo Antonio Guerra, de Cambio Radical, también sigue en campaña pese a que la Corte Suprema le abrió investigación formal porque supuestamente recibió 200 millones de pesos de las coimas de Odebrecht.
Y otro clan político que sigue enquistado en esa región es el de los Pestana. Su cabeza, Pedro Pestana, un prófugo, decidió que su hermana Yamina –uno de los palos electorales de 2014, con 85.000 votos en su estreno como política– no va más al Congreso. La mujer enfrenta una investigación por el saqueo de la EPS indígena Manexca, que los Pestana controlan hace décadas.
Su ficha para el Congreso es Carlos Gómez, quien aspira a contar con los votos de los indígenas zenúes que siguen las orientaciones de Pestana.
La ‘Gata’, que acaba de lograr una polémica casa por cárcel, también tiene sus fichas. Antonio José Correa busca reelegirse al Senado por Opción Ciudadana. Jorge y Héctor Alfonso López, los hijos de la condenada reina del chance, fueron sus padrinos para llegar al Congreso en 2010.
Con un equipo de 25 reporteros, incluidos sus corresponsales en Córdoba, Valle, Atlántico, Meta y Antioquia (entre otros departamentos), EL TIEMPO inicia desde este domingo una serie de informes e investigaciones para ponerles la lupa a caciques corruptos o cuestionados que intentan coronar a sus herederos en las legislativas de marzo e influir en las elecciones presidenciales.
UNIDAD INVESTIGATIVA Y JUSTICIA