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Hermanos mueren intentando cruzar la frontera a EE. UU., abandonados por coyote
El padre pide ayuda para repatriar los cuerpos, que fueron encontrados abrazados en el desierto.
Imagen de referencia que no corresponde a los hechos mencionados en la nota. Foto: EFE
Abrazados, así fueron encontrados los hijos del mexicano de 55 años Facundo Mendoza Nolasco por la Patrulla fronteriza de Estados Unidos en el desierto de Arizona, zona que presenta alto flujo de migrantes.
Según narró Mendoza en entrevista con el diario mexicano 'Milenio', el pasado 9 de agosto recibió la dolorosa noticia de boca de una funcionaria del consulado de Yuma, ciudad ubicada en Arizona.
"Me dijo que fuera fuerte. Que el día de ayer, a las 7 de la noche, la Patrulla Fronteriza hacía su recorrido y encontró dos cuerpos. Que por las credenciales y las licencias de manejar sabían que eran mis hijos.Que aunque los cuerpos ya estaban en malas condiciones, de descomposición, todavía en el físico daban los rasgos. Que lo sentía mucho y que no había nada que hacer, más que entregarme sus cuerpos", fueron las palabras del padre.
Llevaba más de dos meses comunicándose con esta y otras instituciones para averiguar por Édgar Mendoza Rodríguez -de 37 años- y Carlos Enrique Mendoza Santiago -de 23 años-, quienes estaban dedicados a la albañilería para mantener a sus familias.
Fue el mismo coyote quien lo llamó para contarle que los había abandonado
Sí, papá. Yo le voy a echar muchas ganas y lo voy a hacer por mis hijos y por mi esposa
El 27 de mayo ambos salieron de Tuxtepec, Oaxaca, para nunca regresar. De acuerdo con su relato, el adulto mayor los llevó a Santa Cruz -en el estado de Veracruz- confiando en que soportarían la ardua travesía: "'Adelante, que Dios los bendiga y échenle ganas por su familia', les dije y les di la bendición. Tomaron un carro, y nos despedimos de abrazo y de vista”.
En Sonoyta los esperaba el coyote, quien llamaría a Facundo días después para contarle que había dejado botados a sus hijos en medio del desierto: "Me habló una semana después, el 2 de junio, diciendo que uno de mis hijos, Carlos Enrique, se había deshidratado y que no pudo seguir la caminata (...) Que la ley de la vida así es en el desierto: si te quedas, te quedas. Le pregunté por mi otro hijo, Édgar, y me contestó que tampoco siguió al grupo, que por la cuestión de que vio a su hermano que no pudo, prefirió quedarse".
Finalmente, confesó que consulado le dijo que los encontraron abrazados, cuestión que también sustentó la teoría de que eran Édgar y Carlos Enrique. Ahora, son seis los pequeños que perdieron a su padre: Édgar tenía cuatro hijos y Carlos Enrique dejó a dos, además de uno que viene en camino.