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La increíble historia de Jack Johnson y sus furiosos puñetazos al racismo
La grandiosa novela gráfica La pelea del siglo es uno de los acontecimientos editoriales de este año
La historia del primer campeón de boxeo negro es dinamita pura en cada una de sus páginas Foto: Caballito de acero
Ni siquiera los genios son inmunes a la imbecilidad; en la primera década del siglo XX, Jack London rogaba por un campeón blanco, una ‘gran esperanza blanca’, que evitara la mayor debacle para el boxeo: que un negro –un ‘piel sucia’, como gritaba un asqueroso público que añoraba los ‘buenos tiempos’ de la esclavitud– se quedara con el título mundial de los pesos pesados.
La pelea del siglo. Editorial Caballito de acero. Foto:Caballito de acero
Nadie le dio un puñetazo en la cara ni, por suerte, la horda de biempensantes se ha atrevido a ‘cancelar’ sus cuentos y novelas un siglo después.
Simplemente la realidad lo atropelló y lo dejó en la lona el 4 de julio de 1910, el día de la primera gran pelea del siglo: Jack Johnson contra James J. Jeffries.
Johnson fue el Muhammad Ali de su época; fue bocón, agresivo y valiente. No se dejó amedrentar por nada ni por nadie; condujo bólidos de carreras y retó a los campeones de automovilismo, tuvo un luminoso bar donde negros y blancos podían beberse un trago juntos y nunca olvidó que su madre fue una esclava; sabía lanzar puños como nadie –es un top ten de todos los tiempos– y, sobre todo, sabía dar un espectáculo fuera de serie. La editorial colombiana Caballito de Acero acaba de anotar un verdadero golazo con la publicación en castellano de la novela gráfica de Youssef Daoudi y Adrian Matejka. Porque entrar en las páginas de esta novela es –sin exagerar– estar a solo unos pasos del ring.
La creación del libro duró cinco años; Matejka se había enamorado del personaje y le había dedicado un libro de poemas, en algún momento entró en o con Daoudi, que entre otras maravillas había hecho una novela gráfica sobre Thelonius Monk, y lograron un clic sensacional. La novela tiene todos los trucos cinematográficos que puede tener el cómic, la rigurosidad de los biógrafos de James Joyce y Winston Churchill y la potencia narrativa de un locutor en Las Vegas el día de una pelea por el título mundial; hay momentos de la novela en los que es inevitable levantar los brazos o lanzar un puño.
La trama, por supuesto, gira en torno a la pelea en la que la supremacía blanca se puso en duda. Jeffries, el campeón blanco, se había retirado invicto con una trampa un tanto particular: ‘la línea de color’. Negros y blancos podían darse trompadas en el ring, pero nunca en una pelea por el campeonato; cuando Jeffries se retiró, el cinturón cayó en manos de Tommy Burns, y Jack Johnson decidió retarlo sin cesar. Lo persiguió por medio mundo hasta que en Sídney –presionado por el dinero de una pelea histórica–, Burns aceptó. Y, por supuesto, perdió. Johnson lo zurró sin piedad y las cámaras dejaron de filmar para que no quedara registro de la primera paliza de un negro a un hombre blanco.
Johnson hizo valer su título. Y los hombres blancos tenían que soportar a un ‘simio’ como campeón. Las caricaturas de la época –hechas por hombres blancos– no tenían ni un pelo de políticamente correctas, pero Johnson podía reírse, tenía la sartén por el mango y no contento con ser el campeón hizo algo ‘peor’: se casó con una mujer blanca. La indignación era general. Había que hacer algo. Y le pidieron a Jeffries, el Calderero, el gran campeón blanco, el hombre que podía darle golpes a un yunque de hierro, que dejara su granja y regresara al ring para darle su merecido al negro.
La pelea del siglo narra sus historias y registra cada detalle de la pelea; no ahorra un solo golpe, no es condescendiente con ninguno de los boxeadores y muestra sus luces y sombras. El prólogo de la edición colombiana merece un párrafo aparte: lo firma Luis Enrique ‘Chicanero’ Mendoza, uno de los campeones colombianos más emblemáticos de todos los tiempos, que no duda en calificar a Johnson como el primer ‘chicanero’ de la historia. Todo un placer