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Escándalos llevan a una crisis en la monarquía y el gobierno británico
Las acusaciones contra el primer ministro y el príncipe Andrés hacen temblar la nación.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, prometió que llevaría adelante el 'brexit', salida del Reino Unido de la Unión Europea. Foto: AFP
Esta semana será recordada como una de las más negras de la historia institucional del Reino Unido por cuenta de los desatinos de su primer ministro, Boris Johnson con el llamado Partygate, y las tropelías del príncipe Andrés, el hijo consentido de la Reina Isabel II.
Ambos no solo pusieron en entredicho la prestigiosa imagen de la rectitud británica, sino que además han hecho más cercano el fin del gobierno del conservador.
En el caso del príncipe Andrés, la monarca no tuvo miramientos y le quitó todos los títulos nobiliarios y militares, como una manera de evitar que dañe a la Corona el juicio civil que se abrirá en Nueva York en su contra por la supuesta violación sexual a una menor ocurrido hace dos décadas y que se entreteje con el caso del fallecido Jeffrey Epstein.
En el otro extremo está el irreverente y carismático primer ministro Boris Johnson, de 57 años, quien tuvo que pedir perdón dos veces, primero ante el Parlamento y luego ante la propia soberana Isabel II, al reconocer que se realizaron varias fiestas en Downing Street, rompiendo las reglas impuestas por su gobierno durante la pandemia.
El golpe más duro llegó este viernes con las revelaciones de la prensa británica sobre una de esas francachelas, que se dio justo cuando el Reino Unido estaba de luto con la muerte del duque Felipe de Edimburgo, esposo de la soberana.
Según el diario Daily Telegraph, cajas de vino y comida corrían entre los enfiestados empleados en los sótanos de la sede de gobierno, pocas horas antes de que el mundo viera la sobrecogedora imagen de una solitaria reina en el funeral del su esposo.
“Es profundamente lamentable que esto haya tenido lugar en un momento de luto nacional”, informó un portavoz del primer ministro, quien aseguró que Johnson no participó en la fiesta, en la que despedían a dos de sus más cercanos colaboradores.
“Haya estado o no, eso no importa. El primer ministro permitió que se realizara la fiesta. Eso no se lo perdonarán los británicos”, aseguró a EL TIEMPO el veterano periodista inglés, Christopher Field, para quien se ha iniciado una etapa que definió como el “purgatorio” del primer ministro que se define entre su anulación política o la renuncia.
Johnson, acostumbrado a ser el centro de las polémicas desde que era alcalde de Londres, esperaba esta semana poner fin al escándalo de la fiesta en año nuevo, pero, por el contrario, tuvo que lidiar con la divulgación de su asistencia a un evento social de “traiga tu propia bebida” en los exclusivos jardines de Downing Street, al que fueron invitados unos 100 empleados.
Ten Downing Street en Londres, Gran Bretaña, 11 de enero de 2022. El primer ministro británico, Boris Johnson, se ha visto sometido a una mayor presión tras nuevas acusaciones de partidos de confinamiento en los que se dice que asistió a una fiesta en el jardín de Downing Street durante el confinamiento en mayo de 2020. Foto:EFE/EPA/ANDY RAIN
Las evidencias eran tan claras, que el primer ministro debió pedir perdón ante una enfurecida horda de parlamentarios que lo abucheaban y pedían su dimisión.
A estas alturas, pese a que los conservadores están casi seguros de que Johnson saldrá del poder antes de las próximas elecciones, existe un acalorado desacuerdo sobre cuál es el mejor momento para su partida.
Haya estado o no, eso no importa. El primer ministro permitió que se realizara la fiesta. Eso no se lo perdonarán los británicos
Por lo pronto, una de las vías más claras es la de desafiar al premier pidiendo un voto de no confianza al Comité de diputados, órgano rector de los tories.
Pero a algunos de los opositores de Johnson les preocupa que exista el riesgo de que aún pueda, a pesar de todo lo sucedido, asegurar suficientes votos entre sus colegas, lo que significaría que estaría a salvo por otro año.
En la movida de fichas para reemplazar a Johnson se han barajado varias figuras, entre ellas el jefe de las finanzas, Rishi Sunak, quien ha mantenido las cuentas del fisco relativamente estables en medio de la peor crisis económica que ha enfrentado el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, algunos analistas dudan que Sunak, u otros parlamentarios como Liz Truss, secretaria de Exteriores; o Sajid Javid, secretario de Salud; estén listos para salir al ruedo.
Precisamente, un tema que podría hacer pensar que Johnson logre prolongar su estadía en el poder tiene que ver con el manejo económico, en momentos en que los británicos se enfrentan a una de las crisis de costo de vida más fuertes en casi dos décadas.
Según el Banco de Inglaterra, para abril la inflación podría estar cerca del 6 por ciento, además del incremento de los impuestos al seguro social.
Las portadas de los periódicos del Reino Unido en Londres, Gran Bretaña, el 13 de enero de 2022. Los medios del Reino Unido han estado reaccionando a la disculpa del primer ministro británico Boris Johnson en el parlamento tras las acusaciones del partido de cierre donde se dice que asistió a una fiesta en el jardín en Downing Street durante el cierre en mayo 2020. Muchos del parlamento pidieron la renuncia del primer ministro. Foto:EFE/EPA/ANDY RAIN
Según los conocedores de la política británica, es posible que vean el dolor económico en el costo de vida que se infligirá al país esta primavera y crean que sería mejor mantener a Johnson en su lugar por un tiempo más para “absorber esa impopularidad”, explicó Field, quien trabajó con el premier cuando éste era editor del semanario The Spectator.
Además, “una moción de censura solo tendría éxito con el apoyo tácito de los candidatos a la dirección del gabinete y los parlamentarios en su lista de partidarios”, apuntó.
Algunos veteranos parlamentarios, que han sido testigos de que otros primeros ministros capoteen crisis de gobierno, están más inclinados a que la tolda conservadora espere a que bajen las aguas y a que la furia pública amaine.
De hecho, la última encuesta de la organización YouGov reveló una caída de popularidad de Boris Johnson al 23 por ciento, el más bajo desde que asumió el poder en el 2019. Esto, en comparación con el líder de la oposición del partido Laborista, que se ubicó con un respaldo del 57 por ciento de los consultados para la firma de imagen.
Una tercera opción es esperar a las elecciones locales, previstas para mayo, que fungirán como termómetro político. Sin embargo, algunos parlamentarios temen que la figura dañina de un Johnson venido a menos podría ser arriesgada y llevar a perder escaños.
Por lo pronto, unos y otros, están a la espera del informe de la investigación de la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas en Downing Street, que podría publicarse a finales de la próxima semana.