China hizo todo lo que pudo para que Trump se sintiera especial, excepto las dos cosas que en realidad este quería: ofrecer ayuda para asfixiar la economía norcoreana y abordar un creciente déficit comercial.
El Presidente estadounidense parte sin concesiones concretas del gigante asiático sobre cómo hacer frente a esos dos problemas. El mismo secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, itió que las medidas de China en relación con el déficit comercial son “insuficientes”.
Trump había viajado a China ansioso por aprovechar la química con el presidente Xi Jinping, que comenzó a cultivar cuando el mandatario chino lo visitó en su propiedad de Mar a Lago, Florida, este año. Sin embargo, lo que obtuvo se inscribe en un clásico modelo chino: más ceremonia que sustancia, más promesas vagas que progresos visibles, y otro gobernante occidental que parte con poco más que gratos recuerdos.
“China se concentra mucho más en el espectáculo de la visita”, dijo Paul Henle, un exdirector para China del Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU. “Quiere hacer todo lo posible en ese plano y lo menos posible en lo relativo a políticas”.
Los dos países anunciaron US$ 253.000 millones en acuerdos relacionados con gigantes industriales estadounidenses como Boeing, Honeywell y General Electric. Pero muchos de los acuerdos son tentativos y podrían no concretarse, además de hacer muy poco en lo relativo a abordar cuestiones de al mercado que preocupan desde hace mucho tiempo a las compañías estadounidenses que tratan de ingresar a los mercados chinos.
Xi, por su parte, se adhirió a promesas cuidadosamente elaboradas en lo que respecta a aplicar las actuales resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas al régimen de Pyongyang y asegurar una desnuclearización de la península de Corea.
Luego del paso de Trump por China, hay expectativa por un posible encuentro este viernes con el presidente ruso, Vladimir Putin, en la cumbre del Foro de Cooperación Económico Asia-Pacífico (Apec), en la ciudad vietnamita de Danang.
BLOOMBERG