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'Patrullas antigais', el nuevo verdugo de comunidad LGBTI en Georgia
En el país euroasiático es legal el matrimonio homosexual desde el 2000. La intolerancia persiste.
"No permitiremos ningún acto gay, independientemente de donde se celebre, en la calle, en un cine o en un parque". Estas son las tajantes palabras con las que Leván Vasadze, un millonario de 48 años, padre de ocho hijos y muy próximo Iglesia ortodoxa georgiana se refirió esta semana a las manifestaciones y celebraciones que la comunidad LGBTI ha intentado realizar en Georgia, en conmemoración al mes del orgullo gay.
Vsadze es solo una de las cientos de voces 'antigai' que existen en el país euroasiático, donde la homosexualidad es legal desde el año 2000, con la edad de consentimiento igual a la de los heterosexuales, pero mucho le falta a su sociedad para realmente adoptar sus leyes y no acorralar a sus ciudadanos LGBTI que, prácticamente, han tenido que celebrar su mes en la clandestinidad.
Más grave aún fue el anuncio público que hizo Vasadze, quién sin siquiera vacilar aseguró estar reclutando voluntarios para conformar "patrullas populares antigais", sumando a la ola de homofobia e intolerancia un nuevo verdugo para esta comunidad que no la ha tenido fácil para luchar por sus derechos.
Es precisamente el parque Vera, en el centro de Tiflis (ciudad histórica de Georgia), el que se ha convertido en el centro de reclutamiento de los activistas antigais, que apunta a los voluntarios en un ajado cuaderno.
Georgia es el segundo país europeo después de Armenia -sin contar Turquía- donde más condena suscita el matrimonio entre personas del mismo sexo
Gueorgui Jvedelidze, un jurista desempleado de 38 años con seis hijos y que es ortodoxo practicante, luce una camiseta blanca con una bandera LGTBI tachada, bajo la cual tiene impreso en georgiano "No a la sodomía". En su opinión, la homosexualidad es un "pecado mortal".
Para el líder de la ONG Iniciativa Democrática Georgia, Gueorgui Mshvenieradze, lo que está pasando en torno a la semana LGBTI "supone toda una prueba para
Georgia. "O construimos una democracia liberal o avanzamos hacia la construcción de un Estado de corte fascista, donde las minorías no pueden manifestarse abiertamente", dijo el activista, cuya organización respaldó la celebración de semana LGBTI.
Por su parte, el Ministerio del Interior de Georgia, que se declaró incompetente para garantizar la seguridad la marcha LGBTI aunque inició una investigación por los llamamientos a crear destacamentos de voluntarios antigais. La número dos esa cartera, Natia Mezvrishili, advirtió de que la autoridades aplicarán la ley con toda su dureza contra esas formaciones ilegales, ya que "solo la Policía puede ocuparse de la preservación del orden público".
Georgia Foto:Efe
Estados Unidos y varios países europeos, así como diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos, Amnistía Internacional (AI), entre ellas, han expresado su preocupación por la persecución del colectivo LGBTI en ese país caucasiano.
"Los organizadores de la semana LGBTI decidieron realizar sus actividades en una forma que pusieron al país frente a un gran reto. Desde luego, los derechos de los ciudadanos deben ser defendidos, pero el interés general es que no haya desórdenes masivos", declaró a su vez la vicepresidenta del Parlamento, Tamara Chugoshvili.
La postura conservadora de la Iglesia ortodoxa georgiana (autocéfala), que tiene una gran influencia en la sociedad, es clave en la falta de tolerancia hacia las minorías sexuales. Precisamente curas de Patriarcado georgiano, pertrechados con palos y apoyados por sus feligreses disolvieron el 17 de mayo de 2013 un grupo de personas que se aprestaban a celebrar en el centro de Tlifis el Día Internacional contra la Homofobia. Tras esos incidentes, la Iglesia georgiana decretó el 17 de mayo Día de la Sacralidad de la Familia.
Manifestación de la comunidad LGBT en Puerto Rico. Foto:El Nuevo Día / Puerto Rico
Un crudo panorama
De acuerdo con la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA Europe), Georgia ocupa el puesto 25 de 49 países europeos en cuanto al respeto a los derechos de este colectivo y la lucha contra la discriminación. La realidad diaria muestra un sentimiento anti-LGBTI muy arraigado aún en la sociedad georgiana y, según el informe anual sobre Georgia de ILGA, la ONG Movimiento Igualitario documentó el año pasado veinte delitos de odio contra el colectivo LGBTI, principalmente contra gais y mujeres trans.
Además, conforme a un estudio del Pew Reaserch Center, con base en Washington,
Georgia es el segundo país europeo después de Armenia -sin contar Turquía- donde más condena suscita el matrimonio entre personas del mismo sexo: el 94 por ciento de los adultos jóvenes lo rechaza de manera categórica.