Italia vuelve a encomendarse a un tecnócrata para que saque al país de la crisis política. El elegido es Carlo Cottarelli, exdirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y excomisario para la reducción del gasto público al que el presidente de la República, Sergio Mattarella, le encargó la formación de un gobierno técnico.
Y lo va tener difícil para no ser más que una solución de emergencia en una situación desesperada.
Salvo sorpresa mayúscula, su Ejecutivo será rechazado por el parlamento, donde tienen mayoría el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga, los dos partidos que, tras su éxito en las elecciones legislativas de marzo pasado, intentaron poner en marcha un gabinete euroescéptico, pero se toparon con las trabas de Mattarella, que quiso garantizar la pertenencia de Italia en la zona euro.
Cottarelli es consciente de que Mattarella le hizo un regalo envenenado al pensar en él para llevar las riendas del país. Su permanencia en el poder va a ser breve.
Tras aceptar el encargo del presidente, el economista dijo que si supera una moción de investidura en el parlamento, su Gobierno aguantará hasta finales de año para aprobar el presupuesto del 2019 y convocar elecciones legislativas en enero.
En caso de que, como se espera, las Cámaras lo rechacen, los comicios se harían “después de agosto”.
Pese a sus malas perspectivas, el exdirigente del FMI intentó vender un mensaje de tranquilidad: dijo que realizará una “gestión prudente” de las cuentas públicas y garantizó la “participación” de su país en la moneda única, que consideró “esencial”.
Sus palabras no impidieron que Italia viviera una pésima jornada en los mercados. El principal índice de la bolsa de Milán perdió el lunes 2,08 por ciento y volvió a los niveles de principios de año. La prima de riesgo (valor sobre los bonos estadounidenses que pagan los títulos italianos) alcanzó 235 puntos, la más alta desde finales del 2013.
La presión de los inversores es en parte responsable de la decisión de Mattarella de dificultar el nacimiento del gobierno euroescéptico que pretendían poner en marcha el M5E y la Liga. El veto del presidente de la República a que un ‘antieuro’ se hiciera con el Ministerio de Economía acabó provocando que saltara por los aires el proyecto del Ejecutivo.
Estas dos fuerzas políticas no se la perdonan al jefe del Estado y plantean un enfrentamiento desconocido durante décadas en Italia y más preocupante que sus habituales crisis políticas.
Al menos hasta que se celebren elecciones van a estar en tela de juicio elementos sobre los que antes no se discutía, como la figura del jefe del Estado, las supuestas injerencias de los socios europeos, los mercados o la propia permanencia de Italia en la moneda común y en la UE.
Darío Menor
Para EL TIEMPO
Roma