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El descontento en EE. UU. no cede ni si quiera con el fortalecimiento de la economía
La inflación y el desempleo se mantienen en el nivel más bajo en medio siglo.
Profesores y personal de la Universidad Estatal de California, en una manifestación el 22 de enero, pidiendo mejora salarial. Foto: Getty Images
Cualquier persona que mire los datos duros de la economía de Estados Unidos pensaría que el presidente Joe Biden surfea a la reelección. La economía crece, ningunea los pronósticos de una recesión, la bolsa sube, el empleo aumenta –y marca récords–, el desempleo está en el nivel más bajo de los últimos 50 años, los ingresos suben, y la inflación baja.
La Casa Blanca se preocupa por resaltar cada estadística positiva como un logro de “Bidenomics”, la etiqueta oficial para política económica de Biden. Pero el termómetro apunta a otra realidad: la gente dice que está angustiada, enojada o insatisfecha con sus finanzas, y que el país va por mal camino, un contraste que ha llevado a economistas a hablar de una “desconexión” entre la economía y el estado de ánimo de los norteamericanos.
El fenómeno llama la atención porque, en general, el humor de los norteamericanos suele estar más o menos alineado con las estadísticas sobre la economía. El llamado “índice de la miseria”, que suma la inflación y el desempleo, una medida bastante directa sobre el desempeño de la economía, marca una franca recuperación a la crisis que dejó la pandemia del coronavirus, y está mucho mejor que en épocas de crisis pasadas.
Desde que Biden asumió, se han generado 14 millones de empleos, un récord. Mes tras mes, la economía ofrece datos promisorios y mejora. Pero el estado de ánimo de los norteamericanos, según varias encuestas, no la ha seguido del todo. Paul Krugman, premio Nobel y columnista del New York Times, ha apuntado a una “brecha creciente” entre la realidad y la percepción económica de la gente.
"Estados Unidos tiene la tasa de crecimiento más fuerte y la tasa de inflación más baja de todas las economías más importantes del mundo"
La desconexión plantea un problema singular para Biden a medida que se acerca el inicio de su campaña en busca de su reelección. Los mensajes sobre los logros de “Bidenomics” parecen caer en oídos sordos, y la mayoría de los votantes –dos tercios, según Gallup– desaprueba su manejo de la economía. Aún así, la Casa Blanca insiste en intentar vender, una y otra vez, los “logros históricos” de sus políticas.
“Y miren, si ponen todo junto, Estados Unidos tiene, esto es un dato, la tasa de crecimiento más fuerte y la tasa de inflación más baja de todas las economías más importantes del mundo”, dijo Biden hace unos días, en un discurso en Carolina del Norte en el que promovió las inversiones de su gobierno en banda ancha.
“Tenemos mucho más trabajo por hacer, pero no hay duda de que nuestro plan de invertir en Estados Unidos y en el pueblo estadounidense está funcionando. Todo es parte de mi visión económica, construir una economía desde el medio hacia afuera, desde la clase media hacia afuera y desde abajo hacia arriba”, insistió.
El presidente estadounidense Joe Biden habla sobre la liberación de rehenes de Gaza. Foto:AFP
Desanimados
Pero los norteamericanos no están tan convencidos, según varias encuestas. Apenas dos de cada diez norteamericanos creían a fines del año anterior que su situación era “buena”, y una abrumadora mayoría decía que el país va por mal camino, según Gallup. Más aún, siete de cada diez personas decían que la economía está empeorando. El 72 % de las personas sondeadas en otra encuesta reciente de Axios dijo que aún sentían el impacto de la inflación cuando hacían sus compras, y seis de cada diez dijo sentir enojo, ansiedad o resignación al ir al supermercado.
Otra encuesta de la Universidad Monmouth de diciembre mostró que el 44 % de los norteamericanos tenía dificultades para sostener su situación financiera, y apenas el 12 % indicó que sus finanzas estaban mejorando. Otro sondeo de este mes, de USA Today, mostró que casi el 40 % cree que el país está en una recesión o una depresión.
“Existe esta desconexión entre los datos duros que tenemos y los datos blandos que surgen de estas encuestas”, dijo a La Nación (Argentina) Matt Darling, economista especialista en empleo del think tank Niskanen Center. A pesar de que la inflación ha bajado desde el pico del 9,1 % anual en junio de 2022, la gente todavía está lidiando con ese shock inflacionario, indicó Darling, sobre todo en un país como Estados Unidos, donde la inflación ha sido consistentemente los últimos 40 años.
“Soy una persona que busca los datos y mira los gráficos de inflación. Pero si eres alguien que no está rastreando la realidad vigorosamente, entonces dices, ‘ah sí, los precios están muy altos en este momento’”, apuntó.
El azote que provocó el brote de inflación tras la pandemia es una de las razones detrás de la desconexión entre la economía y la gente. Y aunque la inflación se enfrió, la factura en el supermercado, en un restaurante o al tanquear es bastante más alta que antes.
Pero hay también otros motivos. Darling remarca que la cobertura de los medios sobre la economía ha sido “muy negativa”. Otros han apuntado también a la seguidilla de malas noticias de los últimos años –la pandemia, la inflación, la guerra en Ucrania, y ahora el rebrote del conflicto en Medio Oriente–, y al rol amplificador de las redes sociales.
“Descubrimos que los republicanos aplauden más fuerte cuando su partido está en el poder y abuchean más fuerte cuando su partido está fuera de él”
Una teoría ofrece una explicación más profunda: la grieta. Briefing Book, un blog de economistas que trabajaron en el gobierno federal, acuñó el término “amplificación asimétrica”: cuando un republicano es presidente, los republicanos están más entusiasmados con la economía y los demócratas están más pesimistas; cuando un demócrata es presidente, como ahora, la dinámica se invierte. Pero esa dinámica es más intensa entre los republicanos, un rasgo que deprime más el sentimiento sobre la economía cuando un demócrata está en el poder.
“Descubrimos que los republicanos aplauden más fuerte cuando su partido está en el poder y abuchean más fuerte cuando su partido está fuera de él”, argumentaron estos economistas.
La Casa Blanca apuesta a que, con el correr de los meses, ese sentimiento terminará de darse vuelta y se alineará mejor con los datos duros, y la gente comenzará a valorar mucho mejor la economía de Biden, y, por lo tanto, a “Bidenomics”. Una encuesta muy seguida por los economistas abona esa expectativa.
El último dato de la encuesta sobre la confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan mostró un salto en enero. La directora de la encuesta, Joanne Hsu, dijo que los consumidores mostraron una mayor confianza en que “la inflación dio la vuelta” y mostraron mejores perspectivas sobre sus ingresos. La Casa Blanca también destacó estos días otro dato de la encuesta de Axios: el 85 % espera que sus finanzas mejoren este año. Biden y su equipo esperan que ese sentimiento termine de arraigarse, y la gente se olvide de la inflación.
Pero el propio Biden mostró días atrás cómo los norteamericanos sienten día a día la marca que dejó el último rebrote. Al visitar un café en Emmaus, Pensilvania, Biden ofreció comprarle un café a los periodistas que lo acompañaban. Una de las periodistas aceptó el ofrecimiento, pero pidió un licuado. “¿Un licuado? Bueno, son seis dólares, pero lo compro igual”, bromeó el presidente.