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El poder de cambiar el rumbo: la voz de las juventudes
La Comisión de la Verdad ha recorrido el país para escuchar y dialogar con los y las jóvenes.
Las ideas de los jóvenes impulsaron las acciones que se implementaron para hacer el Informe Final. Foto: Archivo Particular
La Comisión de la Verdad ha recorrido el país para escuchar y dialogar con los y las jóvenes y así comprender las huellas del conflicto armado en sus vidas.
Tras varios años de trabajo conjunto por la búsqueda de espacios de reconciliación, más de 6.712 niños, adolescentes y jóvenes (entre los 5 y los 28 años) participaron en diferentes espacios de la estrategia de diálogo social de la Comisión de la Verdad, como parte de un ejercicio de escucha en donde la voz de las juventudes fueron protagonistas.
“Durante los tres años de vigencia, recogimos y acogimos sus reflexiones, expectativas y consideraciones en torno al esclarecimiento de la verdad de los hechos que los afectaron a ellos, a sus familias y comunidades. De igual manera, incorporamos y establecimos un diálogo de largo aliento en el que sus ideas impulsaron las acciones que hoy implementamos para hacer del informe final un legado de todos los colombianos”, explicó el comisionado Leyner Palacios.
En este Encuentro de las Juventudes por la Paz y la Verdad, la Comisión profundizó en los aportes, posibilidades y mecanismos para involucrar las diversas expresiones de los jóvenes en los procesos de construcción de paz en sus regiones, con una visión de cambio del presente y el futuro, con el apoyo de las herramientas y el fortalecimiento de su trabajo.
Con ello, se ha promovido un diálogo conjunto acerca de lo sucedido en el marco del conflicto armado y, así, activar mecanismos que buscan que las víctimas logren su reconocimiento como sujetos políticos y sociales.
En este proceso se abordaron las perspectivas del trabajo conjunto entre los jóvenes, las organizaciones de la sociedad civil, la cooperación internacional y las entidades del sistema integral para la paz, como una necesidad de sumar esfuerzos para incidir en las acciones que requieren los niños, adolescentes y jóvenes para profundizar en la garantía de sus derechos.
“Hoy las y los jóvenes nos presentan sus propuestas, acciones y actores con los cuales desean trabajar conjuntamente para consolidar procesos de convivencia y no repetición, a partir de la apropiación del legado de la Comisión. Hoy debemos escuchar y, sobre esa escucha, ¡actuar!”, ha dicho la Comisión.
Para lograr estos objetivos, los participantes de los encuentros fueron jóvenes que a lo largo del mandato de la Comisión han hecho parte de diferentes procesos de esclarecimiento, como el diálogo social, orientado a recoger sus reflexiones y consideraciones frente al conflicto armado, y las huellas que ha dejado en sus vidas. Varios ya habían adelantado acciones pedagógicas y artísticas para la construcción de paz, incluso desde antes de que llegara la Comisión de la Verdad.
Se identificaron jóvenes líderes que podían dar testimonios, y se consolidó un grupo de 38 chicos y chicas: 28 del ejercicio de la conversación, de la construcción colectiva; el otro grupo, de creación artística llamado Juntanza creativa del diálogo social. Todos los líderes han sido replicadores de prácticas y procesos de paz en sus territorios, lo cual ha permitido llegar a más jóvenes.
Ruta de incidencia de los jóvenes
“Nos encontramos 28 jóvenes de diferentes regiones, colectivos y con una amplia diversidad. Realizamos un proceso de reconocimiento y una construcción colectiva en la que conversamos alrededor de nuestras inquietudes, expectativas e iniciativas que fomentan la convivencia y la no repetición”, explicaron.
Luego se realizaron dos encuentros preparatorios: 4 y 11 de mayo, donde la Comisión conoció y conversó sobre algunos de los resultados generales del trabajo realizado, y donde se desarrolló la Juntanza creativa, reuniendo a diferentes artistas desde la gráfica, la ilustración, la música y lo audiovisual, para construir mensajes, diseños y muestras artísticas que hoy acompañan y complementan el diálogo.
“Esto permitió la consolidación de una ruta de incidencia que refleja las experiencias y procesos de nuestros contextos, lo que posibilitó un camino para que el país pueda conocer, apropiar e implementar el legado de la Comisión de la Verdad”, son alguna de las conclusiones del proceso. Durante las conversaciones, las juventudes lograron identificaron tres ejes de trabajo: pedagogía; participación e incidencia política, y arte y cultura.
Mensajes claves de los jóvenes a la Comisión
El presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, envió un mensaje a la juventud. Foto:Archivo Particular
En el marco de los Encuentros de las Juventudes por la Paz y la Verdad se establecieron tres mensajes claves que jóvenes entregaron a la Comisión de la Verdad.
Por un lado, se hizo énfasis en la importancia de que, además de habilitar escenarios de participación institucional social y comunitaria, se fortalezcan las capacidades técnicas y organizacionales de los jóvenes.
“Es necesario acercar a las y los jóvenes a espacios de incidencia y toma de decisiones políticas, económicas y sociales. Esto, en virtud de que creen que pueden aportar al fin del conflicto armado y evitar su repetición”, explicaron en la Comisión.
De igual forma, los jóvenes han solicitado la consolidación de espacios que contribuyan a eliminar la estigmatización que recae sobre ellos y por la cual, señalan, han sido víctimas de violencia.
“Para erradicar la estigmatización han sugerido que es esencial trabajar en el fortalecimiento de los entornos educativos en los que se afiance la convivencia pacífica y democrática”, detallaron.
Finalmente, las juventudes insisten en que se reconozca el conflicto armado en el país y se realicen acciones que contribuyan a la reconciliación, el perdón, la no impunidad, el reconocimiento mutuo y la construcción de paz.
“Todo esto es con dos fines: evitar que el conflicto armado se repita, y para saber cómo afrontarlo, en caso de que vuelva a ocurrir”.
Durante el encuentro de Juventudes por la Paz y la Verdad, realizado el pasado 2 de junio en el Centro Memoria, Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, les entregó a los jóvenes el futuro de Colombia.
“El futuro no lo sabemos porque llevamos 60 años de guerra, son los jóvenes los que se van a inventar ese futuro. Cojan esa pasión que siempre llevan para mostrarnos cómo hacer un país distinto. Invéntenselo. Háganlo ustedes, los mayores no sabemos cómo hacerlo, hicimos un país de paramilitares, narcotráfico, pero ustedes pueden hacer el país que todos anhelamos, pero que no sabemos cómo es. Enséñennos a hacer el país que soñamos”, declaró.
Por su parte, la comisionada Lucía González resaltó que esta es una de las primeras Comisiones en poner foco a los niños, jóvenes y adolescentes como sujetos participativos.
Apuestas por la paz y el legado de la comisión
Daniel Bedoya, joven líder de Antioquia, quien sueña con una paz en grande. Foto Archivo particular Foto:Archivo Particular
Daniel tiene un lenguaje para la paz
Daniel Bedoya se levanta cada mañana con una convicción que encontró en un texto de Eduardo Galeano: “Gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, en lugares pequeños, puede cambiar el mundo”.
A sus 24 años, Daniel, oriundo de Antioquia, es un activista de la paz, a la que con orgullo dice le ha entregado su ánimo, su fuerza y hasta su vida entera. Hoy hace parte de Generación V+, el voluntariado joven de la Comisión de la Verdad que se encarga de hacer pedagogía sobre el mandato y sobre su legado.
“La idea es poder acercar el trabajo que ha hecho la Comisión a las bases, a la gente; traducir el lenguaje académico y formal en el que vienen construidos esos informes a un lenguaje que entienda la gente para que se entere sobre lo que está pasando.
Cuando uno habla y les aterriza el valor que tienen la paz y la verdad en la cotidianidad, las cosas cambian y las personas pueden ver la viabilidad de trabajar por ella”, sostiene.
Su liderazgo en pro de la paz empezó en el 2016, luego de que ganara el "no" en el plebiscito. Daniel sintió que Colombia no podía seguir repitiendo la violencia que vive desde hace más de 60 años. Fue entonces cuando decidió tomar las acciones necesarias para contribuir a la no repetición de ese pasado.
“Todos somos víctimas en este país. El no haber tenido desde nuestro nacimiento un día en paz nos victimiza constantemente. No poder salir tranquilos, tener la marca de líder social y tener miedo por decir esto o aquello, tener que salir del territorio y cuidar el lenguaje nos victimiza y nos hace crear entornos muy temerosos. El miedo me parece muy peligroso porque paraliza, por eso no creo en proyectos ni ideologías que fomenten el miedo, creo más bien en la esperanza, en escuchar a las víctimas, trabajar con ellas. Estar cerca de la Comisión de la Verdad en este tiempo me ha permitido eso, construir esperanza”, afirma.
Daniel es pedagógo, pacifista y líder. Hace parte de los más de 2.400 voluntarios que hoy trabajan desde el diálogo, desde la importancia de escuchar al otro y pasar de la agresión al “combite”.
“Vale la pena luchar por un país en paz, hacer pedagogía por ella, dedicarle tiempo. Todo vale la pena y la vida. Lo que pueda hacer desde mi formación académica, mi liderazgo y mi capacidad de convocatoria, lo voy a hacer. Sé que es poco, quisiera hacer más, pero si yo logro despertar inquietud en otros, no estaré luchando solo, estaremos tejiendo red, y esto es justamente lo que se ve en Generación V+, un tejido en red. Hay líderes de Medellín y en el exterior que hacemos pedagogía y replicamos lo que está haciendo la Comisión. Así ponemos nuestro granito de arena a la construcción de paz”, concluye.
La metamorfosis de Darling Darilis
Deja caer sus rizos afro. No se maquilla porque quiere resaltar su tez morena natural. Sujeta sus zapatos. En esta ocasión no necesita libreto. Se para frente al espejo y agradece por ser quien es. Está lista para interpretar al personaje más difícil de su vida: ella misma, más conocida como Darling Darilis Silva Campaz.
Sobreviviente de la guerra, del desplazamiento cuando apenas era una niña, del rechazo, y resucitando de su pérdida de identidad, Darilis, a sus 24 años, oriunda del municipio de La Tola, Nariño, logró su 'metamorfosis' a través del arte, el teatro y la danza, que la salvaron de la indiferencia y el olvido, y la motivaron a convertirse en una líder social que lucha por la paz, el respeto, la verdad y la no repetición del sinfín de vejámenes que se cometieron en su contra y en la de miles de colombianos víctimas de la violencia y el conflicto.
“La huella que dejó en mí el conflicto armado es la pérdida de identidad, de cultura, tuve que borrarme totalmente para ser parte de una sociedad indiferente”, relató.
'Metamorfosis' es el grupo artístico que lidera actualmente en la comuna 13 de Cali, en donde además de abordar y sensibilizar sobre las problemáticas de los jóvenes en el barrio y la ciudad, ya sean ambientales, sociales, culturales o económicas, busca encaminar estas malas experiencias en oportunidades, sin acudir a las armas, a las agresiones verbales o físicas, y así generar un cambio para contribuir a la paz.
“Tomamos las herramientas para la construcción de paz que nos da la Comisión de la Verdad y montamos obras de teatro donde se reflejan las problemáticas de los jóvenes, a través de presentaciones en las que utilizamos una dinámica de teatro-foro, donde el público ve las experiencias de los chicos y también les propicia alternativas de mejoramiento o de apoyo. Así creamos conciencia y aportes hacia el cambio.
Metamorfosis es una red de apoyo, de compartir formas y experiencias de vida encaminadas a la paz”, indicó.
Con la convicción de que desde el reconocimiento y la no indiferencia se puede lograr el perdón y la reconciliación para mejorar a Colombia, Darilis se suma a los miles de jóvenes que hoy sueñan con darle un mejor futuro a las generaciones siguientes. No en vano se aferra con ímpetu a la construcción de paz y con la venia agradece al público el querer ser parte de este sueño: “Más que un país, abracemos la verdad y la convivencia como una familia”.
"Tengo la esperanza de no tener que ver a otra persona viviendo este mismo sufrimiento. (…) El mayor regalo que tengo de este proceso, apoyado por la Comisión de la Verdad, es que estamos despertando esa consciencia de dejar de ser indiferentes. El problema del otro no está fuera de la tierra, no es solo del otro, es de todos”, concluyó.
Samuel Santos, ‘Samu’, lleva poco en el proceso, pero sabe que su futuro es la paz. Foto:Archivo Particular
“Samu”, el pequeño gran soñador
Desde que cursaba décimo grado se interesó en abrir espacios para que los jóvenes pudieran invertir mejor su tiempo. Cuando era pequeño tenía claro que los adolescentes tenían un propósito y una misión en la vida, más allá del juego y las risas.
Así, cada año, Samuel Santos, más conocido como el 'Samu', oriundo de Paz de Ariporo, Casanare, se hizo a un tablero de ajedrez y se encargó de organizar el campeonato del colegio.
Hoy, 'Samu' ya tiene 22 años y es un líder social, de esos que defienden a capa y espada la convivencia, la armonía y la paz, aunque, en el fondo, sabe que ser líder en Colombia le pueda costar, incluso, la vida.
“Ser líder en este país es un visaje, porque no hemos aprendido a vivir con nuestros semejantes. Nosotros lo imaginamos, de puertas para afuera lo decimos, pero no lo hacemos. Ser líder aquí es muy complejo, porque usted sabe que sale de su casa, pero no sabe si va a volver”, señaló.
Aún así, no tiene miedo. Vivió de cerca el conflicto armado y eso lo llena de más motivos para querer construir un país con un futuro esperanzador. Ante la adversidad, su mayor motivación es el agradecimiento de los jóvenes, tanto conocidos como desconocidos, que hoy le destacan su labor como organizador de espacios de diálogo con los jóvenes y su cumplimiento del 'Gran Acuerdo de Convivencia' de la Comisión de la Verdad.
“Es más chévere recibir el agradecimiento con un mensaje que con un aplauso en la Gobernación. Es más satisfactorio cuando las personas que no lo conocen a uno le escriben para decir: 'Bacano lo que haces'. Esa es mi mayor motivación y me pongo contento cuando pasa”, recalcó.
Conoció a la Comisión de la Verdad en el último año, y aun cuando lleva muy poco trabajando con ellos, considera que desde este ente se pueden gestar grandes cambios para lograr el tan anhelado país en paz.
“Llevo trabajando con la Comisión de la Verdad desde el 2021, para compartir experiencias de cómo se construye la paz desde el territorio con pequeñas acciones, en pequeños lugares, logrando grandes cosas, sino, ¿cómo llegamos a esa paz tan anhelada? Es muy enriquecedor este proceso, escuchar a otros jóvenes sobre las estrategias que han implementado y las luchas que llevan para lograr la paz. Es muy importante saber la verdad, si no hay verdad no hay justicia y, por ende, no hay garantía de la no repetición. Sin verdad no hay futuro”, destacó.
Es el menor de tres hermanos, pero eso no lo impide soñar en grande. Precisamente, se cataloga como un 'loquito soñador de la paz'.
“Tenemos que aprender a construir, a hablar con los demás, a abrir diferentes espacios de participación entre todos. Vivimos en una sociedad que no piensa colectivamente, y yo trabajo para cambiar eso”, concluyó.
Priscila Chuquizán, su misión de vida, las mujeres de la comunidad Awá, en Pasto. Foto:Archivo Particular
Priscila y las tejedoras de la paz
“Una líder camina con las huellas de sus ancestros para marcarse en cada paso la espiral eterna que han de seguir los guaguas y las guaguas, generación tras generación”.
Con estas palabras, Priscila Chuquizán recorre las calles de Pasto, junto a unas 200 mujeres de la comunidad Awá, varias de ellas inmigrantes, con quienes se han encargado de tejer paz y rescatar la cultura y las tradiciones indígenas que corren el riesgo de desaparecer.
Lo que empezó como una actividad del colegio donde estudiaba, terminó en una revelación que la llevó a entender, no solo la desgarradora realidad que aún viven varios niños en Colombia, sino también su misión en la vida: liderar para la construcción de paz y contribuir a mejorar el futuro de los niños y adolescentes.
“A los 13 años tuve una salida pedagógica a un resguardo del municipio de Quimbaya que queda en la frontera con Ecuador. Cuando llegué allá me encontré con un panorama muy triste: niños vestidos de negro cargando fusiles. Niños anhelando ser niños, jugar, reír, estar en el colegio, compartir con los demás… Fue allí cuando reflexioné sobre lo que yo podía hacer para transformar el mundo”, relató la joven.
Desde entonces inició su misión y el proceso de liderazgo, siempre enfocado en los derechos de la niñez, pues considera que escuchar y visibilizar las luchas que hoy afrontan los niños y jóvenes en el país es el camino para la transformación de un futuro resiliente y esperanzador.
“Es fundamental que los niños, las niñas y los adolescentes visualicen un plan de vida, porque así ellos lograrán cambiar su futuro, su entorno; pero mientras tanto, si no existen las posibilidades, es muy difícil que los niños y las niñas puedan tener esas oportunidades y ese cambio de transformación que nosotros tanto queremos”, explicó.
Actualmente Priscila participa en procesos de Unicef, donde además de liderar estrategias para la protección de los derechos de los más pequeños, también sueña con convertirse en su directora, en un futuro. Asimismo, continúa con su red de tejido, con la que busca preservar y rescatar los saberes ancestrales que se han perdido con el tiempo.
A través de la Comisión de la Verdad, esta lideresa de 24 años ha logrado establecer procesos de escucha donde prima la voz de los niños, “a quienes nadie escucha por el hecho de ser niños; olvidando que desde ellos empieza la construcción de las raíces, los saberes y el futuro”, concluyó.
+Contenido*. Un proyecto de Contenidos Editoriales Especiales de EL TIEMPO, en alianza con la Comisión de la Verdad.