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Gabriel Boric: los desafíos del joven presidente de Chile
Sortear las demandas sociales, dar confianza a los mercados y reconciliar al país, entre sus retos.
El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, habla con la prensa luego de sostener una reunión con el presidente Sebastián Piñera en el Palacio Presidencial de La Moneda en Santiago, el 20 de diciembre de 2021. Foto: Javier TORRES / AFP
En una década, Gabriel Boric pasó de ser uno de los dirigentes de las marchas estudiantiles en Chile a entrar por la puerta de la sede presidencial de La Moneda como el nuevo mandatario electo de su país.
El pasado domingo, los chilenos le dieron su apoyo en la segunda vuelta con el 55,8 por ciento de los votos, más de 10 puntos porcentuales de diferencia respecto a su rival, el ultraderechista José Antonio Kast.
Así las cosas, Boric marcará su nombre en la historia de Chile como el más joven mandatario. Un hecho que le abre camino a toda una nueva generación de líderes políticos cuyo capital político se ha forjado en las calles a raíz del descontento social que ha tomado fuerza en la nación austral.
Para Leandro Lima, analista para del cono sur de la firma Control Risks, la movilización estudiantil de 2011 -consideradas como las protestas más importantes de los últimos años y una de las mayores desde el retorno a la democracia- fueron precisamente la génesis de lo que sería después el movimiento político que llevó a Boric a la presidencia.
“El deseo profundo por cambios en la manera tradicional de conducir la política y la economía posibilitaron el crecimiento de nuevos líderes como los que se involucraron en las protestas estudiantiles de los años 2011. Este es el caso de Boric. Por su edad y trayectoria, la ciudadanía lo percibe como una innovación y alguien no comprometido con el modelo social y económico actual”, dijo Lima.
El mandatario Sebastián Piñera (i), junto al presidente electo, Gabriel Boric (d), durante una reunión en el palacio de La Moneda, en Santiago de Chile Foto:EFE/PRESIDENCIA DE CHLE
Y es que estas protestas fueron las que sentaron los cimientos del estallido social de 2019, que se extendió durante más de un año en Chile con masivas marchas que exigían, entre otras cosas, la igualdad social y de género, mejores pensiones, educación y salud. Reclamos que buscaban avanzar hacia la universalización de derechos sociales y que fueron “acogidos” en el programa de Boric siendo claves para su triunfo.
“La razón por la que Gabriel termina electo es porque representa una generación de jóvenes que vienen movilizándose y siendo protagonistas en el país hace más de una década. Boric es un dirigente estudiantil que refleja una década completa de movimientos estudiantiles”, le explicó a EL TIEMPO Víctor Orellana, investigador chileno de la Fundación Nodo XXI.
Como colofón de esa década de protestas, el saliente mandatario Sebastián Piñera -de 72 años- recibió esta semana a Boric y a sus dos principales asesores, Izikia Siches y Giorgio Jackson, todos treintañeros, en La Moneda marcando el inicio de un nuevo Gobierno que, pese al aire de cambio, tiene un camino de escollos.
El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, habla con la prensa luego de sostener una reunión con el presidente Sebastián Piñera en el Palacio Presidencial de La Moneda en Santiago, el 20 de diciembre de 2021. Foto:Javier TORRES / AFP
El próximo mandatario de los chilenos debe cumplirle al amplio electorado que lo apoyó, ejecutando sus ambiciosas reformas –como una reestructuración de las as de Fondos de Pensiones, una educación de calidad y económicamente más accesible y crear un sistema universal de salud eficiente, entre otras– sin contar con mayorías en el Congreso.
Eso, sumado al desafío de mantener la senda de estabilidad económica que ha caracterizado a Chile, logrando tranquilizar a los ya agitados mercados, y demostrar que su edad y escasa experiencia política no serán un problema para sacar adelante al país. En palabras de Claudia Heiss, analista académica de la Universidad de Chile, el principal desafío de Boric, que “se promete transformador”, es “estar a la altura de las expectativas”.
En otras palabras: Boric es producto de las protestas de 2019, que derivaron en un proceso constituyente que acordó escribir una nueva carta magna para refundar el país, de miles de chilenos salieron a las calles exigiendo un rediseño de las instituciones, pidiendo más justicia social, y rediseñar el esquema de redistribución de la riqueza en un país que se acerca a los 25.000 dolares de PIB per cápita. ¿Lo logrará el joven presidente, que asume las riendas en marzo de 2022, sin quebrar la paredes de la casa? Esa es la gran pregunta.
Sus desafíos pasan por lograr consensos. Y ese será su gran reto. Tanto con la sociedad civil como con el empresariado y la Convención Constituyente, que redacta la nueva constitución. Pero quizá el primer reto se iniciará justamente con su relación con el Legislativo, donde no tiene mayorías, por lo que deberá negociar sus principales planes de gobierno.
“La relación con el Congreso será muy difícil porque habrá mucha fragmentación partidaria en la Cámara y la derecha controlará la mitad del Senado. Esta situación va a requerir mucha capacidad de negociación del nuevo gobierno y esto significa que Boric deberá flexibilizar sus propuestas para que no termine paralizado. El margen de maniobra será limitado. Equilibrar expectativas sociales por reformas profundas y las condiciones reales de gobernabilidad será un gran desafío”, acotó Lima.
En cuanto a la economía, los mercados reaccionaron a la bajatras su triunfo. El dólar alcanzó su mayor cotización histórica a 876 pesos, mientras que la Bolsa de Comercio de Santiago tuvo una caída de 6,18 por ciento en su principal indicador, el Ipsa. Sin embargo, durante el resto de la semana mostró una leve recuperación ante cierta moderación del tono de Boric y por la expectativa que hay ante la elección de su gabinete, en especial del nuevo ministro de Hacienda.
Boric recibe un país que tras una caída del PIB de 5,8 por ciento en 2020, debido a la pandemia, termina 2021 con una proyección de crecimiento de 11,5 por ciento, aunque para 2022 se anuncia un crecimiento del PIB de entre 2 y 3 por ciento (algo dentro de los niveles históricos recientes) .
Los partidarios del presidente electo chileno Gabriel Boric celebran tras los resultados oficiales de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en Santiago, el 19 de diciembre de 2021. Foto:JAVIER TORRES / AFP
Gran parte del crecimiento de este año fue alimentado con ayudas del Gobierno por unos 3.000 millones de dólares mensuales para estimular una economía devastada por la pandemia, y los retiros anticipados de los fondos de pensiones privados, por unos 50.000 millones de dólares, aprobados por el Congreso bajo una fuerte presión pública. Todo esto plantea masivos retos de cara a la reactivación económica del país.
“Si la ya escéptica clase empresarial, tanto a nivel local como global, pierde la confianza por completo, no le resultará fácil (a Boric) tomar medidas económicas, y mucho menos las iniciativas socialmente progresistas que espera realizar”, aseguró un artículo publicado por la agencia especializada en asuntos económicos Bloomberg.
Gabriel Boric nació en la austral ciudad de Punta Arenas, en el seno de una familia de clase media de bisabuelos croatas y catalanes. Es el mayor de tres hermanos y emigró a Santiago para estudiar derecho en la Universidad de Chile, pero aún no se ha titulado.
Durante la campaña modificó su discurso de chico rebelde que como líder estudiantil exigió “educación pública, gratuita y de calidad”, por el de un socialdemócrata. Esto se hizo evidente incluso en su aspecto físico. Hoy queda poco del joven barbudo y despeinado al frente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y que en 2014, cuando tenía 27 años, asumió un primer mandato de diputado. Ahora viste de chaqueta y camisa, con el pelo más corto, la barba ordenada y lentes.
“Expandiremos los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal. Lo haremos cuidando nuestra macroeconomía. Lo haremos bien y aquello permitirá mejorar las pensiones y la salud sin que haya que retroceder en el futuro”, advertía un moderado Boric en su discurso de triunfo.
El nuevo Presidente es crítico acérrimo del modelo neoliberal instalado durante la dictadura militar. Foto:Elvis González. EFE
No obstante, muchos siguen escépticos. Para el analista en asuntos estratégicos Luis Alberto Villamarín, el electo mandatario chileno “es populista, carece de experiencia y sus seguidores son inexpertos. Falta ver cómo estructura el gabinete”.
En contraste, Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, señala que Boric está “acostumbrado a lograr consensos y buscar la unidad. Él como congresista y candidato ha construido a base de negociación y tendrá que hacerlo aún más para enviar una señal de calma”.
Y todo esto en medio de un proceso constituyente. Mayúsculo desafío.
“El gran reto para el nuevo gobierno de Chile es equilibrar la paz social y el crecimiento económico”, puntualizó Lima. ¿Lo logrará? Los ojos del mundo miran expectantes a este joven de 35 años y de izquierda. Su carta, y para nada menor si la sabe jugar, es que nadie quiere un colapso de Chile. Eso juega a su favor, si lo entiende y maneja bien.
La derecha chilena busca recomponer su rumbo
Tras el apabullante triunfo de Gabriel Boric, se abren interrogantes en la derecha chilena, que debate si remontar el vuelo erigiendo como principal líder de la oposición al ultraconservador José Antonio Kast, segundo en los comicios, o buscar rostros nuevos.
Pese al capital político cosechado en poco tiempo por el abogado, ha empezado a perder apoyos y ya hay expertos que vaticinan una “guerra fraticida” por el liderazgo de la derecha.
El gran dilema es, por tanto, si seguir con Kast o construir un nuevo relato que conecte con ese Chile moderado que salió a las urnas.