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'Un desaparecido nunca es un tema del pasado'
A la fecha 90.088 personas continúan desaparecidas en Colombia. Estos son los avances.
Hasta que no se demuestre lo contrario, una persona no puede ser buscada asumiendo que está muerta. Foto: Milton Díaz / EL TIEMPO
Además de hablar de los avances en la búsqueda de personas desaparecidas, la UBPD -institución creada a partir de los acuerdos de paz para responder a la pregunta de ¿dónde están? ¿qué pasó con ellos? - reconoció la labor de los colectivos que han luchado durante décadas por encontrar a sus familiares.
Pedro Pablo Silva, detenido el 4 de marzo 1982, sería hoy enfermero. Edgar García, se hubiera graduado como sociólogo de la Univeridad Nacional. Otros, como Alfredo Sanjuán, líder estudiantil detenido por el F2, recibiría 40 años después el grado honorífco en Ingeniería Catastral de la Universidad Distrital de Bogotá. Todo ellos hacen hoy parte de las 99.235 víctimas de desaparición forzada y otras circunstancias de desaparición asociadas al conflicto armado (como son los casos de reclutamiento, secuestro y combatientes) que hay en Colombia.
¿Dónde están? ¿Cómo fueron las circunstancias de su desaparición? ¿Cómo está buscando el Estado a las personas desaparecidas en Colombia? Estas y otras preguntas se respondieron con detalle en la rendición de cuentas realizada el miércoles 30 de marzo por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas -UBPD-, en su esfuerzo por dirigir y coordinar la búsqueda, asunto que esta siento todo un reto interinstitucional lograr. Para ver la rendición haga click aquí.
También puede ver la entrevista de la Directora de la Unidad de Búsqueda, Luz Marina Monzón Cifuentes del 20 de febrero del 2022 en EL TIEMPO, haciendo click aquí.
En el auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda del edificio Rogelio Salmona de la Universidad Nacional, precisamente donde estudiaban Pedro Pablo y Edgar, detenidos – desaparecidos en circunstancias no esclarecidas 40 años después, los rostros de los desaparecidos cubrían las paredes y sillas como invitados especiales, pues uno de los principios de la Unidad de Búsqueda es la presunción de vida de cada uno de ellos. Hasta que no se demuestre lo contrario, una persona no puede ser buscada asumiendo que está muerta. “No son números, son personas de carne y hueso, con dignidad e identidad”, aseguró en la audiencia una de las mujeres del ‘Colectivo 82’, hermana de uno de los estudiantes detenidos desaparecidos.
El colectivo nació en 1982, año en el que desaparecieron a ocho estudiantes de la Universidad Nacional y Distrital, tres campesinos, un sastre y un mecánico. Las mujeres, la mayoría hermanas, pues las madres murieron insistiendo en la pregunta de ¿dónde están sus hijos?, empezaron a protestar en las calles con pancartas y fotos, en una época en la que todavía no se hablaba abiertamente del tema.
“Fuimos al anfiteatro, a los hospitales, al F2, fuimos a los juzgados de Instrucción Criminal y conseguimos pruebas para llevar al Estado. Con esas pruebas nuestro caso logró llegar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado por la desaparicion del caso ‘Colectivo 82’”, dice Yolanda Sanjuán, hermana de dos de los estudiantes desaparecidos: Alfredo Rafael y Humberto.
Por eso hoy, después de 40 años de exigir justicia sin recibir respuestas coherentes, muchos de estos colectivos históricos celebran la existencia de una entidad de justicia transicional como la UBPD, creada en el marco del Acuerdo de Paz, como resultado precisamente de su lucha para que haya una instancia estatal de alto nivel que dé respuestas frente a la inhumana práctica de la desaparición forzada.
“Buscar juntas para fortalecernos: eso es los que nos han enseñado las asociaciones de víctimas y es lo que la Unidad de Búsqueda ha recogido de tantos años de lucha. Queremos que el Estado se articule para agilizar la búsqueda. Debemos hacer “hablar” el archivo, pues hay mucha información, pero esa información no habla, nosotras y nosotros tenemos ese deber de analizarla e interpretarla”, dijo la directora de la UBPD, Luz Marina Monzón.
La ruta para encontrar a una persona
De las 90.088 personas que continúan desaparecidas, 10.000 todavía no cuentan con registros documentales fiables. Foto:Milton Díaz / EL TIEMPO
Hallar a una persona desaparecida es un acto complejo: hay que analizar información, explorar el territorio, exhumar el cuerpo y contrastar muestras genéticas para avanzar en la identificación. Una vez identificado el cuerpo, atendiendo tradiciones étnicas y culturales se hace la entrega digna a las familias en ceremonias que buscan la reparación de la memoria y el inicio del proceso de duelo.
Si bien la ruta creada para hallar a una persona tiene un componente territorial importante, sus bases están ancladas en la información de calidad. Lo primero que hace la Unidad de Búsqueda es contrastar la información que recibe de familiares, organizaciones de derechos humanos, entidades del Estado y personas que participaron directa o indirectamente en las hostilidades.
“Podemos identificar tres grupos de aportantes de información: los firmantes del acuerdo de paz, los sujetos implicados en procesos de la JEP y los voluntarios que se acercan a la Unidad de Búsqueda”, cuenta Nadia Lizarazo, subdirectora de Análisis, Planeación y Localización para la Búsqueda de la Dirección Técnica de Información de la UBPD.
Las primeras cifras de este mapeo de múltiples fuentes son alarmantes: 90.088 personas continúan desaparecidas en Colombia. De ellas, 10.000 todavía no cuentan con registros documentales fiables.
Además, de las 9.147 que han sido encontradas, 2.013 estaban con vida y 7.134 fueron halladas fallecidas. Uno de los resultados más significativos de la primera versión del universo de personas desaparecidas tiene que ver con las circunstancias de los hechos: 86.304 personas desaparecieron de manera forzosa, 11.285 fueron secuestradas y 2.348 reclutadas ilegalmente.
La búsqueda en territorio
Las zonas con mayor concentración de personas desaparecidas son Meta, Valle del Cauca, Chocó, Antioquia, Bolívar y Sucre. Foto:Milton Díaz / EL TIEMPO
Antes de entrar en un territorio, la UBPD consulta el Registro Nacional de Fosas, Cementerios Ilegales y Sepulturas, que fue creado recientemente por la entidad para sistematizar la información de los 4.234 sitios de disposición de cuerpos que se conocen hasta el momento.
Las zonas con mayor concentración de personas desaparecidas son Meta, Valle del Cauca, Chocó, Antioquia, Bolívar y Sucre, mientras que en el oriente y sur del país la concentración es mucho menor.
“En 2021 intervenimos 84 lugares del país. No solo son sitios urbanos sino que la mayoría son zonas rurales, boscosas y montañosas. También hemos intervenido otros escenarios como esteros y cementerios” dijo Carlos Bacigalupo, de la dirección de prospección, recuperación e identificación de la UBPD.
Con el desarrollo de nuevas metodologías para poder acceder a zonas geográficas difíciles como ríos y escombreras, en el año 2021, la UBPD recuperó 256 cuerpos, distribuidos en todo el territorio nacional.
Una persona desparecida es hallada cuando tiene un nombre
En el 2021, la UBPD recolectó 1.534 muestras genéticas que están siendo procesadas actualmente para generar cruces. Foto:Milton Díaz / EL TIEMPO
Para cerrar un ciclo de búsqueda es indispensable la identificación completa de la persona. La fuente principal es la familia, que permite caracterizarla a través del contexto de la desaparición, pero también a través muestras biológicas que sirven para reconstruir el perfil genético.
“La historia del cádaver inicia con la recuperación pero los cuerpos empiezan a hablar en Medicina Legal. Ahí se construye la historia postmortem. Luego se coteja la información genética de los familiares y la información del cuerpo que no había sido indentificado. Se encuentran esas dos historias y se hace real la aparición de una persona”, dice Luis Carlos Salgado, coordinador de identificación de la Dirección Técnica de Prospección, Recuperación e Identificación.
De ahí la importancia del banco de perfiles genéticos de la UBPD, área que en algunos casos ha tenido que viajar al exterior para tomar muestras genéticas. Es el caso de Eumires Morales, quien reside en Estados Unidos. A sus 84 años, entregó muestra de su ADN como herencia para encontrar a su hermano desaparecido. “Para todas las familias que sufrimos este flagelo esto muy importante. Es como esa nueva esperanza que llega a la vida de uno”, dijo la mujer desde su residencia en el exterior.
En el 2021, la UBPD recolectó 1.534 muestras genéticas que están siendo procesadas actualmente para generar cruces y coincidencias con personas desaparecidas.
Entrega digna
El largo proceso se cierra con la entrega de los cuerpos a los familiares. Se trata de un acto solemne, que respeta la tradiciones étnicas y culturales de las poblaciones y que sirve para aliviar la incertidumbre y el sufrimiento de las familias.
“Es un espacio para que las personas tomen decisiones sobre cómo quieren reencontrarse con esa persona. Bajo qué prácticas culturales y rituales quieren recibirlo y despedirlo, cómo quieren vivir el proceso de duelo. Hemos acompañado la entrega de 42 cuerpos en el 2021” dice Diana Viveros, coordinadora del Grupo Interno de Trabajo Territorial Villavicencio.
+CONTENIDO*. Una alianza de contenidos especiales de EL TIEMPO y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, UBPD.