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Joe Biden, contra las cuerdas / Análisis de Mauricio Vargas

Una mayoría republicana en la Cámara y papeles reservados hallados en sus propiedades lo arrinconan.

La situación de Joe Biden se complicó en la Cámara tras la pérdida, en noviembre, de 10 curules. No obstante, de 222 republicanos solo una 6.ª parte son radicales trumpistas.

La situación de Joe Biden se complicó en la Cámara tras la pérdida, en noviembre, de 10 curules. No obstante, de 222 republicanos solo una 6.ª parte son radicales trumpistas. Foto: Bloomberg

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Gobernar implica caminar por la cornisa, incluso cuando las cosas parecen ir bastante bien. Durante la Navidad pasada, poco antes de cumplir su segundo año de mandato, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, tenía motivos para celebrar, tanto en materia económica como de política interna y exterior.
La inflación comenzaba a ceder y la economía, aunque frenada, ya no marchaba hacia una recesión como la que se dará en otros países ricos. En las elecciones parlamentarias de noviembre, los demócratas de su partido se habían asegurado la mayoría del Senado y, en la Cámara, aunque habían perdido el control, la ventaja era que los agresivos opositores trumpistas —núcleo duro de la bancada republicana— habían obtenido muchas menos curules de las esperadas.
Como si fuera poco, el ex presidente Donald Trump —principal adversario de Biden— estaba hundido en un escándalo por el hallazgo, en agosto, en su residencia de Mar-a-Lago, Florida, de cientos de documentos reservados que, de manera ilegal, sacó de la Casa Blanca antes de abandonarla en enero de 2020.
En el frente internacional, Biden se alzaba como gran triunfador de la crisis de Ucrania, mientras otro adversario suyo, el presidente ruso, Vladimir Putin, se empantanaba en la costosa y fallida invasión: los ucranianos, liderados por el presidente Volodímir Zelenski, no sólo le han plantado cara sino que han hecho retroceder a las tropas rusas, en buena medida gracias al apoyo militar dado por Biden.
Se trata de un compromiso para la rendición de cuentas en asuntos particularmente delicados
Pero todo cambió para el mandatario estadounidense en unos pocos días. Tras una serie de versiones de los medios, la Casa Blanca terminó por aceptar el hallazgo, en una vieja oficina privada de Biden, en Washington DC, así como en su residencia privada de Wilmington, Delaware, de un par de docenas de documentos marcados como ‘Reservado’, con información que, según los investigadores, “podría llegar a considerarse sensible” para la seguridad de los Estados Unidos.
Meses atrás, al confirmarse que Trump había sacado de la Casa Blanca cientos de documentos secretos y los había llevado a su casa de Mar-a-Lago, donde los encontró el FBI, Biden había calificado a su antecesor de “irresponsable”. Ahora, esas palabras se han volteado en su contra.
El 12 de enero, el fiscal general, Merrick Garland, nombró a Robert Hur como agente especial para investigar el caso. “Se trata —dijo Garland— de un compromiso para la rendición de cuentas en asuntos particularmente delicados”.
Fue por orden de ese agente especial que el FBI registró, durante más de 13 horas, la casa de Biden en Delaware, el jueves pasado, y encontró más fólderes con papeles bajo reserva, que duplicaron la cantidad frente a lo hallado por sus abogados semanas antes, en la misma residencia y en la antigua oficina del presidente en la capital.

Parecido no es lo mismo

Aunque las noticias fueron apareciendo con cuentagotas, la información confirmada por la Casa Blanca y, ahora, por el FBI, indica que, en un primer hallazgo hecho por los abogados de Biden el año pasado, aparecieron 12 documentos con el rótulo de ‘Reservado’, en la oficina que él ocupó antes de lanzarse como candidato presidencial, y que pertenecía al centro de pensamiento Penn Biden.
Encuentro entre Biden y López Obrador.

Encuentro entre Biden y López Obrador. Foto:AFP

El centro Penn Biden para la Diplomacia y el Compromiso Global es una fundación adscrita a la universidad de Pennsilvania. Nació bajo el impulso de Biden, tras dejar él su cargo de vicepresidente al concluir el doble mandato de Barack Obama. Entre los planes de Biden estaba reunir documentos para una futura biblioteca como las que, al retirarse, muchos líderes de los Estados Unidos erigen para garantizar su memoria y su legado.
Según versiones del entorno cercano al presidente, eso puede explicar la existencia de los documentos más sensibles, así como de miles más que no estaban rotulados como reservados, todos ellos vinculados a los 36 años de Biden como senador —ocho de ellos como presidente de la poderosa comisión de relaciones exteriores— y a los ocho como vicepresidente. Se trata de un acervo documental de gran valor.
Desde hace muchos años, figuras que han pasado por la Presidencia y otros altos cargos del Estado, reúnen miles de copias de documentos que han pasado por sus manos y que tienen que ver con los temas que manejaron.
La ley dice que los originales deben ir a los Archivos Nacionales en Washington, donde un grupo de expertos los clasifica, digitaliza y archiva. Aquellos que vienen con el sello de reserva, deben mantener, por ley, esa condición durante décadas, hasta cuando expire su período de embargo o hasta que una decisión del Presidente los desclasifique y permita su publicación.
La legislación determina que, de los documentos clasificados como reservados, ningún ex alto funcionario puede guardar siquiera copias, pues al hacerlo poner en riesgo la seguridad nacional, ya que si están en su despacho personal o en su casa, alguien los puede robar, divulgarlos o entregarlos a agentes de otros países.
El centro Penn Biden ya había sido objeto de polémica, cuando medios de comunicación identificados con la derecha estadounidense, como Fox News, denunciaron que la fundación se había beneficiado, de manera indirecta, de más de 54 millones de dólares de donaciones de empresarios chinos a la universidad de Pennsilvania.
El presidente estadounidense Joe Biden embarca en el Air Force One rumbo a la frontera entre EE. UU. y México.

El presidente estadounidense Joe Biden embarca en el Air Force One rumbo a la frontera entre EE. UU. y México. Foto:AFP

Poco después de la llegada de Biden a la Casa Blanca, el centro decidió cerrar la oficina de Washington, que había servido sobre todo como despacho personal del hoy mandatario. Fue durante el desmonte definitivo de esa oficina que los abogados de Biden encontraron el primer paquete de documentos reservados.
Más adelante, entre diciembre y enero, esos mismos abogados examinaron el despacho personal de Biden en su casa de Delaware, y se toparon con cinco documentos reservados más. Ante esa situación, el fiscal Garland designó al agente especial Hur, quien ordenó un registro de la casa que duró más de media jornada. Al concluir, habían aparecido seis fólderes más con documentos bajo reserva.
el descubrimiento de lo que parecen ser registros de tiempos de la istración Obama-Biden, incluida una pequeña cantidad de documentos con marcas de ‘reservado’
En un principio, la istración Biden minimizó la importancia de los hallazgos y quiso mostrarse muy colaboradora con el FBI. “La Casa Blanca está cooperando con los Archivos Nacionales y el Departamento de Justicia con respecto al descubrimiento de lo que parecen ser registros de tiempos de la istración Obama-Biden, incluida una pequeña cantidad de documentos con marcas de ‘reservado’”, explicó en esos momentos Richard Sauber, asesor del presidente.
Y aunque la cantidad de papeles secretos en poder de Biden —menos de 25— es muy inferior a los cientos de documentos descubiertos en la residencia de Trump en Florida, lo cierto es que la Casa Blanca luce incómoda con lo ocurrido. “Parecido no es lo mismo”, han dicho voceros demócratas en defensa del presidente, pero en privado, congresistas demócratas que habían sido particularmente duros con el expresidente Trump, reconocen ahora que la situación de Biden es delicada.
“Minimizar el caso de los documentos en la antigua oficina de Washington DC y en la casa de Delaware, porque son muchos menos que los encontrados en poder de Trump, equivale a minimizar un robo porque la cantidad sustraída es pequeña”, comentó el viernes pasado, bajo reserva de identidad, un legislador del partido del Presidente.

La Cámara, al ataque

La situación de Biden es especialmente delicada por lo sucedido en estos meses en la Cámara de Representantes. Tras las elecciones congresionales de noviembre, los demócratas del presidente perdieron las mayorías, y la nueva cámara baja quedó compuesta por 222 republicanos y 212 demócratas.
El resultado fue mucho menos favorable a los republicanos de lo que anunciaban las encuestas, que en vez de las diez curules en que quedó la diferencia, hablaban de más de medio centenar. También alegró a los demócratas que, de los 222 republicanos, apenas una sexta parte la constituyen radicales del trumpismo, y eso dio alas a la esperanza de negociaciones fluidas entre la Casa Blanca y la mayoría republicana de la Cámara.
Pero en enero, cuando los republicanos debían elegir al nuevo presidente de dicha Cámara, el candidato Kevin McCarthy —un californiano de 58 años con ideas más bien moderadas— las votaciones se prolongaron como pocas veces en la historia, pues una treintena de los 222 republicanos, se negaba a votar por él y de ese modo McCarthy no conseguía los votos necesarios.
Votaciones para elegir el presidente de la Cámara Baja de EE. UU.

Votaciones para elegir el presidente de la Cámara Baja de EE. UU. Foto:EFE

Hicieron falta 15 votaciones para que fuera al fin entronizado. Pero esto solo se dio porque el californiano asumió compromisos con el pequeño núcleo trumpista que incluyen impedir que el Gobierno eleve el techo de deuda del Estado federal —con lo cual Biden tendrá que apretarse el cinturón, en especial en cuanto al gasto social—, así como frenar nuevas ayudas a Ucrania para resistir a la invasión rusa.
Es tiempo de ejercer un control a la política del presidente
“Es tiempo de ejercer un control a la política del presidente”, anunció McCarthy tras ser elegido, para hacerles un guiño a los trumpistas. Es evidente que Biden enfrentará una dura oposición en la Cámara en los temas de financiación ya mencionados, pero también que ahora los representantes republicanos estarán en capacidad de impulsar una investigación sobre los documentos secretos encontradas en la vieja oficina y en la residencia particular del Presidente.
La suerte para el mandatario es que tiene las mayorías en el Senado, instancia que tiene la última palabra si un eventual proceso judicial contra Biden, impulsado por los demócratas de la Cámara, llegase a avanzar. Pero, aún así, está claro que el horizonte despejado que, en diciembre, vislumbraba Biden para la segunda mitad de su mandato, en enero se ha cargado de nubes. Y, en cualquier momento, esas nubes pueden pasar de grises a negras.
MAURICIO VARGAS LINARES
Analista de EL TIEMPO

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