La historia detrás del falso 'monje shaolín' que asesinó a una colombiana en España

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Aguilar, un hombre que se presentaba como líder espiritual y maestro de artes marciales, se transformó en una figura de terror cuando sus crímenes salieron a la luz. Sin embargo, su historia se remonta mucho más atrás, a una infancia marcada por la violencia y la inestabilidad, elementos que, según algunos informes, podrían haber contribuido a su camino hacia la violencia.

Juan Carlos Aguilar regresó de China a su país de origen, España, en el año 2010. Fue después de su retorno cuando comenzó a presentarse como un maestro espiritual y a construir su fachada como "monje". Con esa apariencia, años después, cometió los crímenes por los que sería condenado; sin embargo, el Templo Shaolín de España negó tener relación con el hombre. 

El 1 de junio de 2013, la vida de Jenny Sofía Rebollo, una mujer colombiana de 40 años, llegó a un trágico final en el gimnasio de Aguilar. 

Rebollo, cuya historia personal estuvo marcada por luchas internas y desafíos, se convirtió en la primera víctima de los crímenes del falso 'monje Shaolín'. 

Jenny había emigrado a España con la esperanza de un futuro más brillante, pero sus sueños se desvanecieron cuando cayó en las manos de Aguilar. La brutalidad del caso de la colombiana reveló un patrón de comportamiento sádico y meticuloso del agresor.

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“El atacante tuvo un ataque de ira descontrolado, la golpeó hasta matarla y la descuartizó”, informó un investigador del caso en su momento. “Es una muerte muy dolorosa produciendo un dolor que no es necesario producir para causar la muerte”. apuntó sobre un asesinato que conmovió a Bilbao.

Al día siguiente, la tragedia golpeó a Maureen Ada Otuya, una mujer de 29 años de nacionalidad nigeriana, quien había llegado a España en busca de una vida mejor, escapando de la pobreza y la violencia en su país natal. 

Otuya se convirtió en otra víctima de los crímenes de Aguilar. Su historia es la de tantos otros que luchan por encontrar un lugar en un mundo lleno de desafíos y obstáculos insuperables que terminan perdiendo la vida en países extranjeros.

“Cuando la Policía entró al gimnasio encontraron a Aguilar con las manos llenas de sangre, y a su víctima reventada, inconsciente y atada de manos y pies”, señalaron las autoridades en ese momento.

Otuya murió en el hospital después de estar dos días en coma debido a la gravedad de los golpes durante el ataque. 

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La revelación de los crímenes de Aguilar fue el resultado de la intervención de un testigo presencial, cuyo testimonio fue fundamental para llevar a la justicia al atacante. Fue gracias a él que las autoridades pudieron penetrar en el oscuro mundo del falso 'monje Shaolín' y desentrañar los horrores que escondía.

La investigación subsiguiente arrojó luz sobre la vida y las acciones de Aguilar, revelando detalles perturbadores sobre sus motivaciones y su modus operandi. Además, surgieron indicios de que Aguilar podría haber estado implicado en otros crímenes anteriores, lo que agregó una capa adicional de complejidad a la investigación en curso.

Durante el juicio de Aguilar, el cual empezó el 15 de abril de 2015 , se expusieron más detalles sobre su vida personal y su pasado turbio, arrojando luz sobre los eventos que llevaron a los trágicos crímenes que conmocionaron a la comunidad de Bilbao. 

Las familias de las víctimas jugaron un papel crucial en el proceso judicial, buscando justicia y respuestas sobre lo que les había sucedido a sus seres queridos. 

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Según informó La Vanguardia, durante el interrogatorio que le hizo el fiscal José María Morales, Aguilar itió todo. La crueldad con la cual reveló su culpa todavía hace eco en España: 
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Fiscal: ¿Ató a Yenni los brazos y la agredió hasta matarla?:

Aguilar: Sí.

A medida que se acumulaban las pruebas contra Aguilar, se prepararon los cargos correspondientes y se procedió con el juicio para asegurar que enfrentara las consecuencias de sus acciones ante la ley. 

Aunque el camino hacia la justicia fue largo y tortuoso, finalmente se alcanzó un veredicto, brindando un sentido de cierre para las familias de las víctimas y un poco de esperanza para una comunidad que había sido sacudida por la tragedia.

Después de siete días de juicio, el jurado declaró culpable de dos asesinatos con alevosía, pero sin ensañamiento y fue condenado a 38 años de cárcel, dos menos de lo que la Fiscalía pedía.

DANIELA GUTIÉRREZ MUNAR
​REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS