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La apuesta por abrirse a territorios más olvidados
En Antioquia se trabaja con diálogo para que haya un propósito regional y cerrar brechas sociales.
Analistas dicen que hay que enfocar la mirada a toda la región, no solo a Medellín y el Valle de Aburrá Foto: Archivo EL TIEMPO
Solo con proyectos colectivos que involucren al empresariado, a las organizaciones sociales, a la academia y a las autoridades locales y departamentales, Antioquia podrá disminuir las brechas sociales que hoy vive.
Esto se expresa desde diversos sectores que ya se han sentado a conversar para mirar cuáles son esos proyectos que necesita el departamento y que ven en la unión de esfuerzos la salida, como lo resume David Pérez, coordinador de la alianza ¿Pa’ Dónde Vamos?: “Medellín dejó de ser la ciudad más violenta del mundo porque fuimos capaces de unirnos: empresarios, universidades, autoridad, gobiernos, ciudadanía, artistas”. Se refiere al trabajo conjunto que se hizo en los años 90 para enfrentar la situación que se vivía a causa de las actividades del cartel.
Y es que, para algunos, en materia de desarrollo social, Antioquia está viviendo varios problemas y el principal tiene que ver con las desigualdades internas.
“Aunque Antioquia siempre ha tenido indicadores superiores a los de otros del país, las desigualdades en el mismo departamento son evidentes. Hay municipios con bajos ingresos, graves problemas de violencia y bajos indicadores de educación, salud y servicios básicos”, afirma Lina Marín, coordinadora de Conversaciones de Ciudad-Región.
En esto coincide Jaime Echeverri, vicepresidente de Planeación de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, y agrega que la pandemia de covid-19 agudizó aún más estas brechas, especialmente en las zonas rurales y municipios más pequeños. Como él, varios coinciden en decir que la situación de Medellín y en general la de la subregión Valle de Aburrá es muy diferente a lo que se vive en otros lugares del departamento.
“Antioquia necesita empezar a analizar nuevamente las necesidades de la región. La mirada que ha tenido el departamento ha sido hacia la ciudad de Medellín y su área metropolitana, pero no ha logrado generar vínculos y diálogos entre las distintas regiones”, analiza Pérez.
Antioquia está conversando
Ante este panorama, y por experiencias vividas, se vislumbran caminos de soluciones que pasan por el diálogo y la gobernanza colaborativa.
“El tema en Antioquia no es de falta de falta de plata, sino de pensar. Que haya un propósito regional específicamente asociado con cerrar brechas. Este conjunto de construcción de tejido social e institucional ha marcado por décadas a Antioquia, pero ese terreno que teníamos se perdió y se tiene que recuperar”, dice Echeverri.
Precisamente sobre esto ya muchos sectores se han sentado a dialogar, y ejemplo de ello son las 20 conversaciones Ciudad-Región que se están llevando a cabo desde hace un mes y la Agenda Antioquia 2040 (ver recuadros).
La Agenda 2040 será con las voces de toda la ciudadanía. Foto:ARCHIVO PARTICULAR
Uno de las zonas que más requieren atención es el Bajo Cauca y, para Proantioquia, lo que allí sucede se está viendo como un círculo virtuoso de oportunidades, desde la perspectiva de la construcción de paz en el departamento, a partir de la firma de los acuerdos de La Habana.
Y es que esta zona requiere urgente intervención porque allí se viven las consecuencias del conflicto armado y el narcotráfico. Según esta entidad, el año pasado el departamento pasó de tener 9.400 hectáreas de coca a 12.000 en el enclave del Bajo Cauca, en Valdivia y Tarazá. Llama mucho la atención el dato si se tiene en cuenta que en Colombia el número de hectáreas de estos cultivos se redujo: de 154.475 en 2019 a 142.783 en 2020.
Esta situación se da en gran medida, según la entidad, por la informalidad en la tenencia de la tierra, donde el ciento por ciento de los terrenos no tienen título de propiedad.
Es por ello que la Gobernación tiene la meta para este año de formalizar cerca de 454.000 predios rurales y urbanos, que equivalen a 2’900.000 hectáreas del departamento.
Otro de los proyectos, enmarcado luego de la firma del acuerdo de paz, tiene que ver con el desarrollo de Obras por Impuestos (mecanismo que surgió de la firma y que permite a las empresas pagar un porcentaje de su impuesto de renta mediante la ejecución directa de proyectos de inversión con impacto en las zonas más afectadas por el conflicto armado, conocidas como Zomac). Para el departamento, según información de Proantiquia, ya se tienen priorizados 17 proyectos, cercanos a los 600.000 millones de pesos.
El tema en Antioquia no es de falta de falta de plata, sino de pensar. Que haya un propósito regional específicamente asociado con cerrar brechas
Entre los análisis de esta entidad, se tiene como una de las formas de sacar adelante los territorios más afectados y desiguales del departamento, como lo es el Bajo Cauca, trabajar en tres frentes concretos: formalizar la propiedad rural, implementar el proceso de catastro multipropósito y sustituir cultivos ilícitos.
Esto, porque acciones como cambiar el tipo de productos que se siembran no sirve de nada si la tierra no les pertenece a quienes la trabajan.
Estas acciones impactarían aspectos como la seguridad, al disminuir los cultivos ilegales, pero también en la reactivación económica al mejorar las condiciones de conectividad e infraestructura, por ejemplo.
En este sentido, Echeverri considera que para aportar al impacto positivo de las condiciones sociales de la ciudadanía también se debe trabajar en que haya más empresas formales, puesto que estas son las que ofrecen a sus trabajadores mejores condiciones laborales: “Posibilitan el no solo a salud y pensión, sino a las cajas de compensación, a través de las cuales se accede a educación, vivienda y recreación”.
Recuerda que el 90 por ciento del empleo del departamento lo generan las empresas privadas, de las cuales 170.000 son formales y un número similar de estas no lo son.
Conversaciones entre distintos sectores
Foto:
Con la idea de propiciar el diálogo para construir el futuro de Antioquia, se han convocado 20 conversaciones Ciudad-Región que comenzaron el 19 de agosto y se extenderán hasta noviembre, en torno a cinco ejes: hábitat, ecología y regeneración; convivencia, seguridad y cuidado de la vida; desarrollo económico y oportunidades; reconocimiento a la diversidad, y fortalecimiento del sector social y cultural. Todo el que quiera participar lo puede hacer a través de las redes sociales.
“Antioquia debe mirar nuevamente las necesidades de la región, por lo que es importante conversar y empezar a reconstruir la confianza y el tejido social que unos liderazgos políticos fragmentaron”, opina David Pérez, coordinador de la Alianza ¿Pa’ Dónde Vamos? Con este propósito común, Comfama, Grupo Sura, Proantioquia, Fundación Mi sangre, Corporación Región, ¿Pa’ Dónde Vamos?, Universidad Eafit y la Federación Antioqueña de ONG abrieron este espacio. “Es importante reconocer al otro y a la otra como sujetos de derechos.
Este espacio es también para dejarnos interpelar por las voces nuevas que buscan ser escuchadas y dar respuesta a sus preguntas. Hay que apostarle a la construcción de ciudadanía con esas voces diferentes”, concluye Isabel Sepúlveda, directora de Corporación Región.
Una agenda con la mira en el 2040
Que nadie se quede sin conversar y ser oído. Esa es la idea de la Agenda 2040, un programa de la Gobernación para construir con la ciudadanía una ruta estratégica para el desarrollo del departamento, con la participación de la población de los 125 municipios y la asociación de actores del desarrollo, para generar un conocimiento colectivo.
Son muchas las acciones y metodologías que se contemplan en este plan y que se comenzaron a desarrollar a través de talleres, encuestas, encuentros, charlas y diversos mecanismos de participación, pues se trata de conversar sobre la visión que todos tienen del departamento a 20 años, desde sus oficios, profesiones, grupos sociales, territorios...
Para llegar a todos los rincones, el trabajo se ha divido así: Ruta territorial (recorrido por todos los municipios con encuentros zonales, subregionales y provinciales), Ruta poblacional (talleres especiales con población afro, indígenas y encuentros con comunidades rom-gitanos), Ruta sectorial (mesas técnicas con grupos especializados) y Ruta diáspora (antioqueños en el extranjero y extranjeros con proyectos en Antioquia).
Para tener una idea de lo que se está haciendo, a la fecha 11.533 antioqueños han asistido a los talleres territoriales, y ya se han consolidado más de 77.000 aportes de la ciudadanía que están consignados en la plataforma digital de la Agenda: agendaantioquia.com.