La ciudad que sueñan los académicos

La primera idea que se les viene a la cabeza a los académicos, expertos en arquitectura y urbanismo, cuando se les pregunta sobre Villavicencio y su desarrollo urbanístico, es que la ciudad se quedó quieta en el tiempo y que no le ha dado paso al empuje y a la innovación que hace rato están pidiendo pista con nuevas propuestas urbanas.

Para ellos, es urgente que la istración municipal, sea la que sea, adopte una visión progresista de desarrollo porque, según estos expertos, es muy limitada.

"No sé por qué razón no se piensa en grande. Se ponen muchas limitantes y se quedan pensando en lo que se está viviendo, pero no hay proyección, pensamos máximo a 10 años, cuando ya debemos pensar es en una ciudad a 50 años", señaló el decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás, Fredy Cabana.

Ese estilo de pensamiento a corto plazo trae consecuencias tales como que las obras adelantadas no sean futuristas y no se ajusten a todas las dinámicas poblacionales que cambian, si se tiene en cuenta que son generaciones que de un año a otro evolucionan. Hay que vencer el miedo a ser progresistas en materia urbanística, debemos pensar y proponer cosas novedosas y a largo plazo.

Cabana indicó que se busca que, con estos nuevos profesionales, se proteja el suelo y la naturaleza, pero que a la vez haya una intervención a nivel territorial sobre todo en innovación y sostenibilidad. Reiteró que Villavicencio tiene un potencial natural fuerte a nivel de vegetación, flora y fauna y que hay que protegerlo y vincularlo a intervenciones muy bonitas que se pueden hacer. Dijo, por ejemplo, que el centro de la ciudad se puede recuperar y potencializar para darle uso de vivienda o residencia.

La académica Nancy Espinel Riveros, investigadora e integrante del Consejo Superior de la Universidad del Meta (Unimeta), explicó que junto con el arquitecto Ángel Núñez y el antropólogo Jorge Sánchez, con apoyo de la facultad de Arquitectura, elaboraron un libro titulado ‘El esfuerzo de un pueblo por convertirse en ciudad’ que hace un análisis del crecimiento urbanístico de Villavicencio comprendido entre 1960 y el 2000.

Ese esfuerzo académico permitió que se conocieran nuevas facetas que vivió la ciudad en su vertiginoso proceso de expansión no planificado. "El llamado es a los expertos en planeación, urbanistas y arquitectos para que tengan una visión a largo plazo y ubiquen la pertinencia de la ciudad frente al resto del país y frente a una ciudad como Bogotá, que nos impacta y nos absorbe", sostuvo Espinel Riveros.

Ángel Núñez, arquitecto y coautor del libro, dijo que "en Villavicencio no pasamos la materia de urbanismo, sacamos uno porque las cosas se hacen a martillazos". Invitó a la academia y a todos los ciudadanos a apostarle a un orden que permita disfrutar la ciudad y no padecerla.

 

En cuanto a propuestas de urbanismo para la ciudad, el decano explicó, que se ha sugerido no solo con la facultad de arquitectura, sino con otras universidades, colaborar con parte del Plan de Desarrollo de la ciudad.

"Se han hecho propuestas con la facultad de Negocios Internacionales, planteando hacer un inventario a nivel de comercio para ver cómo funcionaría el centro de la ciudad las 24 horas, los siete días de la semana (24/7), y a nivel de arquitectura se han realizado intervenciones de los espacios públicos sobre cómo se podría hacer un corredor con recorrido nocturno, que se pueda manejar con intervenciones de espacio público, para que el recorrido sea seguro y participativo", sostuvo Cabana.

Por su parte, Julián Martínez, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, capítulo Meta, precisó que tienen un proyecto que propone la peatonalización de la avenida Alfonso López desde la glorieta de La Grama hasta el parque de Las Banderas. "Alrededor de ese gran eje existen otros proyectos que pueden salir para mejorar el tema de vendedores ambulantes y en ese mismo eje hay algunos lotes desocupados que podemos aprovechar y hacer mercaditos como se hace en las ciudades europeas para ubicar los vendedores ambulantes, lo que lo convertiría ese sector de la ciudad, como en un centro comercial", explicó.

 Para el arquitecto Martínez, esa sería una obra de mucha ayuda para el urbanismo de la ciudad que partiría con una remodelación de la glorieta de La Grama con un peatonal y una obra alegórica a la ciudad, recuperaría algunos lotes en el sector del Invías, la Cruz Roja, Santa Inés, San Isidro y Villa Julia. Esa renovación urbana permitiría también cambiar el uso del suelo y habilitar la construcción en altura para que se desarrollen proyectos de vivienda en San Isidro y Santa Inés, que revivirían el centro.

Por su parte el decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás, Fredy Cabana, agregó que conoce la propuesta de los arquitectos asociados, que le parece muy buena esa transformación urbana y que hay que pensar en la innovación porque "en arquitectura todo es posible siempre y cuando exista la voluntad política y económica", concluyó.

Reiteró que la academia está dispuesta y esperando la señal para empezar a colaborar, dijo que tiene los docentes preparados y a los estudiantes listos para abonar el conocimiento propio de la región, de la mano de la comunidad para el desarrollo de la ciudad.