Suben a 182 los muertos y a más de 700 los heridos en ola de bombardeos de Israel contra el sur del Líbano

Al menos 182 personas murieron y otras 727 resultaron heridas este lunes en una campaña de bombardeos israelíes contra el sur del Líbano, en medio de una escalada sin precedentes entre el Estado judío y el grupo chií libanés Hezbolá.

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"Estas incursiones han resultado, hasta la emisión de esta declaración, en 182 mártires y 727 heridos, incluidos niños, mujeres y paramédicos", anunció el Ministerio de Salud Pública del Líbano en un comunicado. Entre los heridos hay niños, mujeres y personal sanitario", anunció el Ministerio.

La oleada de ataques efectuados desde el amanecer del lunes por el ejército israelí contra objetivos del movimiento proiraní en el sur y el este de Líbano es la mayor desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023.

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"Hasta el momento fueron atacados más de 300 objetivos de Hezbolá", indicó el ejército israelí en un comunicado. Previamente, había informado de 150 ataques aéreos en apenas una hora (entre 6:30 a. m. y 7:30 a.m.).

La Agencia Nacional de Noticias libanesa afirmó que los ataques aéreos de Israel alcanzaron un gran número de zonas meridionales, incluidos unos 80 bombardeos que se concentraron en la región de Nabatieh y otros contra zonas a hasta unos 40 kilómetros de la frontera común, como Aazze.

"Nubes de humo espeso cubren la mayor parte de las localidades, como resultado de decenas de ataques aéreos", agregó el medio estatal sobre la situación en el sur del país.

En este contexto, las carreteras de la provincia meridional de Nabatieh están registrando un "movimiento sin precedentes" de ambulancias de diversas organizaciones y actores sanitarios que se afanan en trasladar a decenas de heridos, según la Agencia Nacional de Noticias (ANN).

Asimismo, el Gobierno libanés ordenó la apertura de escuelas e institutos en diferentes puntos del país para hacer frente al "proceso de desplazamiento masivo" de residentes del sur del Líbano, mientras que añadió que se anunciará la apertura de otros centros de acogida "cuando sea necesario".

"Estamos viviendo bajo bombardeos, nos acostamos y nos despertamos con ellos", dijo a la AFP Wafaa Ismail, una ama de casa de 60 años, en el pueblo de Zautar, en el sur de Líbano.

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El primer ministro libanés, Najib Mikati, denunció un "plan de destrucción" llevado a cabo por Israel contra su país, y llamó a la ONU y a los "países influyentes" a "disuadir" al gobierno israelí de esta "agresión".

Los nuevos bombardeos israelíes contra el Líbano se produjeron después de intensos lanzamientos de proyectiles y drones este domingo por parte de Hezbolá contra Israel, incluida una base y una fábrica de industria militar en la zona de Haifa.

Hezbolá, poderoso actor político y militar en Líbano, abrió un frente en la frontera con Israel hace casi un año, tras el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, en apoyo a su aliado islamista Hamás, lo que significó el intercambio de fuego casi a diario en la frontera entre ambos países.

Pero tanto Israel como el grupo libanés confirmaron en los últimos días que los enfrentamientos entre ambas partes entraron en una nueva etapa, después de que la semana pasada miles de aparatos de comunicación en manos de integrantes de Hezbolá explotaron simultáneamente en dos oleadas distintas, un ataque del que el grupo culpó a Israel. Los incidentes dejaron unos 80 muertos y 3.000 heridos en el Líbano.

A ello se sumó un bombardeo israelí a las afueras de Beirut que el pasado viernes mató a varios altos mandos del grupo chií.

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"Las amenazas no nos detendrán: estamos preparados para todos los escenarios militares" frente a Israel, afirmó el domingo el número dos de Hezbolá, Naim Qasem, quien anunció una "nueva fase" en la batalla contra Israel, la del ajuste de "cuentas pendientes".

Frente a esta escalada, Estados Unidos, principal aliado de Israel, exhortó a sus ciudadanos a abandonar Líbano. "Haremos todo lo posible para evitar que estalle una guerra más amplia", aseguró el presidente Joe Biden.

China también llamó a sus ciudadanos a irse de Israel "lo antes posible", mientras que la coordinadora especial de Naciones Unidas para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, afirmó que "la región está al borde de una catástrofe inminente".

Antes de los bombardeos de este lunes, el Ejército del país hebreo había advertido a los ciudadanos de Líbano que se alejaran de los edificios usados por Hezbolá para almacenar armamento, ya que pronto lanzaría una serie de ataques contra objetivos de la milicia.

"En las últimas horas hemos detectado planes de Hezbolá para atacar a los ciudadanos del Estado de Israel. El Ejército comenzó a atacar hace una hora. En un futuro cercano, el Ejército atacará objetivos terroristas en Líbano para eliminar las amenazas", dijo en una rueda de prensa el principal portavoz castrense, Daniel Hagari.

La Agencia Nacional de Noticias libanesa afirmó que ciudadanos de Beirut y de varias regiones recibieron a través de la red fija "mensajes telefónicos de advertencia procedentes del enemigo israelí, pidiéndoles que evacuaran rápidamente sus ubicaciones".

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La agencia señaló que "uno de esos mensajes fue recibido también por la oficina del ministro de Información (del Gobierno) interino, Ziyad al Makari. En el mensaje, un contestador automático pedía evacuar el edificio" de ese departamento.

Las fuerzas israelíes también acusaron este lunes al grupo libanés de convertir el sur de Líbano en un campo de batalla, utilizando infraestructura civil para almacenar misiles, cohetes y drones, y explicaron que sus ataques van dirigidos a "degradar" esas capacidades.

El país está centrándose únicamente en su campaña aérea, sin que haya previstas de momento movilizaciones de tropas, explicó a la prensa una fuente militar.

El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, por su parte, aseguró el domingo que Hezbolá está "empezando a sentir" las capacidades ofensivas israelíes después de una semana de ataques en Líbano que se han cobrado la vida de decenas de sus combatientes.

El ministro explicó que Israel seguirá atacando hasta que logre devolver a sus hogares a los 60.000 residentes del norte del país que viven evacuados por el constante intercambio de fuego en la frontera, y dejó claro que las fuerzas israelíes harán todo lo que sea necesario para lograr este objetivo.

A pesar de la escalada, las directrices militares para la población civil israelí no han cambiado y, de momento, solo hay restricciones en el norte de Israel, donde están prohibidas las reuniones en exteriores de más de 10 personas y en interiores de más de 100 personas; las escuelas y las playas están cerradas; y los lugares de trabajo deben desarrollar su actividad cerca de refugios antiaéreos.