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Ecuador escoge en balotaje entre el delfín de Correa y un exbanquero
En medio del escepticismo en el país, Andrés Arauz se enfrenta a Guillermo Lasso.
Que Ecuador transite los próximos cuatro años por el camino del socialismo o del neoliberalismo es una decisión que deberán tomar en las urnas más de 13 millones de ciudadanos habilitados para sufragar en el balotaje presidencial de este domingo.
Los proyectos políticos representados en los finalistas tras la primera vuelta electoral del pasado 7 de febrero, Andrés Arauz, que logró el 32,72 por ciento, y Guillermo Lasso, que obtuvo el 19,74 por ciento, han polarizado a este país suramericano de 17,3 millones de habitantes, abatido por la crisis económica, el desempleo y una incontrolable crisis sanitaria debido a la pandemia del covid-19.
Ecuador decide este domingo entre el retorno del correísmo o la continuidad de su modelo económico aplicado por Lenín Moreno, apoyado en varias ocasiones por Lasso y su bloque legislativo, le dice a EL TIEMPO el catedrático Salim Zaidán. “El país decide entre la libertad política pregonada por Lasso y la justicia social ofertada por Arauz”, a criterio del analista.
Una verdadera encrucijada, pues Ecuador ya experimentó con ambos modelos, por lo que el “futuro” de Arauz y el “cambio” de Lasso resultan poco convincentes. “Buena parte del electorado escucha con escepticismo los discursos de ambos candidatos”, según señala Zaidán.
En medio de una guerra informativa a través de las redes sociales, las proyecciones de votos no son claras ni marcan tendencia por resultados divididos.
Andrés Arauz, candidato a la presidencia de Ecuador. Foto:José Jácome. Efe
La firma Cedatos, al 1.° de abril, fecha límite para difusión de encuestas, daba como ganador a Lasso con un 38,2 por ciento de los votos válidos sobre un 35,2 por ciento de Arauz. Un estudio de Omar Maluk, por su parte, define el triunfo de Arauz con el 53,8 por ciento. No faltan las cifras porcentuales que hablan de un empate técnico o con décimas de diferencia.
Luis Alberto Cortez, principal de la firma de investigación de mercados Mercanalis, define el voto del ecuatoriano como “indeciso y voluble” y asegura que un “15 por ciento de electores se deciden a última hora”.
Esto le impide vaticinar un resultado a nivel nacional. Los datos de su último estudio, realizado en la ciudad costera de Guayaquil, bastión de Lasso, favorece a Arauz con 53 por ciento de votos.
En medio de la incertidumbre, el sector indígena, liderado por el excandidato Yaku Pérez, impulsa el voto nulo como “un acto de resistencia” al no sentirse representados por los dos finalistas que, según asumen, “representan la nueva y la vieja derecha”.
Una campaña de segunda vuelta, confrontativa, ofensiva y carente de propuestas, no ayudó a reducir la indecisión.
“Los candidatos adhirieron a causas por conveniencia, se registró mucha confrontación, campaña sucia, llena de manipulación que apelaba a la emoción más que a la razón. El debate presidencial fue un intercambio de insultos y adjetivos. Los lemas de uno y otro lo confirman: ‘dictadura o democracia’ pregonaron los simpatizantes de Lasso, o ‘el país o la banca’ replicaron los seguidores de Arauz”, según el análisis de Zaidán.
Los candidatos adhirieron a causas por conveniencia, se registró mucha confrontación, campaña sucia, llena de manipulación que apelaba a la emoción más que a la razón
Apuestas económicas
Las propuestas del manejo económico marcan la mayor diferencia. Arauz propone, como primera acción de su gobierno, dinamizar la economía con la entrega de un bono de 1.000 dólares a las familias más necesitadas, no acoger el plan económico del Fondo Monetario Internacional (FMI) y crear 800.000 empleos.
Plantea, además, congelar el precio de los combustibles, limitar las importaciones con salvaguardia y utilizar la liquidez del Banco Central para financiar a los gobiernos seccionales y fortalecer la dolarización, evitando la salida de capitales a través de una “cuarentena de los dólares”.
Lasso, por su parte, impulsa la apertura de mercados, fortalecer la relación con el FMI, la firma de acuerdos comerciales con Estados Unidos y países asiáticos, bajar los impuestos a las importaciones y eliminar progresivamente el vigente impuesto a la salida de capitales.
Guillermo Lasso, candidato a la presidencia de Ecuador. Foto:Mauricio Torres. Efe
En su plan de gobierno proyecta la creación de dos millones de puestos de trabajo, incrementar el salario básico de 400 a 500 dólares y la focalización de los subsidios a la gasolina.
El sociólogo y catedrático de la Universidad Central de Ecuador David Chávez señala que esta elección es muy importante dada la grave crisis que enfrenta el país, pero marcada por una ventaja porque los ecuatorianos ya han vivido los dos modelos que se proponen, la experiencia de lo que fue la revolución ciudadana, representada en Arauz, frente al neoliberalismo vivido en los últimos cuatro años con el gobierno de Moreno y en el cual se aplicó gran parte del proyecto que plantea Lasso.
“El escenario de los próximos años será muy difícil”, puntualiza Chávez. Para el sociólogo Hernán Reyes, los ecuatorianos perciben que hay un modelo –el de Arauz– ligado a los intereses de la gente y de los más necesitados y otro –el de Lasso– ligado a los intereses de las élites y los grupos de poder.
El experto en análisis político dice que los ecuatorianos deberán decidir su voto entre aceptar un programa de ajustes macroeconómicos, recorte del Estado, privatizaciones y la continuidad del “nefasto gobierno de Lenín Moreno” o una propuesta de carácter reformista de centroizquierda y de recuperación del Estado, que aun en las condiciones difíciles del país propone cuidar a los ciudadanos.
Con otra mirada, el exministro de Finanzas Jorge Gallardo Zavala resalta que las propuestas inmediatas de Arauz significarán un egreso aproximado de 8,5 millones de dólares, sin tener los recursos para hacerlo.
“Se está abusando de la desesperación en que se encuentran miles de familias como consecuencia de la crisis que la pandemia ha agravado, para conseguir su voto de manera irresponsable”, comentó.
Gallardo insistió en que “para tener idea de la magnitud de las propuestas, el monto de las mismas equivale al gasto de personal del sector público por un año y al déficit fiscal proyectado para el presente año”.
Con una Asamblea Nacional atomizada, la gobernabilidad de un país polarizado será otro de los grandes problemas que deba enfrentar el nuevo mandatario.
“Resulte electo Guillermo Lasso o Andrés Arauz, recibirá un gobierno con muchos pendientes y problemas, un plan de vacunación mal diseñado y ejecutado, una economía sobreendeudada, cifras preocupantes en cuanto a pobreza y desempleo.
Y, lo más grave, tendrá problemas de gobernabilidad con una Asamblea fragmentada que es el reflejo de una sociedad polarizada”, opina el analista Salim Zaidán.
Si se cumple el anuncio del Consejo Nacional Electoral, a las 6 p. m. de este domingo los ecuatorianos y el mundo conocerán al ganador de las elecciones, quien asumirá el poder el próximo 24 de mayo, para un periodo de cuatro años de tiempos difíciles.