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Noticia
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Estados Unidos: ¿cuál es el 'plan B' para reemplazar la candidatura de Joe Biden y qué tan viable es realmente?
En principio, existen dos vías para provocar "un sismo" de esta magnitud: una voluntaria y otra forzosa. Ambas, en cualquier caso, explosivas.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Foto: AFP
Sobre el papel, el argumento es más bien simple. Por lo menos, para un importante sector del Partido Demócarta, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, demostró este jueves pasado, durante su debate contra Donald Trump en Atlanta, que no está en las mejores condiciones físicas y mentales para gobernar al país por otros cuatro años.
Aunque saben que intentar reemplazarlo a estas alturas de la carrera presidencial es riesgoso, no hacerlo les garantizaría una derrota en las elecciones de noviembre. No solo en la contienda por la Casa Blanca sino también del Congreso, pues el mal desempeño de un candidato en las urnas por lo general arrastra la votación legislativa.
Al escoger a alguien diferente, dicen, quizá tendrían un chance, por remoto que hoy se vea. Esa es la teoría de la junta editorial del diario The New York Times, que este viernes pasado le pidió a Biden dar un paso al costado -por el bien del país- y de un nutrido coro de voces que no ha dejado de sonar pese a que los grandes líderes del partido como Barack Obama, Bill Clinton y otros salieron este fin de semana en su defensa.
Lo llaman, informalmente, el "plan B". El problema, pese a lo sugestivo que suena, es que en la práctica el plan podría ser peor que el original. La cura, en otras palabras, terminaría siendo más costosa que la enfermedad.
El debate en Atlanta duró alrededor de 1 hora y 40 minutos Foto:Andrew Caballero Reynols - AFP
¿Cuáles son las dificultades de reemplazar la candidatura de Joe Biden en Estados Unidos?
En principio, existen dos vías para provocar un sismo de esta magnitud: una voluntaria y otra forzosa. Ambas, en cualquier caso, explosivas.
Aunque Biden no ha sido nominado aún por el partido como su candidato para las elecciones presidenciales -algo que sucede en el marco de la Convención del Partido Demócrata- ya ganó el respaldo a través del proceso de elecciones primarias y de una gran mayoría de los delegados que lo deben designar como tal. De los 3.973 delegados que estaban en juego, el presidente obtuvo 3894 y solo necesita que una mayoría simple (1.987) voten por su nombre. Biden, además, tiene la potestad de escoger a dedo los nombres de los delegados que asistirán a la Convención.
Forzar la salida de Biden o que se retire en estos momentos, sería desatar un huracán categoría 5. Todos los que lo piden no tienen idea de la destrucción que eso ocasionaría
En otras palabras, salvo que el presidente se retire voluntariamente, sería muy difícil nominar a otro candidato sin su bendición. Y, hasta el momento, el mandatario no ha dado signos de que esté considerando esa alternativa. Por el contrario, se ha pasados los últimos días insistiendo en que lo del jueves fue solo una mala noche y que continuará en la carrera.
Y aún si lo hiciera, el proceso sería traumático. Las reglas del partido no le permiten al presidente transferirle su votos a un candidato de su selección. En caso de un retiro de Biden, los delegados quedarían "libres" para designar a quien deseen en el marco de la convención, que debe reunirse a partir del 19 de agosto.
Los dos caminos que habría para un reemplazo de candidatura en Estados Unidos
Biden, en ese escenario, podría optar por dos caminos. El primero es ofrecer su respaldo a un solo candidato con la esperanza de que los delegados atiendan su llamado y lo escojan. La opción más lógica, de avanzar por esa ruta, es su vicepresidenta, Kamala Harris.
El problema con Harris, pese a que lleva tres años y medio en la Casa Blanca, es que igual de impopular que Biden y no mejora la mano de cara a las elecciones. Además, los delegados, una vez libres, no estarían obligados a votar por ella.
La segunda es no ofrecer respaldo a nadie y que gane el mejor. Pero eso sería visto como un acto de deslealtad con la vicepresidenta que, como primera mujer -y de origen afro- en llegar a ese cargo tiene aún muchos simpatizantes.
Adicionalmente, si fuera Harris, tendrían que escoger a un candidato a la vicepresidencia. El mas opcionado es el gobernador de California, Gavin Newsom. Pero dado que tanto Harris como Newsom tienen residencia legal en el mismo estado (California) no podrían ser compañeros de fórmula, pues eso anularía los votos del estado para las presidenciales. Y sin ellos no hay camino hacia la Casa Blanca.
Pero el temor más grande es que con o sin el beneplácito de Biden eso conduciría a una intensa puja interpartidista por elegir a un candidato que dejaría los dejaría fracturados y a muy pocos meses de las elecciones.
El gobernador de California, Gavin Newsom. Foto:David McNew / AFP
¿Y qué es la 'vía forzosa'?
La vía forzosa es aún más traumática. Si bien las reglas del partido apuntan a que los delegados deben votar por el candidato que ganó las primarias, no existe una obligación como tal. Eso por que el voto, según lo estipulado, debe hacerse "a conciencia".
Un concepto que, según algunos, les da la potestad de inclinarse por alguien diferente. Pero si las dos alternativas anteriores son riesgosas, desbancar al ganador de las primarias sin su consentimiento sería el equivalente a una bomba nuclear.
Con Biden -dice este asesor- al menos tenemos un plan, una camino hacia adelante. Lo otro, el famoso plan B, es un salto al vacío
Por eso, para la inmensa mayoría de los analistas, el único camino hacia adelante -si quieren ganar la contienda- es contar con el aval del presidente.
Hay una "tercera vía" que está siendo explorado y que podría ganar fuerza en las próximas semanas: que Biden sea nominado durante la Convención y luego se retire. Si eso sucede -dado que la Convención ya estaría en el retrovisor- la decisión del candidato le correspondería al Comité Nacional Demócrata, que podía elegirlo a dedo.
Pero eso también sería explosivo, pues sería interpretado como una treta para evadir un proceso transparente y democrático. Por no hablar del poco tiempo que habría para "madurar" a ese candidato antes de las elecciones.
Lo que lleva al problema de fondo: cambiar de curso a estas alturas de la carrera sería una tarea titánica en términos logísticos y de relaciones públicas. Por cosas obvias como neutralizar la imagen de caos interno y el simple reemplazo del nombre de Biden en el tarjetón. Pero también por muchas otras, como presentarle al país y al mundo una alternativa de última hora cuyas falencias –a diferencia de las de Biden- saldrían de manera condensada en los últimos dos meses de la campaña.
Es por eso que, lentamente, se viene imponiendo la idea de que "es mejor malo conocido que bueno por conocer".
"Forzar la salida de Biden o que se retire en estos momentos, sería desatar un huracán categoría 5. Todos los que lo piden no tienen idea de la destrucción que eso ocasionaría", le dijo a este diario una alta fuente del Partido Demócrata cercana a las discusiones.
Para este asesor, Trump es tan mal candidato que una gran cantidad de estadounidenses aún prefiere a un Biden disminuido -rodeado con buenos asesores- que el caso que llegaría con otros 4 años del expresidente.
"Con Biden -dice este asesor- al menos tenemos un plan, una camino hacia adelante. Lo otro, el famoso plan B, es un salto al vacío".