El hijo más recordado del fallecido dictador libio Muamar Gadafi, Saif al Islam –
condenado este martes a muerte junto a ocho colaboradores por un tribunal de Trípoli por la sangrienta represión de la revuelta del 2011–, era considerado un reformista llamado a suceder a su padre antes de la
revolución que acabó con su régimen.Saif fue presuntamente capturado por las fuerzas rebeldes el 21 de agosto del 2011, aunque posteriormente apareció ante la prensa y negó esa detención. El 20 de octubre, el Consejo Nacional de Transición anunció la captura y muerte de su padre y el 19 de noviembre Saif fue detenido en la ciudad de Zintán, a 159 kilómetros al suroeste de la capital, por una milicia opuesta a las autoridades de Trípoli y que se ha negado a entregarlo. Aun así, compareció a través de videoconferencia.
Saif al Islam, cuyo nombre significa ‘espada del islam’, había sido designado por su padre como su sucesor al frente de la Yahamiriya, el nombre que Gadafi le dio a la nueva República libia en 1977.
Nacido en Trípoli el 25 de junio de 1972, Saif –que fue condenado al pelotón de fusilamiento– estudió Arquitectura en Austria y completó su formación en el London School of Economics. Luego presidió la Fundación Gadafi para el Desarrollo, desde donde actuó como mediador en conflictos y secuestros de grupos terroristas.
Su nombre saltó a la esfera internacional en el 2000, precisamente al mediar en la liberación de un grupo de rehenes occidentales del grupo islamista Abu Sayaf en la isla filipina de Jolo. El heredero del dictador libio también jugó un importante papel en las indemnizaciones que Libia tuvo que abonar en el 2003 a las víctimas del atentado de Lockerbie, y por los ataques contra una discoteca de Berlín en 1986 y un avión de la compañía UTA en 1989, de los que se responsabilizó al Estado libio.
En el 2007, Saif al Islam fue pieza clave en la resolución del caso de las enfermeras búlgaras y el médico palestino condenados a muerte por un tribunal libio, acusados de contagiar de VIH a más de 400 niños en un hospital de Bengasi, y que fueron puestos en libertad.
Al frente de la fundación, también negoció en el 2009 con las autoridades escocesas la excarcelación del principal acusado por el atentado de Lockerbie, quien tenía cáncer. Además, su gestión en torno al desmantelamiento del programa nuclear permitió el regreso de Libia a la comunidad internacional.
Saif compaginó ese perfil eminentemente internacional con el cargo de coordinador de los comités populares y sociales del país, el segundo en importancia en el país.
Durante las revueltas contra la dictadura de su padre, Saif reprimió la revolución y causó más de 10.000 muertos. Por esa razón, la Corte Penal Internacional (I) pidió su arresto junto con el de su padre bajo acusaciones de crímenes de lesa humanidad, pero las autoridades rechazaron su entrega con el argumento de que Saif era un derecho del pueblo libio.
En total, 37 personas estaban acusadas de delitos como asesinato y complicidad en la incitación a la violación durante la revuelta del 2011. También estaban procesados por secuestro, hurto, saboteo, malversación de fondos públicos y contratación de mercenarios africanos. El juicio, iniciado en abril del 2014, fue criticado por organizaciones de defensa de DD. HH., que afirman que los acusados tuvieron un limitado a abogados y a documentos clave.
Los otros familiares del dictador libio
Después de la caída del régimen de Muamar Gadafi a inicios del 2011, se sabe que tres de sus hijos fallecieron durante el levantamiento, entre ellos Mutassim, quien fue asesor de seguridad en Libia. La esposa del dictador, Safia Gadafi, sus hijos Aníbal y Aisha, y su hijastro Mohammed recibieron asilo político en Omán, después de haber vivido por dos años en Argelia. Según medios europeos, allí viven con pasaportes diplomáticos y todos son buscados por la Interpol.
Saadi Gadafi, otro de los hijos del dictador, fue entregado por Níger a las autoridades libias en el 2014, que lo acusan de apropiación indebida por medio de la fuerza e intimidación armada cuando era responsable de la Federación Libia de Fútbol.
EFE y AFP