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La presidencia de Volodímir Zelenski acabó en Ucrania, pero no puede irse por la guerra con Rusia: esta ley lo obliga

Ucrania llega a un escenario inédito en su historia: sin posibilidad de nuevas elecciones en medio de una guerra.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Foto: EFE

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PERIODISTA INTERNACIONALActualizado:

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De no ser por la invasión rusa, este martes habría tomado posesión en Ucrania un nuevo presidente o, quizás, Volodimir Zelenski (1978, Kryvyi Rih) habría logrado una reelección.

(Lea también: Rusia anuncia el inicio de ejercicios con armas nucleares tácticas en cercanías a Ucrania: ¿qué implica?)

Pero la historia se está escribiendo de otro modo.
El mandato ordinario de Zelenski, hoy una popular figura política internacional por el conflicto de Ucrania con Rusia, finaliza este martes sin la posibilidad de que se vayan a celebrar nuevas elecciones. El año pasado se llegó al consenso de que el mandatario conservaría el cargo hasta que las circunstancias permitan llevar a cabo unos comicios seguros y competitivos, un escenario que aún parece muy lejano.

Con una popularidad tambaleante y un mandato agotado, Zelenski llega a su lustro con el debate sobre la legitimidad de su presidencia en medio de la incertidumbre por el destino de un país donde el 80 por ciento de la población se ha visto afectada directamente por la guerra.

(Le recomendamos: Las razones que explican por qué Rusia está retomando la iniciativa durante la guerra en Ucrania)

¿Es un gobierno legítimo?

En 2015, en la serie de televisión ‘Servidor del pueblo’, Volodimir Zelenski interpretó el papel de un profesor de historia que llegaba a la presidencia de Ucrania. Sin pensarlo, esa actuación sirvió de presagio, uno que, sin embargo, no atinó a descifrar todo lo que se avecinaba en su vida en el tiempo cercano.

Nueve años después, Zelenski ocupa ese cargo en la realidad. Atrás quedaron sus años de actor y guionista de profesión y desde hace un lustro maneja las riendas de un país que lleva ya más de ochocientos días de guerra y que está parcialmente invadido por Rusia, que lo atacó por cielo, mar y tierra el 24 de febrero de 2022.

(Puede leer: Nueva ley genera angustia entre los ucranianos que no quieren prestar servicio militar)

Hoy, consagrado por Occidente como un baluarte de la resistencia y enfrentado a una Rusia que, en manos de su homólogo y rival Vladimir Putin, lo declaró en busca y captura hace unas semanas por delitos que aún se desconocen, Zelenski tiene a la vista decisiones y dilemas difíciles -como la movilización de la población adulta masculina o las eventuales renuncias a territorios que podría tener que hacer para acabar la guerra- sobre las que la población ucraniana se pronunciará en su momento en la urnas.
El presidente de Ucrania, Volodymir Zelenski, y el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.

El presidente de Ucrania, Volodymir Zelenski, y el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken. Foto:EFE

Por lo pronto, el presidente ucraniano seguirá al mando sin elecciones al prohibir la Constitución de ese país la celebración de comicios mientras se mantenga la ley marcial, que entró en vigor en cuanto Rusia dio inicio a su invasión y la cual se ha extendido en repetidas ocasiones. De cualquier forma, una gran mayoría de los ucranianos, y prácticamente todos sus representantes políticos, son conscientes de la imposibilidad de ir a las urnas bajo las bombas y cierran filas con Zelenski.

“Para los ucranianos Zelenski sigue siendo totalmente legítimo. La inmensa mayoría cree que las elecciones deben celebrarse después de la guerra”, afirma el sociólogo Antón Grushetski, director ejecutivo del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, en entrevista con la agencia Efe.

(Además: 'Nadie va a rendirse': el presidente de Ucrania habla del momento actual de la guerra y señala que Rusia es 'una bestia')

Zelenski dijo en diciembre del año pasado que estaba dispuesto a proceder con las elecciones según lo previsto, pero que creía que la mayoría de los ucranianos pensaban que esa votación sería “peligrosa y sin sentido” en tiempos de guerra. Y, en efecto, las encuestas muestran que la mayoría de la población ucraniana cree que las elecciones solo deberían celebrarse después de que termine la guerra.
Para los ucranianos Zelenski sigue siendo totalmente legítimo. La inmensa mayoría cree que las elecciones deben celebrarse después de la guerra.
Según las últimas encuestas, entre el 70 y el 80 por ciento de los ucranianos apoyan el aplazamiento de las elecciones. Además, entre el 60 y el 65 por ciento apoya al presidente en funciones, a pesar de la caída de su popularidad el pasado invierno.

Grushetski advierte que si la guerra se prolonga y el apoyo a Zelenski disminuye, la cuestión de las elecciones presidenciales podría volver a surgir en el debate público. Sin embargo, subraya el sociólogo, la mayoría de los ucranianos son conscientes de que el país libra actualmente “una guerra existencial”.

Una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev publicada en febrero da cuenta de que solo el 15 por ciento de la población cree que deberían celebrarse elecciones presidenciales. Y de ese porcentaje el 4 por ciento considera que la ley marcial debería suspenderse temporalmente y el otro 11 por ciento, que las reglas de la ley marcial deberían modificarse para permitir la celebración de elecciones.

(Siga leyendo: 'Es culpa de ellos': Putin justifica la ofensiva rusa en el noreste de Ucrania y asegura que no van por la ciudad de Járkov)

En cualquier caso, celebrar elecciones en esas circunstancias significaría que millones de ucranianos no podrían votar ni participar como candidatos. También sería imposible garantizar su seguridad en medio de los masivos ataques rusos, mientras que el debate preelectoral podría polarizar a la sociedad y dañar la unidad nacional, que Zelenski, bien o mal, ha sabido capitalizar.
Evacuados de la región de Járkov.

Evacuados de la región de Járkov. Foto:AFP

Esos argumentos son compartidos por decenas de ONG ucranianas, que no suelen tener reparos en criticar al Gobierno. Hace unos meses, de hecho, varias organizaciones firmaron una declaración contra la celebración de elecciones, que fue iniciada por Opora, especializada en la supervisión de elecciones y leyes electorales.

Su responsable, Olga Aivazovska, le dijo a la agencia EFE que nada ha cambiado desde entonces: “El Estado tiene actualmente una única misión: sobrevivir y proporcionar seguridad a sus ciudadanos”. A su juicio, la permanencia de Zelenski en el poder refleja también un consenso entre sus principales fuerzas políticas.

La oposición ha acordado que ni las elecciones presidenciales ni las parlamentarias son actualmente posibles y que se celebrarán en los seis meses siguientes al final de la guerra, de acuerdo con la fórmula electoral vigente, explica Aivazovska.

(Puede leer: China y Rusia hablan de 'solución política para la invasión en Ucrania' y Kiev responde a Vladimir Putin: 'hipócrita')
Antón Grushetski apunta que “avanzar en la narrativa de que el presidente (Zelenski) pierde legitimidad en mayo de 2024 favorece principalmente a los enemigos de Ucrania”. Y agrega: “Se pueden tener diferentes actitudes hacia Zelenski: apoyar ciertas decisiones, criticar otras, pero evitar la polarización y la inestabilidad y preservar el control de las instituciones gubernamentales redunda en interés de toda la sociedad”.

La amenaza de Rusia dentro y fuera del campo de batalla

Zelenski fundó en marzo de 2018 el partido político Servidor del Pueblo, a través de su productora Kvartal 95, con la que había creado la serie homónima en 2015, esa que presagió su destino político. En diciembre de ese año anunció su candidatura a las elecciones presidenciales.

En abril del año siguiente ganó las presidenciales en segunda vuelta con un aplastante 73,22 por ciento de los votos, frente al expresidente Petró Poroshenko (24,46 por ciento), quien buscó infructuosamente su reelección. El 20 de mayo de 2019 Zelenski fue investido presidente de Ucrania, y ese mismo día convocó elecciones legislativas anticipadas para julio de ese año, las cuales también ganó su partido.
Todo, en apariencia, resultaba prometedor. 

Zelenski asumió el poder comprometiéndose, en sus palabras, a tomar “decisiones difíciles” para conseguir un alto al fuego en el este de Ucrania, en ese entonces inmerso en una guerra desde que separatistas prorrusos declararon la independencia de dos regiones en 2014. “Puedo asegurarles que estoy preparado para pagar cualquier precio para que dejen de morir nuestros héroes”, le dijo Zelenski a la Rada Suprema (Parlamento), con lo cual sellaba la promesa por la que fue elegido: un programa de regeneración democrática que incluía el diálogo para poner fin a la guerra.

(Además: ¿En qué asuntos globales coinciden China y Rusia y por qué marcan serias diferencias con Occidente?)

Pero, a finales de 2021, el despliegue de tropas rusas junto a la frontera con Ucrania ordenado por Putin dejaba claro que de nada había servido la apertura de Zelenski a buscar una salida pactada al conflicto con los peones del Kremlin en el Donbás. Meses después, el 24 de febrero de 2022, la amenaza se consumó y Rusia invadió Ucrania.
Edificio residencial en el centro de Jarkov tras un ataque con misiles el 2 de enero.

Edificio residencial en el centro de Jarkov tras un ataque con misiles. Foto:AFP

Zelenski, que se enunció desde un inicio como un líder pacifista que le apostaba al diálogo, tuvo que asumir entonces el liderazgo del Ejército y de su país, negándose a dejar la capital, Kiev, para hacerle frente a un enemigo superior militarmente. Horas antes de que comenzó la guerra, Zelenski pronunció su frase que ha quedado presente, cuando manifestó: “No necesito que me saquen de aquí, necesito munición”, como respuesta a una oferta de Estados Unidos para salir del país.

Así se dio paso a una etapa de actividad frenética ininterrumpida para dirigir la resistencia, gestionar un país en guerra, mantener la moral de la población y convencer a sus aliados para que ayuden a Ucrania.

Los últimos meses han sido duros en el campo de batalla. Precisamente, Zelenski aseguró este martes que el Ejército ucraniano estaba logrando resultados “tangibles” para contrarrestar la ofensiva lanzada por las tropas rusas el 10 de mayo en la región nororiental de Járkov. Desde el inicio de su ofensiva, las fuerzas rusas lograron capturar varias localidades en esta región fronteriza de Rusia y forzaron a Ucrania, por falta de recursos, a enviar refuerzos.

(Puede leer: Presidente Zelenski cancela su visita a España en medio de la ofensiva rusa en Járkov)
A eso se suma la noticia de que Rusia anunció el inicio de ejercicios con armas nucleares tácticas cerca de territorio ucraniano, asegurando que se trata de una respuesta a las “amenazas” de las potencias occidentales. “La primera fase de los ejercicios (...) sobre la preparación y el uso de armas nucleares no estratégicas comenzó”, indicó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado, en respuesta a las declaraciones de dirigentes de potencias occidentales sobre la posibilidad de enviar tropas a Kiev.

Para Ucrania, Rusia es -y seguirá siendo- una amenaza. Así lo advierten, sin descanso, las autoridades ucranianas.

El Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad de la Información, vinculado al Gobierno ucraniano, ha advertido que Rusia ha empleado su "gigantesca maquinaria propagandística" en un esfuerzo por fomentar las dudas sobre la legitimidad del mandato de Zelenski.
Vladimir Putin, en la ceremonia de posesión en el Kremlin.

Vladimir Putin, en la ceremonia de posesión en el Kremlin. Foto:EFE

Aunque sus esfuerzos dentro de Ucrania "han fracasado", según el centro, Rusia también se esfuerza por presentar a Ucrania como “antidemocrática” en el extranjero, en una suerte de estrategia para quebrar el respeto que Zelenski se ha ganado entre los líderes y la opinión pública internacionales.

"La principal amenaza a la democracia para Ucrania la representa Rusia y su invasión a gran escala, un crimen según el derecho internacional", subrayó, sin embargo, Olga Aivazovska, de Opora.

(Además: 'Las fuerzas nucleares de Rusia están siempre en alerta': la advertencia de Vladímir Putin a Occidente)

Según ella, Ucrania sigue siendo democrática porque la influencia de la sociedad en las decisiones políticas es "significativa", ya sea a través de su autogobierno local, las plataformas de análisis, los múltiples voluntarios que apoyan al Ejército o los periodistas de investigación.

"Cuando los periodistas revelan problemas en la istración Pública o en determinados cargos, siempre se producen reacciones del Estado y la sociedad", apuntó. 
A eso se suma que el apoyo a la democracia no ha hecho más que crecer en Ucrania durante la invasión rusa. Al menos eso se ve en las encuestas. Casi el 60 por ciento de los ucranianos está de acuerdo en que ser una democracia es más importante que tener "un líder fuerte", el doble que hace tres años, según el Instituto Internacional de Sociología de Kiev.

Aproximadamente el mismo porcentaje de los ucranianos cree que Ucrania es totalmente o bastante democrática, señaló, por su parte, el sociólogo Antón Grushetski.

Para Aivazovska, estas actitudes contrastan fuertemente con las de regímenes no democráticos, entre los que citó a Rusia, donde -según agregó- la sociedad civil se ha "retirado" de la vida política o apoya al líder que se salta la Constitución del país y comete un crimen de agresión contra Ucrania. 
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski (izq.), y el comandante de la 92ª brigada que sirve en Járkov.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski (izq.), y el comandante de la 92ª brigada que sirve en Járkov. Foto:Presidencia de Ucrania/ AFP

¿Quién se queda con el mando?

Konstantin Skorkin, investigador independiente especializado en el Donbás, ecribió en abril un análisis para el Fondo Carnegie para la Paz Internacional (Carnegie Endowment for International Peace) en el que sostiene que la no celebración de elecciones es "un problema inesperado para la democracia" de Ucrania, justo en un momento en que se esfuerza por entrar a la Unión Europea y cuando es una de sus particularidades frente a otros estados del espacio postsoviético.

Las dudas sobre la permanencia de Zelenski en el cargo después de este 20 de mayo, dice, provienen también de la ambigüedad de la legislación ucraniana. De la misma manera en que la Constitución prohíbe la celebración de comicios mientras esté vigente la ley marcial, también establece que el presidente debe continuar en el cargo hasta que se elija a un sucesor y que los mandatos presidenciales duren únicamente cinco años.

(Puede leer: La razón por la que Moscú amenazó a Londres con atacar sus bases y equipos militares 'dentro o fuera de Ucrania')
Los opositores a Zelenski, encabezados por el expresidente Petro Poroshenko, argumentan que no debe ser el actual mandatario quien se quede de forma temporal, sino que ha de ser el presidente del Parlamento, Ruslan Stefanchuk, quien asuma el poder hasta que se celebren elecciones.

Ese escenario hoy es descartado por Zelenski. Incluso, el propio Stefanchuk, miembro del partido Servidor del Pueblo y fiel aliado del presidente, le dijo a CNN en una entrevista en marzo que no aspira a la presidencia y que Zelenski será presidente en funciones hasta que se celebren elecciones nuevamente.

Stefanchuk, de hecho, considera que no sería posible garantizar que todas las personas con derecho a votar tuvieran la oportunidad de hacerlo. Y en esa conversación con CNN recordó los siete millones de personas que se cree que han abandonado Ucrania desde el comienzo de la invasión, y los varios millones más de desplazados internos.

El otro grupo de personas cuya participación en las elecciones supondría un desafío son los de las fuerzas armadas, especialmente los que ocupan puestos de combate en primera línea. "Sería injusto privar del derecho a votar en las elecciones a los soldados que defienden la independencia de nuestro país a costa de su vida y su salud", afirmó Stefanchuk.
Dadas las divisiones cada vez más profundas en Servidor del Pueblo, los opositores de Zelenski podrían intentar reestructurar la mayoría parlamentaria después del 20 de mayo en un intento de obligar al presidente a entregar el poder a un nuevo portavoz.
Sin embargo, en las entrañas del partido de Zelenski hay fuertes divisiones. Al respecto se refirió en enero Davyd Arakhamia, también del partido Servidor del Pueblo, quien en un evento público dijo que "no hay unidad dentro del Parlamento". "Eso es una ilusión, fue hace año y medio, ahora se ha ido. Se acerca una gran crisis", añadió, en alusión al cambio de percepción del Parlamento en pleno con el presidente. Aunque califica de "reconfortante" la unión de todos para encajar que unas elecciones no eran viables, avisa de que "la caja de Pandora ya está abierta" y se va a profundizar en las diferencias.

“Dadas las divisiones cada vez más profundas en Servidor del Pueblo, los opositores de Zelenski podrían intentar reestructurar la mayoría parlamentaria después del 20 de mayo en un intento de obligar al presidente a entregar el poder a un nuevo portavoz”, apunta Skorkin.

El investigador recuerda también que Zelenski tiene facultades para llevar el tema de las elecciones y el relevo de mandato ante el Tribunal Constitucional ucraniano para que este resuelva la disputa, confiado en que le dé un espaldarazo. Pero esa posibilidad es casi imposible, añade, porque aunque es legal mantenerse en el poder, acudir al tribunal “podría interpretarse como una prueba de que incluso entre el equipo de Zelenski existen dudas sobre su legitimidad”.
Ruslan Stefanchuk

Ruslan Stefanchuk Foto:Archivo Particular

Según la encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, el 10 por ciento de la población ucraniana consultada piensa que la autoridad presidencial de Zelenski debería transferirse al presidente del parlamento de Ucrania, Ruslan Stefanchuk, una vez que expire el mandato de Zelenski. En tal escenario, Stefanchuk ejercería el poder presidencial hasta que se celebren nuevas elecciones.

Pero, cuando se les pregunta si Zelenski debería postularse para otro mandato -si se celebran elecciones-, el 53 por ciento de los encuestados afirma que sí. Y aunque sigue siendo un porcentaje considerable, es una disminución del seis por ciento respecto a diciembre de 2023, cuando el instituto ucraniano publicó el sondeo anterior.
En Ucrania hay un consenso práctico sobre lo complejo que es votar cuando hay, por ejemplo, ocho millones de refugiados fuera del país (un 60 por ciento de ellos con derecho a voto), y zonas ocupadas en el país, sin contar con las complicaciones de seguridad y de logística, así como el costo: el Comité Electoral Central calculó el año pasado que harían falta casi 197 millones de dólares para unas elecciones presidenciales y 136 millones de dólares para las legislativas, en un país con 82.300 millones de gasto previsto para este año.

Zelenski aún tiene fundamentos legales, al menos, para no convocar a elecciones. Cuenta, de cierta forma, con el apoyo de buena parte de la población. Y el consenso social se ha inclinado a respaldar la legitimidad de su gobierno… por ahora. 

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