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¿Está en riesgo la libertad de prensa? Vicky Dávila le responde a María Isabel Rueda
Vicky Dávila habla de los audios de Benedetti y de la investigación a la campaña de Gustavo Petro.
Una de las más exitosas y polémicas periodistas del momento es la directora de Semana, Vicky Dávila. Hablamos de su ascenso, de los audios de Benedetti y de la necesaria investigación de finanzas de la campaña Petro.
¿Llegó a imaginarse usted que la publicación de los audios entre Benedetti y Laura Sarabia iba a precipitar la renuncia de semejantes personas del primer anillo presidencial?
No era para menos. Lo que sugieren los audios es muy grave. Esa es la versión de Armando Benedetti, una de las figuras más cercanas a Petro desde la campaña. Él sabía por qué le decía eso a Laura Sarabia y para qué. Ojalá lo protejan a él y a su familia y pueda contar toda la verdad sobre la financiación de la campaña Petro.
Vicky Dávila rechaza declaraciones de Gustavo Petro. Foto:Archivo particular
¿Le parece rara la muerte de uno de los policías que aparentemente tuvo que ver con el polígrafo que investigó a la niñera y que había alcanzado a decirle a la Fiscalía que “quería hablar”? El ministro de Defensa desestimó su gravedad asegurando, como si fuera experto forense, que fue un suicidio…
Un hecho tenebroso. Es gravísimo que le quisiera hablar a la Fiscalía, pero no alcanzó y hoy está muerto. No sabemos qué presiones tuvo el coronel, coordinador de Protección Anticipativa de Palacio, como se llamaba su cargo. Pero debió saber muchas cosas, lo que explica que tantos estuvieran interesados en que no contara la verdad. Y saber que todo empezó con la denuncia de la niñera de Laura Sarabia, y vamos ya en un muerto…
El Presidente, enfurecido, ha llegado hasta a acusar a los medios, encabezados por 'Semana', de ser parte de la conspiración del ‘golpe blando’ que, dice, planean en su contra. ¿Este es un ataque directo de Petro contra la libertad de prensa en Colombia?
Semana solo ha cumplido con su obligación de informar. La reacción del Presidente es peligrosa. Solo él sabe si quiere pasar a la historia como otro Daniel Ortega u otro Hugo Chávez.
No hay duda de que usted ha colocado a 'Semana' entre los primeros lugares digitales con EL TIEMPO, lo cual ha sido una hazaña. Porque cuando la nombraron directora de la publicación, no solo vivió un día espantoso de renuncias colectivas, sino un año muy difícil. ¿Qué motivó eso?
Pasé 18 años en RCN y le debo buena parte de mi experiencia periodística. De ahí salí cuando fui objeto de todo tipo de presiones por mi investigación sobre la ‘comunidad del anillo’. Me costó lágrimas, amenazas a mi familia, persecución, quedarme sin trabajo y que me miraran como un desecho en el oficio…
Y luego arrancó con Julio Sánchez en La W…
En un momento difícil de mi carrera, Julio me dio una oportunidad en La W y se lo agradeceré siempre. Allí montamos un proyecto al mediodía, que pasó de 130.000 oyentes a 620.000 y millones de reproducciones en redes sociales. Luego me llamó Semana y acepté, para crear Semana TV. Siempre he creído en el presente y el futuro digital.
Árbitros colombianos en programa de Vicky Dávila en la W Radio. Foto:Captura de Facebook Live.
Pero, finalmente, ¿qué ocasionó esa crisis interna que sugería que hasta aquí llegaba 'Semana'?
De pronto el protagonismo de Vicky empieza a causar molestias. Semana, no nos digamos mentiras, era como una élite del periodismo, socialistas de estrato 6. Yo no pertenecía a esa rosca. Yo era Dávila, de Buga, y me veían de derecha. Me consideraban una simple presentadora, oficio muy difícil que a veces desprecian. Como me metí con el tema de Santos y Odebrecht y revelé el expediente de Uribe sin editar, a algunos periodistas no les gustó. Ellos querían manejar una agenda y yo me convertí en una piedra en el zapato.
¿Y cómo fue la gran explosión periodística interna en 'Semana' en su contra?
Tres semanas antes de ello habían nombrado a Ricardo Calderón como director de Semana. A Alejandro Santos lo nombraron presidente. Yo quedé como directora de todo lo digital. De pronto todo se complicó. Un 10 de noviembre amenazaron con renunciar.
Pero ¿cuál fue el detonante?
No nos digamos mentiras. Ellos querían que yo me fuera y pusieron sus cargos en la mitad… Gabriel Gilinski no se dejó presionar. Explotó todo esa noche, un golpe muy duro, todo el mundo decía que Semana se hundía, que se acababa. Me veían muy poquita cosa y sentían que eran mucho más que yo… Y había una lucha ideológica, porque yo no pensaba a la par de la línea editorial que traía Semana. Esa noche recuerdo que veía por Twitter que renunciaba uno y otro y otro, y no daba crédito a lo que pasaba.
Las renuncias de Ricardo Calderón y Alejandro Santos produjeron casi un efecto dominó en periodistas excelentes que trabajaban en 'Semana'. ¿Por qué?
Era un grupo muy compacto con una agenda muy marcada. Quisieron presionar a Gabriel Gilinski hasta lo que pudieran y él se mantuvo; es una persona de convicciones. Como a las once de la noche, me llamaron, él, Felipe López y la gerente Sandra Suárez, a decirme que querían que yo fuera la directora de Semana. Todo fue muy duro. Renunciaron hasta los columnistas; se quedó Salud Hernández, tan bella, muy especial ella. Del resto, casi todo el mundo apostando con gran deseo a que fracasáramos, incluyendo algunos políticos.
¿No les gustaba su ideología, o creían que no daba el ancho, o pensaban que usted tenía un toque muy amarillista?
Creo que todas las anteriores (risas). Que no iba a dar el ancho. Que no estaba a la altura, que no tenía un apellido de élite y que mis posturas editoriales no eran las correctas. Tengo la tranquilidad de que siempre actúo de acuerdo con mis convicciones y las defiendo.
¿Y lo de amarillista?
Se lo cambio por el término de cruda. A veces ser crudo puede ser interpretado como amarillista. Pero también, cuanto más crudos se muestren los hechos, más cercano a la verdad, ¿o no?
‘Comienza una nueva era’. Entré en shock, y me pregunté: a ver, ¿usted sabe hacer revistas? No. ¿Usted sabe hacer entrevistas? Sí. ¿Usted sabe buscar noticias? Sí. Entonces vaya p’adelante, mija, que p’atrás asustan… Y arranqué. Tengo la humildad de no creer que soy la dueña de la verdad y no me siento mejor que nadie. Los lectores aprecian eso y ha sido gran parte del éxito.
¿Alguna vez le rogó —voy a usar esa palabra— a alguna de esas estrellas del periodismo que se quedara?
No.
Apenas tres años y ya ha logrado ubicar a 'Semana' entre los medios más leídos que imponen la agenda noticiosa en el país, cuando no la impone Petro… ¿Cuál ha sido el secreto?
El trabajo en equipo, esto no ha sido Vicky. No soy una directora que aproveche su cargo para irse de almuerzo largo, no tomo trago, no ando en reuniones sociales, no me interesa irme a tomar un whisky con ninguna fuente. Soy así, medio solitaria, mi fuerza son los muchachos de la redacción, los periodistas, los editores, toda la gente que trabaja allí…
Y, desde luego, su familia…
Claro, mi familia y, además, creo en Dios.
¿Tan fanáticamente como el director de la Policía al que, de cierta manera, usted también tumbó con una entrevista?
(Ja, ja, ja) Para mí es Dios, mi milagroso de Buga, mi familia, mis hijos, mi mamá; soy intensamente familiar, esos son los amores de mi vida, y los periodistas con los que trabajo. No soy su jefe, soy su compañera.
¿Sus relaciones con Gabriel Gilinski, cómo son?
Buenas y respetuosas; lo que más le agradezco es que haya creído en mí, sin condiciones ni limitaciones.
Un punto polémico: hay quienes piensan que los Gilinski querían tener 'Semana' para apalancarse en una conquista legítima, pero de interés económico, como ha sucedido con el GEA. ¿Se ha sentido forzada a poner 'Semana' al servicio de esos intereses, ya no periodísticos, sino económicos, de la familia Gilinski?
Nunca. Es más, creo que muchas de nuestras publicaciones hasta los ha puesto en serios problemas. Le pongo un ejemplo. Si fuera por los intereses de los Gilinski, mucho mejor que no publicáramos nada que salpicara al Gobierno. Ahí se cae esa teoría. He podido publicar todo, sin hacer una sola llamada para pedir permiso: los ‘petrovideos’, todo el testimonio de Day Vásquez que involucra a Nicolás Petro. Y ahora estas últimas grabaciones, que han colocado al Gobierno en una situación muy difícil... Estoy segura de que eso les ha traído muchos problemas, muchos... Lo que más iro de Gabriel es que entiende perfectamente el oficio del periodismo. En cuanto a lo que nosotros hemos informado sobre el GEA, no puedo dejar de publicar las noticias relacionadas con el negocio más importante para el país en décadas, que tiene que ver con miles de empleos y con los intereses de muchas personas. Gabriel Gilinski es accionista de Semana, pero no es periodista de Semana y eso está muy claro.
Le tocaron las dos etapas de Semana. ¿Qué diferencia hay entre trabajar con Felipe López y con Gabriel Gilinski?
Felipe López es un ícono, el fundador, el inspirador, el periodista, un genio en este oficio. Lo respeto y le tengo inmenso cariño. También me dio mucha libertad. La diferencia entre ellos dos son las notorias: uno está empezando la vida. Cada uno en el momento adecuado. Los 40 años de Felipe en Semana eran su momento. Hoy es el de Gabriel. Él ha sacado adelante, con su distancia, con su respeto y con su respaldo, esta nueva etapa de Semana.
Vicky Dávila, directora de la revista Semana. Foto:Instagram @VickyDavilaPeriodista
Y con bastante genialidad, porque vio hacia donde debería girar 'Semana' para mantenerse económicamente viable… ¿Nadie lo ha buscado a él para callarla a usted?
Eso se lo tiene que preguntar a él (risas). Pregúntele y me cuenta porque nunca me ha dicho nada.
Me devuelvo un momento a lo de Benedetti. ¿Le costó publicar los audios?
No, y le voy a decir por qué. Una cosa es echar el discurso de que los periodistas estamos para buscar la verdad, y otra, buscarla de verdad. Con esas grabaciones entendí que se estaba armando una estrategia mentirosa para liberar de cualquier responsabilidad al Presidente y a Laura Sarabia. Había que publicar.
¿Y quién estaba detrás de esa estrategia? La impresión que yo tuve es que parecía como si hubiera algún interés en demostrar que Armando Benedetti la estaba utilizando a usted para presionar a Laura Sarabia. ¿Eso fue cierto?
No le puedo decir de quién, pero estaba en marcha. Usted sabe que así es. Fíjese que Armando Benedetti sale en la entrevista con Cambio a decir que no había nada contra el Presidente. Ahí yo me doy cuenta de lo que estaba gestándose… Y todas las personas que me conocen saben, incluido Daniel Coronell, que sería incapaz de hacer parte de una estrategia macabra de ese tipo. No sé por qué Daniel tenía interés en sugerir algo así.
Pero usted en una época fue muy amiga de Daniel Coronell…
Ese es un capítulo aparte. Yo lo quería muchísimo, lo respetaba y lo iraba inmensamente. Luego vino todo esto y creo que le conocí la verdadera cara a Daniel. Ya no lo quiero ni lo respeto.
Me da dolor escucharla hablar así, además de un colega del oficio, al que yo especialmente le tengo mucho cariño, por conocerlo desde hace muchos años…
Pues Daniel ahora me odia. Todo por un tema ideológico, no sé por qué más. Le voy a decir una cosa y espero que la publique. Coronell ha sido un muy acucioso investigador, ha denunciado grandes escándalos en Colombia, todo el mundo se lo reconoce. En el gobierno Santos, ¿cuáles fueron las grandes denuncias? ¿Fue el gran vigilante de su poder? La respuesta es no. Porque andaba detrás de que le dieran un canal de televisión, que le dieron. Ahora anda defendiendo a capa y espada al gobierno de Gustavo Petro y no sé por qué. Trató de lavarle la cara en medio del escándalo de La Picota, en plena campaña. A él Petro le dio la entrevista y empezó diciéndole: ¿qué significa dar papaya? Salió lo de Nicolás Petro y la entrevista también se la dio Petro a Coronell, para que lo salvara… Y ahora, mire lo que ha hecho, una entrevista con Armando Benedetti con preguntas ‘juguetonas’ diciendo que no había absolutamente nada. Me parece muy raro, porque Benedetti me dijo en una entrevista que supuestamente Coronell conocía una parte de los audios. ¿Por qué no los publicó? Ese Daniel Coronell melcochudo no es el Daniel que el país conoce. Y me causa mucha curiosidad en búsqueda de qué estará ahora. Lo cierto es que ha sido poco efectivo porque la aprobación de Petro está en el 30 por ciento. Él es un empresario. Yo no. Yo soy periodista solamente. Pero aquí, lo menos importante somos Daniel Coronell y yo. Él, que siga haciendo su oficio, y yo hago el mío.
Benedetti no ha desmentido que ayudó a conseguir para la campaña 15.000 millones de pesos…
Los audios salen de una conversación privada, que se dio a conocer por su carácter de interés público, incluso en un momento en el que Benedetti tenía listo ser superministro. Él no iba a decirle esas cosas a Laura Sarabia siendo mentira. La Fiscalía y las autoridades deberían investigar ese episodio de la financiación de la campaña de Gustavo Petro, porque es el segundo indicio grave después de las denuncias de la exesposa de Nicolás Petro. ¿Quién dio los 15.000 millones? ¿Está Maduro metido, o no? ¿Hay narcos metidos, o no? ¿Quiénes son esos aportantes que, según Benedetti, no eran “emprendedores”?
Usted es una mujer fuerte, pero la he visto llorando. ¿Alguna crítica que lo haya provocado?
Eso sí no se lo contesto. Pero a veces duele mucho lo que le dicen a uno. A mí no me compran con nada y así seguiré hasta que me muera.
Nota de la entrevistadora:
Conocida esta entrevista, Felipe López aclaró que aunque estima y ira mucho a Vicky Dávila, no tuvo participación en su nombramiento como directora de Semana, publicación que ya había vendido.