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Energías renovables no convencionales: alternativas sostenibles
Tienen un impacto ambiental mucho más reducido que otras fuentes, pues no producen emisiones de CO2.
La producción de energía es clave en el cambio climático. Foto: iStock
Las energías renovables, también conocidas como energías alternativas o energías verdes, son aquellas fuentes de energía que se caracterizan por su disponibilidad en la naturaleza y su capacidad de regeneración continua, sin intervención humana, de manera espontánea y en cantidades inagotables.
Estas se han clasificado en seis grupos energéticos principales: solar, eólica, de la biomasa, hidráulica, de los océanos y de la geotermia. Cada una de las fuentes requiere de diferentes tipos de tecnologías para generar energía en forma de electricidad, fuerza motriz, calor o combustibles. Su principal beneficio es que no generan emisiones una vez la energía es usada.
¿Qué son y cómo funcionan?
La Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) clasifica las fuentes de energía, es decir los recursos que se utilizan para producir energía eléctrica, en fuentes no convencionales de energía renovables (FNCER) a la eólica, geotérmica, solar, energía de las mareas (mareomotriz y undimotriz), biomasa y pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH); y como fuentes no convencionales de energía (FNCE) a todas las FNCER mencionadas anteriormente, adicionando a la nuclear.
Cabe resaltar que las fuentes de energía convencionales (FEC) más reconocidas son el carbón, los combustibles líquidos, el gas y las grandes hidroeléctricas.
“La Ley 1715 de 2014 definió las fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER) como aquellos recursos de energía renovable disponibles a nivel mundial que son ambientalmente sostenibles”, explica Daniel José González Tristancho, coordinador del Laboratorio de Energía de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito. Es decir que estos son recursos prácticamente inagotables.
Beneficios frente a otras fuentes
Hoy en día los costos de las FNCER cada vez son más asequibles, debido a su crecimiento a nivel mundial y la búsqueda por fuentes de energía cada vez más limpias: Daniel González
Hay varias ventajas de las FNCER frente a las FEC, al ser consideradas recursos sostenibles, “además no generan costos como tal del combustible, en condiciones normales, no se paga por el uso de la radiación solar, o del viento, energía de las mareas, etcétera”, señala González.
Además, el experto en energía señala que son recursos que tienen un impacto ambiental mucho más reducido que el de las FEC, pues no producen emisiones de CO2 durante su proceso de generación.
“Hoy en día los costos de las FNCER cada vez son más asequibles, debido a su crecimiento a nivel mundial y la búsqueda por fuentes de energía cada vez más limpias, el Acuerdo de París, los beneficios que otorga cada país para incentivar su uso”, puntualiza González.
En Colombia, por ejemplo, está el Plan Nacional de Desarrollo (PND), la Ley 1715 de Energías renovables, la Ley 2099 de Transición energética; así como las resoluciones que, a partir de estas leyes, eliminan partidas arancelarias, impuestos IVA, dan incentivos en las declaraciones y en la adquisición de es solares y equipos para generación solar, lo que permite que los s cada vez sean más activos en el sistema eléctrico.
Por qué apostarle
De acuerdo con el experto González, la capacidad efectiva neta del sistema eléctrico del país es alrededor de 17,7 gigavatios (GW), la cual está compuesta principalmente por hidroeléctricas (cerca del 70 %), luego térmicas, cogeneración y energías renovables en menor escala.
“A pesar de que las energías provenientes de grandes centrales hidroeléctricas no son tan contaminantes como las térmicas, el impacto en las regiones aledañas es muy grande. Por lo tanto, el uso de las FNCER en Colombia es muy importante: la generación distribuida, es decir, tener fuentes de energía más cerca de los consumos mejora la eficiencia del sistema eléctrico”, asegura el ingeniero.
Si eres apasionado por temas de energía renovable, esto te interesa. Foto:iStock
Además, menciona los recursos eólico y solar que posee Colombia en la región norte, especialmente La Guajira, que podrían alimentar todo el país con su potencial. “Sin dejar de lado el resto de las regiones del país, que también tienen potenciales importantes”, puntualiza González.
De igual manera, según información del Plan Energético Nacional 2020-2050, el sector ha habilitado y aportado al desarrollo económico del país. “Se han acometido inversiones en infraestructura para la producción, transporte y distribución de energéticos. La participación del sector minero-energético en el PIB nacional ha oscilado entre el 8 % y el 14 % entre 2005 y 2019”, indica el documento oficial.
Además, la cadena de valor de la prestación de servicios públicos en el sector energético (energía y gas) ha tenido una participación entre el 2,1 % y el 2,4 % del PIB entre 2005 y 2019.
Un compromiso de todos
Como respuesta a la alta dependencia en las fuentes hídricas para la generación de energía, Colombia ha dispuesto un moderno esquema regulatorio, institucional y de mercado que busca diversificar la matriz energética. Para 2050 se espera que las energías alternativas constituyan el 25 % de la matriz energética del país.
Una de las principales apuestas del Gobierno Nacional es la de incentivar la generación de proyectos de energías renovables en el país para mitigar los efectos del cambio climático. Es por esta razón, que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) licenció recientemente cuatro nuevos proyectos de energías limpias en los departamentos de Atlántico, Boyacá, Bolívar, Santander y Cundinamarca, los cuales aportan a la transición energética del país.
Sin embargo, mitigar los efectos del cambio climático no deber ser un compromiso exclusivo de las entidades públicas, sino de todos los actores sociales, incluso las empresas privadas.
Ejemplo de ello son las acciones que ha emprendido Sodimac Corona y sus marcas Homecenter y Constructor en lo referente a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). “Hemos realizado grandes cambios como la transformación de la iluminación 100 % a tecnología LED (permitiendo ahorros de consumo histórico de más del 22 %), y también transformando las cubiertas de las tiendas para permitir que se aproveche de mejor manera la luz solar”, explica Claudia Moesker, jefe de Gestión Ambiental de Sodimac Corona.
Además, señala que uno de los compromisos de la compañía es generar menores emisiones implementando proyectos de energía renovable y fotovoltaica. Por esta razón, en las nuevas tiendas de Cajicá y Mosquera instalaron unos 530 es que aportan el 30 % de energía que consumen estos lugares.
Como proyección, al finalizar el 2023, buscan producir hasta 5.3mm de kWh (kilovatios-hora) que equivalen al 14 % del consumo total de la cadena. Y para 2030, esperan generar, al menos, el 30 % del consumo total con energía fotovoltaica.
“Este proyecto es importante desde el punto de vista ambiental y económico para la compañía, debido a que se abandonan tecnologías no tan limpias y se logran obtener algunos beneficios económicos con respecto a las tarifas que hoy rigen el mercado y cada vez son más elevadas”, concluye Moesker.