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El retorno de la ultraderecha en Alemania y sus cimientos nazis
El movimiento antiislam y antiinmigrantes es ahora la tercera fuerza en el parlamento alemán.
Los candidatos del partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AFD) celebran su incursión al Parlamento alemán. Foto: AFP / Tobias Schwarz
La llegada de la ultraderecha al Bundestag de Alemania, como tercera fuerza tras las elecciones del pasado domingo, instauró en el Parlamento un discurso xenófobo y nacionalista.
Desde la Segunda Guerra Mundial, este es el primer partido ultraderechista que accede al Parlamento y tiene entre sus futuros diputados a personas que aplauden el papel de los soldados nazis, descalifican abiertamente a los extranjeros e incluso tienen vínculos con grupos neonazis e identitarios.
El partido Alternativa para Alemania (AFD), que nació en 2013 en una lucha contra el euro, y las políticas migratorias de la canciller, Angela Merkel, no logró entrar al Bundestag ese año.
Pero, al liderazgo de Alice Weidel, economista de 38 años, y Alexander Gauland, periodista y político de 76 años, este año logró romper un precepto político y convertirse en la tercera fuerza política en el parlamento alemán,
Este movimiento antiislam y antiinmigrantes, obtuvo alrededor del 13 % de los votos, y contará probablemente con 86 o 89 diputados en el Bundestag.
Seguidores del partido de ultraderecha alemán, Alternativa para Alemania, se manifiestan en apoyo a su candidatura para las elecciones federales de 2017, y sostienen carteles bajo la frase 'Merkel debe irse'. Foto:Reuters / Ralph Orlowski
Sobre un cimiento populista, AFD demanda poner fin a la inmigración masiva y apoya la salida de Alemania de la Unión europea. La pasada semana trascendió además un discurso a cargo de Gauland, en el que animó a los alemanes a sentirse "orgullosos" de los actos del ejército nazi en la II Guerra Mundial.
Por su parte, Weidel ha optado por un discurso más moderado, pese a la revelación del diario 'Die Welt' de un correo electrónico de 2013 en el que tachaba a los del Gobierno de "cerdos" y "marionetas de las potencias vencedoras" de la II Guerra Mundial y alertaba que Alemania estaba siendo "inundada por pueblos de culturas extrañas como árabes y gitanos".
Entre los candidatos electos están Martin Hohmann, que accede al Parlamento por el estado de Hesse, fue expulsado en 2004 de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) por antisemita tras calificar a los judíos como "pueblo delincuente".
También los diputados, Jens Maier, que ha abogado por acabar con la "cultura de la culpabilidad" en Alemania; Detlev Spangenberg, que defendió un país con las fronteras de 1937, o Leif-Erik Holm, quien advirtió que Alemania "paso a paso se está transformando en un califato" por la llegada de musulmanes.
+++Vorläufiges amtliches Endergebnis: 1️⃣2️⃣,6️⃣ Prozent!+++ 🇩🇪 hat gewählt - und die #AfD zur drittstärksten Kraft gemacht! 🇩️🇦️🇳️🇰️🇪️❗️ pic.twitter.com/VrkekGI4cO
El ministro alemán de Exteriores, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, se mostró sombrío poco antes de los comicios: "Si realmente AfD entra en el Bundestag, hablarán por primera vez en más de 70 años los nazis en el Reichstag", aseguró.
Debido a su pasado nazi, Alemania fue durante mucho tiempo uno de los pocos países europeos en no haber tenido en auge un movimiento antiinmigrantes; en comparación con vecinos como Francia, Holanda o Austria.
Si realmente AfD entra en el Bundestag, hablarán por primera vez en más de 70 años los nazis en el Reichstag
No obstante, la AFD aprovechó el descontento por parte de la sociedad alemana por la llegada de más de un millón de solicitantes de asilo, en 2015 y 2016, como consecuencia de una decisión tomada por Merkel.
Además de ser partidaria de una salida de Alemania del euro, la AFD defiende una postura tradicional sobre la familia. También reclama la anulación del Acuerdo de París sobre el clima.
Por su parte, la canciller, Angela Merkel, en el cargo desde 2005, se proclama vencedora de las elecciones federales de Alemania, y da inicio a su cuarto mandato, en un escenario político marcado por el naufragio de los socialdemócratas y el retoño de la ultraderecha.