El apretón de manos que se dieron el ministro de Defensa boliviano, Edmundo Novillo, y su homólogo iraní, Mohammad Reza Ashtiani, en Teherán, el pasado 19 de julio, ha despertado la preocupación de países vecinos como Argentina y Chile.
Desde estas naciones se ha pedido que se den mayores detalles sobre los alcances de la cooperación acordada entre ambos países en lo que respecta a lucha contra el contrabando, el narcotráfico y el control de sus fronteras.
Y es que la relación de Bolivia con sus países vecinos ha sido a menudo conflictiva cuando se trata de temas fronterizos, por lo que la exposición de los drones iraníes a la que asistió el ministro boliviano durante su visita, en la que manifestó su interés por contar con este tipo de artefactos para vigilar sus límites territoriales, puso en alerta a los cinco países con los que comparte frontera.
“Quienes han querido hacer mención de que mi viaje a Irán podría significar un riesgo, una amenaza para la paz para la región, yo creo que esto es una falacia fantasiosa y sin límites o con intereses netamente políticos”, aseguró Novillo tras la nota diplomática a la Embajada de Bolivia en Buenos Aires.
El primer país en reclamar formalmente fue el gobierno de Alberto Fernández, debido a que las relaciones con Irán son un tema particularmente sensible a causa de los mortales atentados terroristas contra la Embajada de Israel en 1992 y la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia) en 1994, perpetrados con participación de funcionarios de inteligencia iraníes y de del grupo armado libanés Hezbolá.
Desde el Gobierno chileno se aseguró que están tratando de confirmar la información sobre los drones, aunque apuntaron que existen antecedentes de encuentros entre países de América Latina y autoridades iraníes que no prosperan. “Muchas veces estos grandes anuncios no se concretan, entonces hay que verificar la información”, aseguró el canciller Alberto van Klaveren.
Sin embargo, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara expresaron su preocupación de que los drones iraníes vayan a ser usados para patrullar zonas conflictivas como los pasos fronterizos.
“Preocupa tanto a Chile como a la región que Bolivia esté asumiendo compromisos internacionales con países que tienen muchos cuestionamientos vinculados al terrorismo, en materia tan sensible como es la seguridad y el control de fronteras.
Hay mucha duda todavía respecto de lo que realmente se está acordando, se habla de apoyo a seguridad, se habla de drones, pero los alcances no están todavía claros”, aseguró a EL TIEMPO el diputado Raúl Soto, integrante de esta comisión.
Una postura compartida por el parlamentario Félix González, quien aseguró que los acuerdos de cooperación militar son algo habitual entre países como Estados Unidos y Corea del Sur, pero la entrada de Irán en esta ecuación es problemática debido a su enfrentamiento frontal con potencias occidentales.
“Es una frontera compleja en donde hay tráfico de drogas que preocupa a ambos gobiernos, en donde hay trata de personas, por lo que vigilar la frontera es un imperativo, de hecho, el Gobierno de Chile le ha pedido al Gobierno de Bolivia que fortalezca la vigilancia de la frontera, y si eso hoy día se va a hacer con drones iraníes, es claro que genera un ruido”, señaló González a EL TIEMPO.
Una relación de larga data
Pero los nexos de Irán con países de América Latina no son nuevos. La relación con Venezuela, por ejemplo, data de antes de la República Islámica, desde la misma fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) en 1960, y con Bolivia se ha ido fortaleciendo en los últimos 15 años.
“La relación entre Bolivia e Irán se inició en 2007, bajo el gobierno de Evo Morales, y cada año incrementó. Irán siempre ha tenido ambición de tener acuerdos de defensa con los países de América Latina, ya los tiene con Venezuela y Nicaragua. Ahora los está buscando con Bolivia”, le dijo a EL TIEMPO Joseph Humire, director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura en Washington.
La relación entre Bolivia e Irán se inició en 2007, bajo el gobierno de Evo Morales, y cada año incrementó. Irán siempre ha tenido ambición de tener acuerdos de defensa
De hecho, fue de la mano de Irán que Venezuela se convirtió en el único país de la región en poseer drones armados, como quedó en evidencia durante un desfile militar en julio del año pasado, cuando se exhibieron los modelos Ansu 100.
Y aunque el gobierno de Nicolás Maduro asegura que son de fabricación nacional, expertos señalan que serían una versión actualizada del dron iraní Mohajer 2, el primero que se ensambló en territorio venezolano hace casi una década, tras un acuerdo militar entre Hugo Chávez y el entonces presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad.
“La especialidad de Irán es construir conflictos asimétricos y aprovechar esto para desestabilizar fronteras, es lo que han hecho en Oriente Próximo, en países como Siria, Irak, Yemen y en Líbano. Y ese conocimiento lo están trayendo a América Latina”, advierte Humire.
Este año, el régimen iraní se ha movilizado para estrechar sus relaciones en la región. A principios de enero, dos buques de guerra iraníes navegaron cerca de las costas brasileñas, e incluso tenían autorización para atracar en un puerto de Río de Janeiro, algo que no ocurrió porque el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no quiso que la presencia del destructor Iris Dena y del buque de guerra Iris Makran coincidiera con el primer encuentro que tendría por esos días con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
A esto se suma la gira que hizo el presidente iraní, Ebrahim Raisi, en el mes de junio, que lo llevó a Caracas, Managua y La Habana bajo el lema de enviar un mensaje de unidad en contra de las sanciones económicas que ha impuesto Estados Unidos contra los gobiernos de estos países.
“Somos amigos en tiempos difíciles”, señaló Raisi en la primera parada de esta gira en Venezuela, donde se firmaron acuerdos económicos por cerca de 3.000 millones de dólares.
Lo que es un hecho es que Irán busca consolidar su presencia en el hemisferio occidental y seguir sumando socios económicos y militares que le permitan salir de su aislamiento.
ANDREA AGUILAR CÓRDOBA
EL TIEMPO
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