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¿Quién era Colin Powell, el exsecretario de Estado de EE. UU. que falleció?
El jefe de la diplomacia durante el gobierno de George W. Bush murió a los 84 años.
Powell ocupó altos cargos en sus casi 50 años de vida pública, Foto: Tim Sloan. AFP
Incluso sin considerar su color de piel, Colin Powell, quien falleció este domingo a los 84 años por complicaciones a causa del covid-19, será recordado como uno de los militares, políticos y pensadores más destacados en la historia moderna de EE. UU.
En sus casi 50 años de vida pública, fue asesor de Seguridad Nacional, secretario de Estado, general de cuatro soles, jefe de las Fuerzas Armadas Conjuntas y hasta sonó varias veces como candidato a la vicepresidencia y presidencia del país.
Una carrera brillante que, al ser mirada bajo la lupa de la raza, adquiere nuevas dimensiones pues fue el primer afroestadounidense en llegar a esas cuatro posiciones.
De hecho, hasta la victoria de Barack Obama en la elecciones del 2008, Powell era la persona de color que más alto había llegado a los círculos del poder estadounidense.
Powell nació el 5 de abril de 1937 en Harlem, en ese entonces uno de los barrios más pobres de la ciudad de Nueva York, de padres que habían inmigrado de Jamaica unos años antes y que como muchos en esa comunidad trabajaban de sol a sol para darles una mejor oportunidad a sus hijos. Su padre en la oficina de correos, y su madre cosiendo vestidos para los más ricos.
Inicialmente, el general arrancó sus estudios apuntándole a la geología, grado que obtuvo en 1958, en el City College de Nueva York. Pero estando allí se vinculó a las reservas del ejército, una decisión que cambió su vida y que varias veces describió como la mejor experiencia de su existencia.
Durante esos años como secretario de Estado, Powell tuvo una profunda relación con Colombia
“No solo era algo que me gustaba, sino para lo que realmente era bueno”, dijo alguna vez, recordando cómo su periplo por la geología terminó sin pena ni gloria y notas que nunca sobrepasaron una C.
No obstante ese sentido de pertenencia, en esa época vivió más en carne propia las profundas desigualdades en su país. Tras su graduación, recibió el rango de subteniente y fue trasladado a Georgia, donde se le impedía trabajar en bares y restaurantes reservados para blancos.
Su primer cargo como militar activo fue en Alemania Occidental, como jefe de pelotón de la infantería. De allí seguirían dos desplazamientos a la guerra de Vietnam. El primero, en 1962, cuando regresó herido luego de pisar una mina antipersonal. El segundo, ya como mayor del Ejército, en 1968, y del que también se trajo una terrible experiencia cuando su helicóptero fue derribado por las fuerzas del Viet Cong.
Foto tomada en julio de 2003 que muestra a los entonces presidente de EE. UU., George W. Bush, (d), su asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, (i), y el secretario de Estado, Colin Powell (c). Foto:Luke Frazza. AFP
Con posterioridad, Powell siempre subrayó que su pasó por Vietnam lo dejaría marcado de por vida e influyó de manera drástica en su visión sobre el uso del poder estadounidense.
De allí en adelante, su carrera comenzó a deambular por la vida política. Antes de retirarse del servicio militar activo en 1993, ocupó varios cargos de relieve en istraciones republicanas durante momentos claves de la historia.
En 1980 fue nombrado como asistente del entonces secretario de Estado, Caspar Weinberger, y tuvo primera línea en la invasión de EE. UU. a Granada (1983). En 1987, Ronald Reagan lo nombró asesor de Seguridad Nacional, cargo desde el que negoció varios tratados con la moribunda Unión Soviética de Mikhail Gorbachov. Y George H. Bush, al llegar a la presidencia en 1989, lo ascendió a general de cuatro soles y luego a jefe de las Fuerzas Armadas Conjuntas (JFAC), el rango más alto de toda la estructura militar.
Sus años como JFAC fueron quizá los más relevantes de toda su carrera como militar. No solo presidió la invasión de EE. UU. a Panamá para derrocar y arrestar al general Manuel Antonio Noriega, sino la primera guerra del golfo Pérsico en 1991.
De estos años surgió la llamada Doctrina Powell, un concepto impulsado por el entonces general que hacía énfasis en la diplomacia y la contención sobre las intervenciones militares, que solo debían usarse en casos extremos.
Sus años como secretario también fueron tumultuosos. Tras los ataques terroristas del 11-S, Powell tuvo que liderar toda la estrategia de lucha mundial contra el terrorismo que lanzó EE. UU.
Su mandato como JFAC continuó tras la victoria de Bill Clinton en 1992, pese a que el nuevo presidente demócrata manejaba un concepto de política internacional con el que Powell no compaginaba.
Terminó renunciando a su cargo en protesta por la desastrosa participación de EE. UU. en Somalia, tres días después de la llamada batalla de Mogadiscio, en la que 19 soldados de EE. UU. fueron masacrados. Un evento que luego fue inmortalizado en la película Black Hawk Down.
A pesar de que la debacle sucedió bajo su mandato, Powell salió bien librado pues el general había insistido en que era necesario enviar refuerzos, pero sus órdenes no fueron aceptadas por los civiles en el Departamento de Defensa.
Aunque Powell nunca había mostrado sus colores políticos en sus años como militar, tras su retiro se declaró republicano e hizo campaña en favor de candidatos de este partido. De hecho, las encuestas lo daban como uno de los mejores rivales para enfrentar a Clinton en las elecciones de 1996 y luego como posible candidato republicano para las elecciones del año 2000.
En ambos casos declinó. A su juicio, no estaba hecho para el desgaste de una campaña presidencial y se veía más como un servidor público trabajando por el país en áreas de su fortaleza. Algo que reconoció George W. Bush (hijo) después de su triunfo en esos comicios cuando lo nombró secretario de Estado, el primer afroestadounidense en llegar a esta posición. La confirmación de Powell en el Congreso, a pesar de ser republicano, se dio sin contratiempos pues siempre fue visto como un moderado.
Sus años como secretario también fueron tumultuosos. Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, Powell tuvo que liderar toda la estrategia de lucha mundial contra el terrorismo que lanzó EE. UU. desde entonces y que culminó con la invasión de Afganistán en octubre de ese año y la guerra en Irak, que arrancó en el 2003.
No solo era algo que me gustaba, sino para lo que realmente era bueno
Quizá de este último conflicto surge la única mancha en la carrera del general. A pesar de que Powell había dicho con posterioridad que nunca estuvo de acuerdo, como jefe de la diplomacia de EE. UU. bajo la istración neoconservadora de Bush fue el encargado de “justificar” ante la comunidad internacional la intervención, alegando que Sadam Huseín no solo almacenaba armas químicas y biológicas, sino que daba pasos para construir un arma nuclear.
Es muy recordada, de hecho, una intervención suya en la ONU en la que presentó “pruebas” sobre la existencia de ese arsenal. Tras la caía de Huseín, la ONU despachó un equipo al país y nunca pudieron encontrar el menor vestigio de su existencia.
Durante esos años como secretario de Estado, Powell tuvo una profunda relación con Colombia. En septiembre del 2001 firmó la orden que calificó a las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) como una organización terrorista y fue instrumental en el cambio de percepción que existía en EE. UU. sobre la realidad colombiana.
Y, tras los atentados terroristas contra Washington y Nueva York, empujó para que Washington viera el conflicto con las Farc, el Eln y las Auc como parte de su estrategia global en la lucha contra el terrorismo y fue de los primeros en acuñar el termino ‘narcoterrorista’ para describir a estas organizaciones.
El exsecretario de Estado de EE. UU. Colin Powell y el expresidente de EE. UU. Barack Obama. Foto:Saul Loeb. AFP
En diciembre del 2002, visitó al país y fue esencial en los primeros años del llamado Plan Colombia, que arrancó en el año 2000 con Bill Clinton, que luego heredó George W. Bush cuando ganó la presidencia en noviembre de ese año.
Powell, así mismo, emitió –junto a otros funcionarios de esa istración– una recomendación que le cambiaría el rostro al conflicto colombiano. A partir del 2002, EE. UU. eliminó un conjunto de salvaguardas que limitaban el uso de los recursos de Washington para fines exclusivamente antinarcóticos y autorizó su empleo en una campaña unificada contra el narcoterrorismo.
Desde entonces, los cientos de helicópteros entregados a Colombia, al igual que recursos de inteligencia, pudieron ser usados para combatir directamente a los grupos guerrilleros. Una decisión que cambió la dinámica del conflicto y abrió la puerta para una serie de golpes contra la estructura de las Farc que a la postre fue la base para las negociaciones de paz.
Ya retirado de la política, Powell volvió a ser noticia en el 2008, cuando rompió con su partido para apoyar la candidatura de Obama a la presidencia. Y lo volvió a ser en el 2016 y 2020, cuando se opuso de manera tajante a Donald Trump por considerarlo un político extremo que no representaba los valores de su partido.
A pesar de ello, nunca dejó de considerarse republicano. Hasta enero de este año.
Tras ver lo sucedido en el Capitolio cuando una turba de trumpistas furibundos irrumpió en este sagrado recinto, Powell renunció a su membresía y se declaró independiente, no solo como prueba de su repudio al exmandatario, sino por la actitud de su partido, que se dejó llevar por reclamos infundados de fraude y desafió el orden constitucional.