Mientras que el trasegar de la humanidad sigue su marcha con avances tecnológicos cotidianos, noticias de la pandemia y preocupaciones generales, un mundo paralelo secreto se mueve en silencio en las grandes potencias en materia de armamento.
Así quedó ratificado con el reciente conflicto entre Ucrania y Rusia, donde han salido a relucir armas como los denominados misiles hipersónicos, que por primea vez usa Rusia.
Pues bien, Estados Unidos tampoco se queda atrás con las novedades en materia de desarrollos de armamento bélico.
Su nuevo avance se denomina el Quicksink, una nueva arma que, según dicen expertos, podría cambiar las guerras navales. "Esta nueva bomba tiene una eficacia similar a la de los torpedos pesados y es capaz de hundir barcos enemigos a kilómetros de distancia, en pocos segundos", explica un informe del diario español abc.es.
El arma ya ha sido probada, de manera experimental, en simuladores que muestran cómo esta bomba -que se lanza desde el aire- puede partir en dos un barco gigante.
"Con el desarrollo de esta nueva arma, una bomba guiada experimentalmente, el ejército estadounidense pretende crear un nuevo modelo de armamento antibarcos de bajo coste que permita destruir una embarcación en apenas segundos con la fuerza similar a una mucho más potente y cara", explica el portal español.
Anota que el arma "cuenta con un sistema de navegación basado en GPS en la cola, mientras que en la parte delantera presenta un Buscador de Arquitectura de Sistemas Abiertos de Armas (WOSA) que permite localizar con precisión objetivos marítimos. Lo hace a través de radiofrecuencia, algo que permite que el arma encuentre su objetivo, aunque se encuentre en movimiento".
De esta manera, la carrera armamentística mundial no da tregua, en un intento inexplicable, en este momento de la humanidad, por seguirse dejando llevar por unos "egos" que podrían resultar lamentables en el futuro.
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