Fanáticos extranjeros duermen en carpas en desierto de Catar

Algunos aficionados con bajo presupuesto optaron por acampar; el precio por toldo no es nada barato.

Fotografía del trofeo de una representación del trofeo del Mundial de Fútbol en la inauguración del campeonato Qatar 2022 hoy, en el estadio Al Bait en Al Khor (Catar). El mundial se realiza del 20 de noviembre al 18 de diciembre de 2022. Foto: EFE/ Rodrigo Jiménez

25.11.2022 20:59 Actualizado: 25.11.2022 21:24

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La fiebre del fútbol se siente a flor de piel en casi todos los rincones del planeta. Aficionados de los 6 continentes han ahorrado durante cuatro años para poder asistir a la fiesta mundialista que hoy se celebra en Catar y que es especial por la fecha en que se está jugando, pero sobre todo, porque es el primer certamen en territorio árabe.

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El gran flujo de extranjeros ocasionó un colapso sin precedentes en el sistema hotelero del país, por lo que muchos tuvieron que optar por otro tipo de alojamientos más rudimentarios para pasar sus días en territorio catarí. Se trata de la polvorienta villa de carpas de Jor, ubicada a una hora de Doha, y en la que sus huéspedes pasan los días sin candados, agua o cerveza.

Un plan ‘mochilero’ o 'carretero', como se dice coloquialmente, muy visto en Latinoamérica, pero ahora es más que evidente durante el mundial. El miércoles, un DJ ambientaba el lugar con música electrónica, mientras cientos de aficionados se reunían sentados en puffs alrededor de una fogata, bebiendo refrescos y disfrutando del desértico paisaje.

Según informó ‘Telemundo’, no es nada barato hospedarse en este lugar, pues los locales aprovechan la coyuntura para pedir el triple a raíz de la necesidad del hincha. Una noche en Jor puede estar costando entre 450 y 500 dólares la noche ( 2 millones de pesos).

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A tent in the Fan village in Qatar costs £175 ( R 3 586,76) per night. pic.twitter.com/zSrRlvokLR
— DonDon (@the_dondon01) November 20, 2022

Desde que Catar fue anunciada como sede del mundial, inició un frenesí urbanístico que provocó la construcción de espacios que pudieran albergar al millón de personas que hoy se encuentran en esta pequeña península.

Sin embargo, el alto costo de los hoteles obligó a algunos aficionados a aventurarse en campamentos en el desierto con insumos básicos para la higiene, como literas rudimentarias y espacios sanitarios compartidos con miles de personas.

Para la mexicana Paola Bernal, entrevistada por ‘Telemundo’, este tipo de proyectos “han sido un desastre”, pues los buses a las aldeas son demorados y dejan de funcionar a las diez de la noche, lo que ocasiona que los hinchas tengan que pagar grandes sumas de dinero por un taxi o un recorrido en Uber.

Por otro lado, la realidad es que algunas personas llegaron a sus habitaciones y se toparon con que sus conteiners o carpas no estaban terminados, o simplemente no tenían ni si quiera sabanas para pasar la noche.

“Queríamos buena vibra, buena energía, estar con la gente”, indicó el marroquí Mouman Alani, “esto está muy desorganizado”, agrega enfocándose en las largas filas que hay que hacer para registrar el ingreso a cada carpa.

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