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Sin agua, alimentos o combustible: el drama humanitario que viven palestinos en Gaza
Los bombardeos en Gaza ya dejan más de 4.100 muertos, entre ellos más de 1.500 menores.
Tiendas de campaña instaladas para los palestinos que buscan refugio en Jan Yunis. Foto: AFP
Diyala, Ayman, Hamada, Zaher, Uday, Jamal, Nabil y Acil tenían entre dos y cinco años y vivían en una zona entre Jan Yunís y Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. Los ocho menores, y otros dos adultos del mismo clan familiar, se encontraban en la planta baja de una vivienda de tres pisos cuando su casa fue alcanzada por un bombardeo israelí y la infraestructura se vino sobre ellos.
“Dormían cuando (los bombardeos israelíes) destruyeron su casa y se derrumbó”, cuenta el patriarca de la familia Bakri, Abu Mohammad Wafi Al Bakri, quien agrega que “ninguno de sus hijos estaba relacionado con organizaciones palestinas”.
Los ocho menores, cuya foto de sus pequeños cuerpos alineados en el suelo de una morgue le dio la vuelta a internet, son parte de los 2,4 millones de gazatíes que hoy pagan un alto precio en medio de la guerra desencadenada tras el ataque sin precedentes del movimiento islamista palestino Hamás en suelo israelí.
Tan solo en 15 días de conflicto, los bombardeos en Gaza ya dejan más de 4.100 muertos, entre ellos más de 1.500 menores, además de 13.000 personas heridas.
Y es que hoy parece que nada está a salvo de terminar convertido en un blanco de guerra en el enclave palestino. Esta semana, por ejemplo, el hospital de Al Ahli fue alcanzado por un bombardeo sin que aún esté clara la procedencia del disparo.
Víctimas del ataque al Hospital Al Ahli de Gaza. Foto:Dawood NEMER / AFP
Mientras las autoridades gazatíes sostienen que el drama fue obra de un ataque aéreo israelí, el ejército de ese país, y la inteligencia de otras naciones como Estados Unidos y Francia, dijo tener pruebas de que “la explosión fue provocada por el disparo de un cohete de la Yihad Islámica que falló”.
Tampoco está claro el balance mortal. Un informe de la inteligencia estadounidense habla de entre 100 a 300 personas muertas, mientras que las autoridades del enclave palestino sitúan la cifra en al menos 471 fallecidos.
Todo el lugar estaba incendiado, había cuerpos por todos lados, de niños, mujeres y personas mayores
Lo único claro es la tragedia que se vive en las calles de la franja, que quedó evidenciada en los cientos de cuerpos botados en el suelo junto a vehículos calcinados tras la explosión en el hospital.
“Todo el lugar estaba incendiado, había cuerpos por todos lados, de niños, mujeres y personas mayores”, narra Adnan al Naqa, un vecino de Gaza que dijo que unas 2.000 personas estaban refugiadas en el hospital la noche de la tragedia.
“Había fuego, y cosas cayendo encima de nosotros. Empezamos a buscarnos unos a otros. La electricidad se cortó de repente, y no veíamos nada”, cuenta por su parte Fatima Saed, una de las presentes, que no recuerda muy bien cómo logró salir del centro médico.
Edificios destruidos en la ciudad de Al Zahra, al sur de Gaza. Foto:AFP
Según las cifras de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, se han presentado al menos 59 ataques a instalaciones sanitarias. También han sufrido daños 170 instalaciones educativas, incluidas 20 utilizadas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, así como un edificio universitario, siete iglesias y al menos once mezquitas.
La Oficina de la ONU también da cuenta de más de 98.000 unidades residenciales, que representan aproximadamente el 25 por ciento del total, que han sido destruidas o han sufrido daños en la actual ofensiva israelí.
Además de los bombardeos que ya arrasaron barrios enteros, los habitantes del enclave de 362 kilómetros cuadrados sobreviven en medio de una escasez de agua, alimentos y combustible, y la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos teme seriamente una penuria de comida y de agua potable.
Gaza ha soportado más de diez días consecutivos sin electricidad, y el agua corriente sólo se puede obtener en Jan Yunís, en el sur. “A veces, esperamos nuestro turno durante dos horas para ver al final que no hay más agua. El agua es la vida, ningún ser humano puede sobrevivir sin ella”, cuenta un adolescente en la ciudad mientras hace fila en un punto de distribución de agua.
Además, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), solo hay suministros de comida para dos semanas, aunque muchos de ellos están almacenados en la ciudad de Gaza, de difícil a causa de las hostilidades. Los alimentos en las tiendas, además, podrían acabarse en los próximos días si no se permite la entrada de ayuda desde el paso fronterizo de Rafah.
Personas desplazadas se reúnen para la oración en una escuela de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina. Foto:AFP
“Los niños se mueren de hambre, así que me veo obligada a prepararles palomitas de maíz, porque es lo único que nos queda”, le dice a la BBC Nahed Abu Harbied, quien vive en el oeste de Gaza y se hace cargo, junto con su hermana, de siete sobrinos y sobrinas.
Quienes huyen de sus casas también se enfrentan a precarias condiciones y al peligro de los bombardeos en el terreno. Fadwa al Najjar, por ejemplo, cuenta que caminó 30 kilómetros con su familia tras la orden israelí de evacuar el norte de la Franja de Gaza, antes de alcanzar las tiendas de campaña levantadas por la ONU en el sur.
“Abandonamos nuestra casa a las diez de la mañana y llegamos a las ocho de la noche (...). Israel bombardeó coches delante de nosotros, en los que iban desplazados. Vimos cadáveres y rezamos pensando que íbamos a morir”, cuenta esta gazatí de 38 años, y madre de siete hijos, que salió de su casa con cerca de 90 parientes y se resignó a caminar por falta de dinero para pagar los alrededor de 250 dólares exigidos por un chófer de bus para llevarlos al sur.
Vehículo cargado de colchones y edredones de los ciudadanos que huyen del conflicto en Gaza. Foto:AFP
Aunque Israel desmiente haber atacado a los civiles, a los que les envió una advertencia para huir hacia el sur del enclave en medio de la guerra, y acusa a Hamás de usar a la población como “escudos humanos”, los niños dicen haber sido testigos de los bombardeos.
“Hubo bombardeos sobre nuestras cabezas a lo largo de todo el camino. Habría preferido no irme y que nos quedáramos en nuestra casa, y morir allí”, dice Malak, una de las hijas de Fadwa al Najjar tras llegar a los centros de refugio de la ONU.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el número total de desplazados dentro de la Franja “podría haber alcanzado el millón”. Aunque cientos de ellos llegan a albergues de la comunidad internacional, las condiciones tampoco son las mejores.
“Tenemos que esperar en fila delante de los baños junto con decenas de personas, y puede llevar una hora hasta que nos toque”, narra Um Bahaa Abu Jarad, de 37 años, quien vivía en Beit Lahia, en el norte de la Franja.
Soldados israelíes se sitúan frente al kibutz Beeri, cerca de la frontera con la Franja de Gaza. Foto:AFP
La mujer, que antes de obtener una tienda de campaña tuvo que pasar cinco días durmiendo al raso en el patio de un edificio de oficinas de la agencia de refugiados, dice también que “no hay ni mantas ni colches” y relata que sus cuerpos ya tienen erupciones cutáneas y comezones causadas por la falta de higiene en medio de la crisis.
Hoy los gazatíes esperan la llegada de más ayuda humanitaria a través del paso de Rafah. al tiempo que siguen temiendo una invasión terrestre del ejército israelí que los lleve a una crisis aún peor.