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La academia se compromete con los retos medioambientales actuales
Colombia diversifica la oferta de programas de educación superior y continua en energías renovables.
Se requiere modernizar al sector energético a través de la digitalización de la infraestructura y la aplicación de análisis de información para optimizar operaciones. Foto: iStock.

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Hoy en día, la educación superior en Colombia enfrenta retos y compromisos
continuos con la sostenibilidad, el cuidado del medioambiente y la responsabilidad social, con el fin de liderar el camino hacia un futuro más equitativo.
Según datos del Ministerio de Educación Nacional, alrededor del 70 por ciento de las instituciones de educación superior (IES) están implementando programas y proyectos relacionados con la sostenibilidad ambiental.
Un tema de prioridad
La Agencia Internacional de Energía (EIA), en su reporte de Emisiones Netas Cero, estimó que el gasto mundial en energías renovables en 2023 fue de 1,8 billones de dólares, “pero se requiere incrementar a 4,5 billones en 2030, si se quiere mantener
la temperatura global por debajo del umbral de incremento de 1,5 ºC. Esto muestra la escala de los desafíos en la materia”, explica Andrés Emiro Díez, docente investigador de la Facultad de Ingeniería Eléctrica, de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (UPB).
Esta cantidad de proyectos requiere de personal calificado en áreas de la Ingeniería Eléctrica, Electrónica, y en tecnologías de la información y la computación: Andrés Emiro Díez, docente UPB
No Convencionales de Energía Renovable (Fncer) en un plazo de 5 años, “lo que implica casi que duplicar la capacidad actual de generación de energía eléctrica del país (predominantemente hidráulica y térmica)”, agrega el experto.
Díez también destaca que los sectores productivos y comerciales han adoptado la energía solar. Además, “comienzan a tomar fuerza las ‘comunidades energéticas’ que permiten que asociaciones de vecinos aprovechen el recurso solar para atender parte importante de sus necesidades; situación similar a la que se empieza a dar en las zonas no interconectadas, con sistemas híbridos solar/combustible”, afirma.
“Esta cantidad de proyectos requiere de personal calificado en áreas de la Ingeniería Eléctrica, Electrónica, y en tecnologías de la información y la computación. También se requiere formación técnica en instalación de sistemas fotovoltaicos, en instalaciones eléctricas y redes de comunicación”, acota el docente.
Innovación académica
Por ello, las IES no solo trabajan en la innovación académica y curricular para responder a estos desafíos, sino que también buscan acercar las industrias a las aulas para implementar conocimientos y habilidades cada vez más reales. Así, los estudiantes pueden apropiarse de competencias que contribuyan a la sostenibilidad ambiental, a través de líneas de investigación, cursos, seminarios y diplomados enfocados en la reducción del impacto ambiental.
Además, están adoptando un “énfasis transversal en sostenibilidad que se materializa a través del diseño de metodologías activas, como los aprendizajes basados en proyectos
y en retos, que les permiten analizar situaciones cotidianas a partir de los conocimientos propios de los programas”, señalan los voceros.
Este enfoque educativo “reafirma la pertinencia y vigencia de una propuesta académica que contribuye a la atención de las demandas y necesidades sociales y productivas del
territorio, en tanto que fortalece las oportunidades laborales y profesionales de estudiantes y egresados”, asegura Mario Posada García-Peña, rector de la Universidad de América.
Las IES también buscan acercar las industrias a las aulas para implementar conocimientos y habilidades cada vez más reales. Foto:iStock.
Oferta diversa
en temas como la transición energética y el desarrollo sostenible.
La Universidad EAN, por ejemplo, busca con la Ingeniería en Energías que los estudiantes conozcan diversas fuentes de energía y la importancia de la sostenibilidad, “identificando las oportunidades de negocio sostenible y comprendiendo que la
relación entre las energías, la regulación y el mercado, es la mejor manera de contribuir a la solución de los problemas relacionados con el calentamiento global”, indica la descripción del programa.
La Corporación Universitaria del Huila (Corhuila) también ofrece el pregrado en Ingeniería en Energías que, según su plan de estudios, se enfoca en temáticas como: fuentes de energía renovable, eficiencia energética, energía de la biomasa, energía solar y la gestión de estas.
A su vez, la UPB cuenta con el Técnico laboral en Energías Renovables. Con esta técnica, el egresado “podrá aportar como ayudante en el montaje y mantenimiento de energías
renovables, y será mano de obra certificada para la solución y respuesta dentro del sector. Esto, teniendo en cuenta que las energías renovables representan más del 20 por ciento de la producción mundial de energía eléctrica”, detalla la información del
programa. Así como las Ingenierías Eléctrica y Electrónica, alineadas con esta materia.
Por otro lado, la Universidad de América ofrece el Diplomado en Gestión y Planificación de Energías Renovables. “Hemos establecido alianzas con empresas y expertos en diferentes áreas para brindar una formación integral y conectada con la realidad profesional; esta es una excelente opción para adquirir conocimientos en un campo relevante, enfocado en brindar herramientas para la gestión eficiente de proyectos en el sector de las energías limpias, así como en la planificación estratégica de su implementación”, dice Diana Pineda, directora de Mercadeo.
En resumen, para el docente Díez, “la oferta académica determinará la manera en que la economía local se verá beneficiada de la transición energética, que esta jalone una reindustrialización, estimule la manufactura e integración local y que las universidades
del país se mantengan en la vanguardia de la sostenibilidad”.
Los retos
Desde el punto de vista normativo, “la academia debe contribuir en preservar un entorno favorable, claro y estable, que incentive la inversión; y paralelamente, trabajar para que las comunidades se apropien de los proyectos en sus áreas de influencia”,
añade Díez.
La academia debe contribuir en preservar un entorno favorable, claro y estable, que incentive la inversión; y trabajar para que las comunidades se apropien de los proyectos en sus áreas de influencia
entre otros. Y que, desde la academia, se promuevan estas capacidades en beneficio del sector.
Finalmente, “el principal reto es atraer estudiantes a las áreas de ingeniería y técnicas laborales, y generar las condiciones profesionales para que sea atractivo ejercer en el país. También fortalecer su relación con la empresa y el Estado para solucionar los problemas del medio, como cerrar la brecha entre las expectativas de las comunidades y los proyectos”, puntualiza el experto.
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