Luego de que el huracán Irma tocó tierra en
Florida,
las ráfagas de viento y las fuertes inundaciones ocasionaron daños aún no calculados y dejaron a millones de personas sin electricidad, razón por la cual el presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, declaró un estado de catástrofe natural, que le permitiría desbloquear fondos y medios federales suplementarios para destinar esos recursos a los damnificados.
Aunque la información sobre el impacto se conoció con anterioridad y el gobernador de Florida, Rick Scott, advirtió que los 20,6 millones de habitantes de este estado debían estar preparados para evacuar, se produjo una iniciativa orientada también hacia los animales.
Esta consistió en un proceso de migración animal, liderado por la organización Helen Woodward Animal Center y la aerolínea Southwest Airlines, que gestionaron la logística de recolección y transporte de las
especies.
Por su parte, la aerolínea envió un avión a la zona con el fin de trasladar a decenas de animales a San Diego, California, un lugar seguro para su supervivencia. Entre los animales protegidos están perros y gatos.
Este movimiento también despertó interés en la comunidad, la cual participó en el proceso de divulgación del proyecto; además, este hecho también se convirtió en una campaña de responsabilidad social de la aerolínea.
Por su parte, guepardos, osos perezosos y caballos fueron evacuados de algunos
zoológicos y trasladados a una cárcel de alta seguridad ubicada en Cayo Hueso.
Por otro lado, algunos residentes de Tampa –ciudad del condado de Hillsborough– se dieron a la tarea de rescatar a animales que no lograron escapar de los fuertes vientos del
huracán, ya que quedaron anclados en las zonas costeras.
De acuerdo con información entregada por Univisión, Marcelo Clavijo, un residente hispano de la zona, encontró a dos manatíes en la bahía de Sarasota, en Manatee County, Florida.
La noticia se conoció luego de que Clavijo publicó en su cuenta de
Facebook unas imágenes de dos manatíes de gran tamaño que no podían moverse. Según el hombre, él se dio cuenta de la presencia de las especies gracias a que la marea estaba baja;
sin embargo, aunque tenía el interés de ayudarlos, no pudo moverlos porque cada uno pesaba más de 500 kilos. Este hecho despertó el interés de la comunidad y organizaciones animalistas para hacer un proceso de seguimiento y rastreo de especies sobre la zona, ya que estos no son los únicos animales que han necesitado ayuda tras el paso del huracán.
María Daniela Vargas
ELTIEMPO.COM