La altillanura es para los arroceros una valiosa opción que garantizará la seguridad alimentaria del país y, además, permitirá que el país sea un gran exportador de maíz, soya y arroz.
Rafael Hernández Lozano, presidente de Fedearroz, tiene claro que esta región es el sitio apropiado para la agricultura a gran escala. Para que sea así se necesitan inversiones importantes en adecuación de suelos.
Así se podría convertir, por ejemplo, en una región exportadora de maíz, soya y arroz como ocurrió con el cerrado brasilero en el Brasil. Y que, si es así, se suspenderían las importaciones de grano que se están dando en el país, porque nosotros mismos podríamos abastecernos.
En cuanto a cómo trabaja Fedearroz para seguir potencializando las economías en los Llanos, el gerente Rafael Hernández sostuvo que en eso juega un papel muy importante la investigación, el desarrollo de nuevas tecnologías y de nuevas variedades que se adapten a ese tipo de suelo y a todos los fenómenos que se están dando con el clima. “Hoy en día es muy difícil predecir que va a pasar con el clima y por eso hemos venido trabajando en los centros experimentales del Meta y Casanare para desarrollar variedades que tengan cierta resistencia a los fenómenos que genera el cambio climático”, dijo.
Agregó que con la investigación y la transferencia de tecnología se busca primero consolidar la competitividad, que se debe fortalecer antes del 2030 año en el que se acaba el arancel del arroz importado; y segundo, trabajar en la Adopción Masiva de Tecnología (AMTEC), que impulsa la competitividad de los productores para que aumenten los resultados en sus cultivos y bajen costos, como está ocurriendo en algunas zonas que ya producen una tonelada de arroz con 350 dólares.
“Yo diría que ya el 65 por ciento del área arrocera del país está aplicando la técnica total o parcialmente y por eso ha mejorado la competitividad. En el 2012 teníamos un costo de producción por tonelada de 500 dólares y eso quiere decir que ha surtido efecto, que estamos mejorando la competitividad al aumentar la productividad entre una y dos toneladas por hectárea”, aclaró.
Sobre el tema de la seguridad jurídica, que según un estudio de Fedesarrollo recomienda perfeccionar y aclarar, el vocero de Fedearroz dijo que es lógico y urgente hacerlo porque nadie va a invertir en la agricultura sino tiene seguridad jurídica sobre la propiedad de la tierra. “Llega un empresario a sembrar 20.000 hectáreas en los Llanos Orientales y la primera traba que tiene es la Unidad Agrícola Familiar (UAF) que no le permite sembrar grandes extensiones para que sea rentable y poder ser exportador”, indicó.
Riego para todos
Rafael Hernández reiteró que el arroz es un cultivo que tiene fácil adaptación en los diferentes pisos térmicos y que Colombia tiene muchas áreas aptas para eso. “Si se hicieran distritos de riego en zonas como los Llanos Orientales, en la Guajira, en el Magdalena medio, Colombia podría ser una potencia productora de alimentos porque tiene pisos para todos los cultivos. Pero eso es posible si hay la voluntad del gobierno de pararle bolas al sector agropecuario, de ponerle agua a las tierras y de tener una política clara hacia el futuro”, manifestó.
El gerente de Fedearroz indicó que lo que busca el sector es que se hagan distritos de riego en el Casanare y el Meta y en todas partes porque el segundo semestre del año tiene una oferta ambiental mejor que la del primer semestre y si hubiera riego permanente, se podría repartir el área de arroz entre el primero y el segundo semestre, lo que permitiría romper con la estacionalidad climática que es la que genera una sobre oferta o taco de cosecha en los meses de agosto y septiembre.
Protagonista del desarrollo
La agroindustria, derivada del cultivo del arroz, ha sido eje del desarrollo de Villavicencio, el Meta y los Llanos Orientales durante los últimos 50 años. La consolidación de la industria arrocera permitió la evolución del cultivo.
En Meta y Casanare se producen cerca de un millón y medio de toneladas del cereal y en sus tierras están sembradas 229.000 hectáreas en Casanare y cerca de 100.000 hectáreas plantadas en el Meta.
Con estas cifras, industriales como la Comercializadora del Llano, productora de la marca Arroz del Llano, señalan que es por eso que el Meta y los otros departamentos de los Llanos, “son más que una inmensa sabana; son el lugar donde se produce soya, maíz, plátano, palma y frutales”.
Jorge Enrique Silva Valderrama, gerente de Arroz del Llano, dijo que conscientes de esta gran riqueza natural y cultural, día a día se invierte en la región, generando empleo y apoyando a más de 300 medianos y pequeños agricultores de arroz.
“Creemos en nuestro Llano, en el Meta y Villavicencio, por eso invitamos a todos los inversionistas de Colombia a que vean esta región con ojos de oportunidad. Estamos cerca al mayor centro poblado del país, contamos con una infraestructura vial adecuada y con una inmensa zona para desarrollar cualquier proyecto agroindustrial de gran magnitud”, concluyó Silva Valderrama.