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Por un objetivo y destino sostenible en la región
Se consolidan alianzas para cuidar y conservar los recursos naturales de la ciudad.
Jornada de limpieza de playas en el norte de Cartagena Foto: Yomaira Grandett/ EL TIEMPO
Cartagena de Indias tiene una diversidad de ecosistemas que van desde el territorio continental hasta las áreas insulares, desde las cuencas de los drenajes que rodean la ciudad hasta el mar, siendo el agua un elemento articulador entre ellos; incluyendo áreas de manglar, formaciones coralinas, praderas de pastos marinos, lagunas costeras, playas, arbustales, bosques heterogéneos, y humedales, entre otros.
Estos sistemas ofrecen una amplia variedad de bienes y servicios con inmenso valor para los habitantes del territorio y quienes le visitan. “Infortunadamente, la forma en que la ciudad y la población han crecido y los esquemas de desarrollo implementados
han alterado fuertemente la resiliencia de estos sistemas, comprometiendo el sustento y la protección de las comunidades ante amenazas climáticas”, advierte Mauro Antonio Maza-Chamorro, Doctor en Ciencias del Mar, profesor de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB).
El investigador también agrega que se necesita una visión integradora que considere tanto la vocación natural del territorio, como las necesidades y los deberes de los actores que interactúan en este.
Flora y fauna local
La flora y fauna locales son activos vitales, esenciales para el desarrollo de las comunidades de la ‘ciudad amurallada’. “El cuidado de la biodiversidad local no solo asegura la belleza natural del entorno, sino que también juega un papel crucial en la
salud del ecosistema”, señalan desde Serena del Mar, un proyecto urbanístico al norte de la capital del Bolívar.
Contribuir al equilibrio entre la actividad humana y la naturaleza implica integrar nuevos desarrollos de manera sostenible; la conciencia sobre la importancia de estos ecosistemas es fundamental para encontrar este balance. En este sentido, se han implementado medidas como paisajismo urbano y plantación de árboles nativos para armonizar la naturaleza circundante.
“Los sistemas descritos tienen un rol importantísimo en la resiliencia climática y existe un sinnúmero de filosofías, entre ellas las soluciones basadas en ecosistemas y comunidad, que magnifican los efectos positivos de la sinergia hombre-naturaleza”,
agrega Maza-Chamorro.
Playa libre, una de las playas que ofrecen ilegalmente operadores turísticos en las calles de Cartagena. Foto:John Montaño- EL TIEMPO
Iniciativas de cuidado
Así las cosas, diversos sectores lideran programas para el cuidado de la biodiversidad cartagenera. Ejemplo de ello es el Port Oasis Ecopark, del Grupo Puerto de Cartagena (GPC), un espacio para la protección y conservación de la fauna colombiana, además de ser una unidad de entretenimiento y experiencia para los cruceristas que visitan la ciudad.
“Es un santuario de 10.000 metros cuadrados que cuenta con la infraestructura necesaria para aviarios de inmersión y zonas boscosas que proporcionan condiciones de libertad para los animales. Su objetivo es la conservación de especies de fauna
silvestre a través de la recreación de ambientes naturales. Los animales gozan de bienestar y libertad, reflejándose en el éxito reproductivo de especies de gran importancia biológica para el país como el mono tití cabeciblanco y el paujil piquiazul,
especie endémica en Colombia que se encuentra en peligro crítico de extinción”, puntualizan voceros del Puerto.
Su objetivo es la conservación de especies de fauna silvestre a través de la recreación de ambientes naturales. Los animales gozan de bienestar y libertad, reflejándose en el éxito reproductivo: GPC
A través de la Fundación Puerto de Cartagena también se desarrollan 18 programas para contribuir con la reducción de la pobreza, el fortalecimiento de la educación y la preservación del medioambiente. Uno de ellos es Ecoguardianes, dirigido a niños y niñas, que tiene como objetivo fomentar consciencia y cultura ambiental para fortalecer buenas prácticas en el cuidado propio y del entorno.
Por otro lado, en Serena del Mar se han sembrado 42.000 árboles de 32 especies nativas y adaptativas al ecosistema, según un estudio realizado por el Jardín Botánico de la ciudad. También avanzan en la reapertura de la boca de los Manzanillos y la revitalización de la ciénaga de Juan Polo para reabrir un ecosistema natural que fue afectado por actividades humanas, esto permitirá el flujo de aguas entre el mar y la ciénaga, disminuyendo los niveles de salinidad del agua de esta zona.
Precisamente, a través de la Fundación Serena del Mar, se han desarrollado, entre otras, “19 jornadas de limpieza y ‘reciclatones’ con la participación de más de 1.000 voluntarios y aliados”, indican.
Articulación es clave
Las zonas marino-costeras enfrentan un gran reto para evitar su contaminación por residuos. Especialmente Colombia, que es el país con mayor cantidad de basura en sus costas, según un informe de Invemar realizado en 2022 en nueve países de América Latina, con 2,2 unidades de basura por metro cuadrado, proveniente en su mayoría de las mismas playas o de sus cercanías.
Por lo anterior, Visión 30/30, un colectivo empresarial de la Andi que contribuye a la economía circular, lidera iniciativas basadas en la articulación y fortalecimiento de los
actores de la cadena de aprovechamiento. Una de estas es Recicladores del Océano, que surge en alianza con Nomo Waste, y nace de la identificación de los retos que existen alrededor de la gestión adecuada de los residuos en Cartagena y las Islas del Rosario.
Así, en línea con el propósito de generar un ambiente propicio para una mayor tasa de aprovechamiento de los residuos, este proyecto articula a ocho empresas productoras
voluntarias (L’Oreal, Zona Franca, Soluciones Ambientales 4R, Tetra Pak, Fundación BeEco, ReciclaDos Coste y Grupo Phoenix), un gestor ambiental (EcoActiva) y dos empresas transformadoras (Biocírculo 2 y Peldar) desde 2022, con lo que han logrado
la recolección y transformación en insumos para nuevos productos de cerca de 38,4 toneladas de residuos en estas zonas.
Estas iniciativas no solo tienen beneficios ambientales, sino que también generan impactos positivos en términos sociales y económicos, creando un tejido comunitario más fuerte y sostenible. Foto:iStock.
Retos de cara a la conservación
Para Maza-Chamorro, profesor de la UTB, el reto más importante en sostenibilidad en la ciudad es “el desarrollo de una gobernanza que cobije una relación virtuosa entre los sectores público, privado y de sociedad civil. Se necesita el trabajo en procesos de naturaleza inclusiva, en donde realmente se consideren las necesidades de todos los actores mencionados y se incluyan representantes de grupos vulnerables y desatendidos históricamente”. Lo anterior, con una visión integradora desde la ciencia y la economía.
Se necesita el trabajo en procesos de naturaleza inclusiva, en donde realmente se consideren las necesidades de todos los actores: Mauro Antonio Maza-Chamorro, de la UTB
Y es que, en los últimos años, Cartagena ha sido puesta en el mapa de lugares de interés por su carácter de patrimonio histórico, cultural y humano, y su potencial para el desarrollo en sectores como el turístico, industrial, marítimo y portuario, pero también por su vulnerabilidad climática.
“Somos una ciudad valiosa y amenazada por el cambio climático. Los cartageneros deben usar este momento de atención para apropiarse del mejor conocimiento y posibilidades de apalancamiento financiero para navegar hacia la resiliencia climática de largo plazo, empoderados en su territorio y conectados a los procesos del planeta”, asegura el académico.