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‘El pueblo arhuaco ha sido cuidador del agua y el mundo debe saberlo’: Gunna Chaparro
La indígena arhuaca ha hecho este trabajo en menos de tres años.
En menos de tres años, Gunna Chaparrro, indígena arhuaca, se ha convertido en una embajadora internacional de las tradiciones y trabajo de su pueblo. Foto: Foto: Mauricio Moreno/EL TIEMPO
Podría decirse que un artículo publicado en el periódico El Pilón de Valledupar llevó a Gunnawia Matilde Chaparro a la COP 28, celebrada en Dubái.
‘Al borde del mundo, una salida’ fue el título de la columna que escribió en octubre del 2020, cuando Gunna, en esos momentos de 23 años, sintió que tenía mucho que decir sobre los aportes que su pueblo tiene para dar y enfrentar el cambio climático: “Propongo que los conocimientos ancestrales sean considerados reservas filosóficas de la humanidad como reconocimiento al papel histórico desempeñado por estos grupos (los indígenas) en la conservación de su entorno, en vez de etiquetarlos como sociedades pobres y vulnerables...”, es parte del texto publicado en El Pilón.
Propongo que los conocimientos ancestrales sean considerados reservas filosóficas de la humanidad como reconocimiento al papel histórico desempeñado por estos grupos.
Uno de los lectores fue el samario Sergio Díaz Granados, presidente del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) quien, dice Gunna, vio el potencial que ella tenía para hablar sobre cambio climático. En menos de tres años se ha convertido en una lideresa que está siendo invitada a participar en escenarios donde los temas ambientales son el centro de la discusión.
La vocación para liderar procesos comunitarios y hablar en defensa del medio ambiente la sintió desde niña, cuando en su colegio de Pueblo Bello, en el Cesar, formó parte de diferentes semilleros y era elegida para hablar de diversos temas, entre ellos, la cultura de su pueblo. Lo hacía en un colegio no indígena donde tuvo que estudiar por cuenta del conflicto armado que desplazó a su familia de su natal Karwa, un caserío de la Sierra Nevada de Santa Marta. Por esto tuvieron que huir hacia Pueblo Bello, único municipio con asiento en las estribaciones de la Sierra, a donde Gunna llegó a los 8 años.
“Mi activismo en temas ambientales empezó a las 12 años en el colegio cuando tenía que representar a la escuela en temas ambientales y hablar de la cosmovisión de mi pueblo”. Allí terminó su bachillerato ya posicionada como una gran oradora. “Me gusta hablar en público. Prefiero arriesgarme a hablar para exponer puntos de vista”.
Precisamente exponer puntos de vista es lo que la está llevando lejos. Comprendió desde hace muchos años que si las luchas de su pueblo por los territorios, el medio ambiente y la conservación de su cultura no se daban a conocer fuera de sus propios espacios, se quedarían allí y no habría avances. Además, también vio que quienes hablaran en nombre de los arhuacos deberían ser ellos mismos.
Todo esto la llevó, además, a estudiar Derecho, a pesar de que su padre, indígena de ascendencia de mamos, siempre estuvo en desacuerdo con que saliera del territorio “porque le daba miedo que no volviera a hablar mi lengua, me casara joven con un no indígena y, en general, olvidara mis tradiciones”.
Le daba miedo que no volviera a hablar mi lengua, me casara joven con un no indígena y, en general, olvidara mis tradiciones.
Sí se casó joven, pero con un miembro de su comunidad: Danilo Villafañe, líder ambiental fallecido en diciembre pasado, con quien Gunna tuvo dos niñas y, además, era el compañero de sus luchas sociales y ambientales.
Así que al salir de su territorio a estudiar, Gunna no solo no olvidó su esencia y sus tradiciones, sino que las ha defendido y dado a conocer en el mundo. Su inclinación por el Derecho llegó al ver que “todo está hecho de leyes y no las conocemos”. Se refiere también a la Constitución del 91 que les dio reconocimiento y poder a los pueblos indígenas en muchos sentidos: “Todo muy bonito escrito allí, pero en la práctica poco se ha hecho”. Dentro de las muchas denuncias que Gunna ha liderado está la referente a la caza de venados y el alpinismo en el nevado de la Sierra, a la que se ha opuesto de manera vehemente.
Todo muy bonito escrito allí, pero en la práctica poco se ha hecho.
Siempre vestida de blanco, mochila cruzada y pelo liso, negro y suelto que le llega casi a la cintura, a sus 27 años, Gunna se expresa con tanta propiedad, soltura y firmeza, que pareciera tener muchos años más de experiencia. Ya sea frente a una cámara o un gran auditorio, aprovecha cada minuto para llevar su mensaje, en el que recalca que los pueblos de la Sierra han sido los cuidadores del agua ya que se han encargado de mantener y defender la Sierra Nevada de la depredación humana y de conservar el hábitat de cientos de especies de animales y plantas.
Los cuatro pueblos de la Sierra (kogui, arhuacos, wiwa y kankuamo) han sido cuidadores porque este territorio forma parte de la Línea Negra, que les pertenece desde el origen de los tiempos, que ya es reconocida por el Estado colombiano. Incluye miles de hectáreas desde el mar hasta lo más alto de la Sierra Nevada, en el Magdalena, el Cesar y La Guajira otorgada con la Ley de Origen.
Como defensora ambiental, el año pasado formó parte del grupo de 50 jóvenes de América y Europa que estuvieron en el lanzamiento del Laudato, “para iniciar un proyecto sustentable que enfrente desafíos comunes, como el cambio climático, la protección de la biodiversidad y el empoderamiento comunitario”, convocado por el Papa Francisco, y donde participaron personalidades comprometidas con estos temas, como Bono y Ronaldinho.
A su regreso fue invitada a recorrer el río Amazonas con otro grupo de jóvenes de varios países. Y, como si fuera poco, estuvo en el escenario de discusión medioambiental más importante del mundo: la COP28, conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se desarrolló en Dubái entre noviembre y diciembre pasados.
Gunna siente que desde hace muy poco las voces indígenas tienen espacio en este tipo de cumbres por lo que espera que esto siga aumentando. Sueña con posicionar a la Sierra y a su pueblo ante el mundo como un referente del programa Juntanza Étnica (de USAID y ACDI VOCA) y de la conservación ambiental y de esperanza porque puede aportar a la cultura que separa sociedad y naturaleza. “Soy una mujer arhuaca con deseos de representar a su pueblo, motivada por grandes inquietudes y especialmente por los modelos de desarrollo y las construcciones mentales que están ocasionando la crisis climática”.
Viajó a Dubái para hablar sobre medio ambiente
Gunna habló de la protección del medio ambiente en el marco del COP28, encuentro mundial ambiental que se realizó en noviembre pasado, en Dubái. Foto:Foto de Archivo
La voz de Gunna Chaparro se escuchó en el marco del COP28, encuentro mundial ambiental que se realizó entre noviembre y diciembre pasados, en Dubái.
En el marco del encuentro mundial participó en un junto a Peter Thomson, enviado Especial de la ONU para los Océanos; Carlos Alvarado Quesada, expresidente de Costa Rica; Cynthia Barzuna, directora de Ocean Action 2030, y Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores de México, entre otros expertos.
En el encuentro, Gunna destacó el papel que ha desempeñado el pueblo arhuaco —pueblo indígena aliado en la implementación del programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/VOCA — en la conservación del medioambiente y pidió tomar en cuenta los conocimientos ancestrales: “Parte de nuestro legado es la conservación de la naturaleza y la ejecución de medidas eficientes que no son contraproducentes para el medioambiente. Pedimos que se involucre nuestra cultura y nuestra cosmovisión, que son las que nos han permitido que haya mayor biodiversidad. Pero ese papel no está siendo reconocido a nivel mundial, estamos relegados”.
Pedimos que se involucre nuestra cultura y nuestra cosmovisión, que son las que nos han permitido que haya mayor biodiversidad.
Dentro del y durante las conversaciones que sostuvo con líderes y expertos, se encargó de que la experiencia de su pueblo se expusiera , “ya que los pueblos indígenas representan territorios de interés de especial protección”.
El legado de Danilo Villafañe es un mandato social que hará eco
Gunna, junto a su esposo, el líder indígena Danilo Villafañe, fallecido en diciembre. Foto:Archivo Particular
La muerte de Danilo Villafañe, ocurrida en diciembre pasado cuando intentó salvar de las aguas a dos personas, no solo impactó a las comunidades indígenas y ambientalistas.
Por la noticia de su fallecimiento hubo reacciones de diferentes personalidades nacionales y extranjeras que conocieron de su trabajo intenso, al ser un actor político en la Sierra Nevada de Santa Marta que buscó posicionar al pueblo arhuaco a través del conocimiento como pieza fundamental en la humanidad.
Esta visión universal le permitió exponer sus ideas en escenarios de liderazgo con Bill Clinton, Tony Blair, Michele Bachelet y Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros líderes políticos, empresariales y ambientales. Además fue dos veces asesor en el Ministerio de Ambiente.
Desde su agenda global buscó posicionar la Sierra Nevada de Santa Marta en el mundo a través del reservorio de conocimiento que allí se alberga y aportar a la humanidad en medio de una crisis planetaria.
“Danilo creyó y apostó a la formación de liderazgos en la Sierra para que los jóvenes estén en la capacidad de dar respuesta a las necesidades de su pueblo. Es por ello que su legado se convierte en un mandato social que implica un compromiso de la comunidad y de todos aquellos que sientan el deber de restituir el corazón del mundo, como se le reconoce a la Sierra —dice Gunna Chaparro, su esposa—. La responsabilidad no debe recaer sobre una persona, es importante involucrar tanto al pueblo arhuaco como a los distintos marcos de pensamiento como una necesidad global de diálogo”.
Danilo creyó y apostó a la formación de liderazgos en la Sierra para que los jóvenes estén en la capacidad de dar respuesta a las necesidades de su pueblo.
Bajo esta premisa, Gunna recogerá las ideas de un liderazgo nacido a través de los sistemas de conocimiento tradicional y cultural, encarnados en las luchas de su compañero de vida, Danilo Villafañe. Continuará buscando espacios y generando acciones para la defensa de los derechos de la naturaleza y de los sistemas ambientales y de biodiversidad en el mundo.
MÁS CONTENIDO*. Un proyecto de Contenidos Editoriales Especiales de EL TIEMPO en alianza con el Programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/VOCA.