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Ruta de Reactivación de la CCB en su recorrido por Fusagasugá
La Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) continuará con la reactivación empresarial durante el 2021.
Durante la octava Ruta de Reactivación Empresarial se destacan productos únicos como el cacao del municipio de Arbeláez, familias innovadoras como el grupo Gaitán Cuevas y un constructor comprometido con cambiarle la cara a la provincia.
A través de la Sede de Fusagasugá, la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) cubre la provincia del Sumapaz que está localizada en el sur de Cundinamarca y al suroccidente de Bogotá; está conformada por 10 municipios: Arbeláez, Cabrera, Fusagasugá, Granada, Pandi, Pasca, San Bernardo, Silvania, Tibacuy y Venecia.
La provincia cuenta con 8.577 empresas (a octubre de 2020), el 99,9% de las empresas son MiPymes, y entre el comercio y los servicios se concentra el 79 % de estas.
Según informó la CCB, actualmente tienen un Plan de presencia integral articulada para fortalecer la capacidad de incidencia en la provincia de Sumapaz para contribuir al desarrollo empresarial y regional, a través de tres frentes de trabajo: servicios en territorio, proyectos regionales y gestión institucional.
Con esta terminan las 8 rutas de la CCB que se plantearon para el último trimestre del año, pero que seguirán durante el 2021 para impulsar la reactivación empresarial.
El único cacao de Arbeláez
En la vereda San José del municipio de Arbeláez (Cundinamarca) sobresale la finca cacaotera Cámbulos y Gualandayes de cuatro hectáreas. La cual, llama la atención porque es la única que cosecha cacao en este municipio.
Cuando Roberto Vargas del Valle compró la finca, 30 años atrás, esta no tenía ni agua y los suelos y la casa estaban muy acabados. Sin embargo, “la compré porque me di cuenta del ambiente de la zona, de la velocidad de los vientos, de los cambios de temperatura, de la frecuencia de lluvias y todo eso lo convenció de que era un sitio sumamente bueno para hacer agricultura”, aseguró Vargas.
Tardó 15 años en reconstruirla porque, incluso, llevaba manualmente el agua hasta los suelos. En el 2008 inició el cultivo de cacao, a pesar de no ser una tradición en el sector.
Por ello, cuando le contaba a la gente que quería cultivar cacao, lo tildaban de loco y le decían que no se podía. Incluso, la Federación de Cacao, le decía que la altura máxima para sembrar cacao era 1.200 metros sobre el nivel del mar y su finca estaba a 1.300 lo que lo hacía inviable.
Llevo mi cacao hasta una maquila en Bogotá donde lo transformamos en chocolatinas de alta calidad con porcentajes de cacao del 38 %, 70 % y 75 % en barras de 40 y 90 gramos
“El único que me creyó y que fue testigo de todo el proceso que viví fue el cerro Quininí, el cual se ve desde cualquier ángulo de la finca, y en homenaje a él le pusimos su nombre”, explicó Vargas mientras mostraba una caja de ‘Quininí Cacao’ con las chocolatinas producidas con el cacao que siembra.
Roberto explicó que esto se logró siguiendo una ruta que se trazó con la Cámara de Comercio para lograr su sueño: tener una empresa en la cual no tuviera que comercializar un producto agrícola sino uno procesado, el cual hoy es una realidad y que en el 2016 lo hizo acreedor de su cédula cacaotera.
“Tengo más de 500 árboles muy bien formados, de muy buena producción y no le vendo a intermediarios. Llevo mi cacao hasta una maquila en Bogotá donde lo transformamos en chocolatinas de alta calidad con porcentajes de cacao del 38 %, 70 % y 75 % en barras de 40 y 90 gramos”, aclara.
Precisamente, esta particularidad de ser la única finca de cacao en el sector, lo lleva a tener una ventaja sobre los demás chocolates: “la altura le da un sabor muy agradable”, asegura orgulloso.
‘Un emprendimiento familiar’
En la provincia de Fusagasugá, cada día la familia Gaitán Cuevas se viste con camisas blancas y se dirige a trabajar: tratar la sábila y transformarla en decenas de productos que solo traen beneficios en la salud de quienes la consumen.
Desde geles para la piel, zumos, solución desinfectante y jarabes, hasta el uso agropecuario o fibra que es útil para hacer repostería, son solo algunos de los usos que la familia ha encontrado al trabajar y transformar la sábila.
Dentro del proceso de transformación del aloe vera, la familia se dio cuenta que necesitaban dos máquinas que llegaban a costar cerca de 150 millones de pesos y su economía, para ese momento, no les daba para aquella inversión. Por lo que, con base al aprendizaje que tienen en diseño industrial, diseñaron, construyeron y pusieron en marcha las dos máquinas que necesitaban: una es la cubicadora para elaborar las bebidas refrescantes y la otra es la homogeneizadora para la refinación, ahorrando cerca de 90 millones de pesos.
Pero no solo ahorraron dinero, se dieron cuenta de que “tenemos un proceso más rápido en el que se maltrata menos el cristal del aloe vera, por lo que se saca mucho más puro y sano”, precisó Enrique Gaitán, gerente de Fusasab.
El apoyo de la Cámara de Comercio para nosotros ha sido de un alto valor en lo que tiene que ver con la logística de mercadeo
A pesar de que en Colombia había muchas siembras de sábila cuyo único destino eran los supermercados y centrales de abasto, había muy poca transformación industrial por lo que la familia vio la oportunidad de hacer una planta (en el 2014) en la que existiera una refinería y tratamiento de sábila para sacar los cristales decolorados y los diversos productos. Hoy cuentan con un terreno de 1.400 metros cuadrados dedicados a la transformación de la sábila.
Incluso, explicó Gaitán, Colombia estaba importando bebidas con aloe vera desde la China, teniendo la materia prima acá para poder producir las bebidas refrescantes.
“El apoyo de la Cámara de Comercio para nosotros ha sido de un alto valor en lo que tiene que ver con la logística de mercadeo, el manejo empresarial istrativo, el plan de manejo ambiental y de productividad”, precisó Gaitán.
La constructora de Fusagasugá
Jorge Pachón, gerente de la constructora J Pachón, es un empresario fusagasugueño que se ha propuesto cambiarle la cara a Fusa.
“La empresa tiene una trayectoria y se ha reconocido por los proyectos de vivienda de interés social en Llano grande, Llano largo y La Palma. Pero, en general, en Fusagasugá hemos hecho 12.000 viviendas y en los últimos años hemos incursionado con obras importantes que la embellecen como el centro comercial La Querencia y el centro comercial Jardín”.
La empresa tiene una trayectoria y se ha reconocido por los proyectos de vivienda de interés social en Llano grande, Llano largo y La Palma
Durante la preinauguración del centro comercial Jardín, Pachón destacó que esta obra se pensó para una ciudad de 200.000 habitantes, la cual fue dotada con salas de cine, zonas de comida, supermercado, locales con diferentes servicios para los ciudadanos y una clínica ortopédica.
Actualmente, la empresa que cuenta con cerca de 350 empleados, cuenta con el apoyo y acompañamiento de la Cámara de Comercio. “Nos han enseñado a reorganizarnos desde un punto de vista más empresarial y con una mayor visión”, precisó Pachón y añadió “el apoyo de la Cámara de Comercio ha sido muy importante”.
*Un proyecto de contenidos editoriales especiales, con el auspicio de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB).