Ante los niveles “históricos” de plantaciones de coca en Colombia, Estados Unidos cree que es “fundamental” utilizar todas las herramientas disponibles, entre ellas la erradicación, para atacar el peligroso fenómeno.
Eso dijo este martes a EL TIEMPO el Departamento de Estado en sus primeras declaraciones oficiales tras el anuncio hecho la semana pasada por el gobierno de Gustavo Petro sobre sus planes de reducir las metas de erradicación para este 2023.
“Dado que el cultivo de coca en Colombia está cerca de alcanzar máximos históricos, es fundamental hacer uso pleno de todas las herramientas disponibles para reducir el cultivo, la producción de cocaína y la criminalidad asociada. El Departamento de Estado cree que la erradicación sólida es una de estas herramientas. Es más eficaz cuando se combina con esfuerzos para aumentar la presencia gubernamental permanente y crear oportunidades económicas lícitas en las zonas rurales”, dijo a este diario un portavoz en esta institución del gobierno estadounidense.
Estados Unidos continuará trabajando con Colombia en esfuerzos efectivos e integrales para combatir las drogas y el crimen y la violencia que generan
De acuerdo con el mismo portavoz, “Estados Unidos continuará trabajando con Colombia en esfuerzos efectivos e integrales para combatir las drogas y el crimen y la violencia que generan, incluyendo la reducción de la oferta de drogas, así como la seguridad rural, la justicia y el desarrollo, y la protección del medio ambiente de la explotación por parte de organizaciones criminales”.
El martes de la semana pasada, el jefe antinarcóticos de la Policía Nacional, coronel Edgar Cárdenas Vesga, indicó que el objetivo para este año era eliminar solo 20.000 hectáreas de las más de 200.000 que según Estados UNidos y la ONU existen actualmente en el país.
Algo que de por sí es una severa reducción con las metas del 2022, que era acabar por lo menos con 50.000 hectáreas. Según Cárdenas, algo que no se logró (se eliminaron 44.000), en gran medida debido a los bloqueos en los territorios por parte de las comunidades que impidieron el ingreso de la Fuerza Pública.
Aunque Estados Unidos insiste en que seguirá cooperando con el gobierno Petro, es claro que frente al tema de la erradicación no están en la misma página.
A finales del año pasado, Washington también le salió al paso a otra propuesta del presidente colombiano bajo la cual la erradicación de cultivos se haría de manera gradual para tiempo a que comiencen a dar resultados los cultivos alternativos que deben reemplazar las plantaciones de coca.
“Advertimos a la istración Petro contra la transición inmediata de una estrategia de erradicación forzada a una voluntaria para controlar el crecimiento de cultivos ilícitos. Sigue siendo importante contar con un programa de sustitución totalmente financiado y bien diseñado antes de pasar a la sustitución (voluntaria) como medio principal de control de cultivos. Hasta el momento, la erradicación forzosa continúa y se espera que continúe mientras se desarrolla un programa viable de sustitución de cultivos”, dijo en esa ocasión el departamento de Estado.
Como parte de esa misma declaración, la istración de Joe Biden mencionó su agrado por que Colombia es un país que sigue cumpliendo con sus compromisos internacionales, “incluidos los tratados internacionales de control de drogas y las normas establecidas por las convenciones de la ONU”.
Muchos vieron en eso un recordatorio amistoso de que abandonar la erradicación sin que eso reduzca el tráfico y la producción del alcaloide podría ser visto como un incumplimiento de esos compromisos.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON