En el cabildo abierto convocado por la
Asamblea Nacional (AN) este viernes en la mañana frente a la oficina de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Caracas, el presidente de ese órgano, Juan Guaidó, señaló sin demasiados artificios que no escurriría la responsabilidad de asumir las competencias como un presidente “encargado” de la república de
Venezuela para encaminar a su país a una transición.
“Tenemos, apegándonos a la Constitución, apegándonos al elemento del 233 (los artículos 233, 350, 333), que asumir las competencias de la encargaduría de una presidencia de la República porque lo dice nuestra Constitución. Ahora, ¿es suficiente apegarnos a la Constitución en dictadura? (la gente respondió “no”). Entonces, debe ser el pueblo de Venezuela, la Fuerza Armada y la comunidad internacional que nos lleve a asumir claramente el mandato que no vamos a escurrir, que vamos a ejercer” dijo.
Poco después, Guaidó llamó a una manifestación masiva de protesta el próximo 23 de enero, fecha en que se conmemora el desalojo de la última dictadura venezolana antes de la de Nicolás Maduro.
Al comienzo, el mensaje no cayó bien entre los asistentes a la reunión abierta, muchos de los cuales recibieron con molestia el mensaje sintiendo que Guaidó solo llamó a la manifestación “y no asumió su responsabilidad”, pues no dijo taxativamente que se declaraba presidente de la república.
La confusión comenzó a apoderarse entre quienes creían que “sí lo dijo” y quienes esperaban mayor claridad.
Luego, a través de las redes sociales, tanto Guaidó como la Asamblea Nacional, a través de sus cuentas de Twitter, trataron de despejar las dudas.
Guaidó aseguró asumir las competencias “para la conformación efectiva de un gobierno de transición”, mientras que el parlamento emitió una nota de prensa, señalando que el diputado “asumió las competencias de la Presidencia de la República”.
El último empujón antes de esas declaraciones lo dio el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien, en plena ola de confusión, saludó a través de Twitter “la asunción de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela conforme al artículo 233 de la Constitución Política. Tiene nuestro apoyo, el de la comunidad internacional y del pueblo de Venezuela”.
A partir de ese momento, el silencio y la especulación se apoderaron de los venezolanos, que aún no entienden si tienen o no dos presidentes, uno “ilegítimo” y otro “interino”.
Hasta el momento, Guaidó no ha vuelto a hacer pronunciamiento alguno, ni para afirmar ni para negar la especie, aunque desde la Asamblea Nacional se matizó el contenido de la nota de prensa, apegándose estrictamente a las palabras del presidente de la Cámara.
No salió al ruedo el apoyo o rechazo de algún otro dirigente de la oposición, ni el excandidato presidencial Henrique Capriles, el expresidente de la AN Henry Ramos o la líder de la oposición María Corina Machado, que ha pedido insistentemente a Guaidó que asuma abiertamente las competencias de la Presidencia.
Desde la comunidad internacional, el Gobierno brasileño saludó la noche de este viernes que Guaidó esté dispuesto a “asumir constitucionalmente” la Presidencia de Venezuela ante la “ilegitimidad” de la investidura de Maduro. “Brasil continúa comprometido a ayudar al pueblo venezolano a recuperar la libertad y la democracia, y seguirá en coordinación con los demás actores imbuidos en el mismo propósito”, dijo la Cancillería brasileña en un comunicado.
Con o sin estos detalles, la movida es apreciada por el politólogo y profesor universitario Luis Salamanca como “un desafío al poder de facto de Maduro, que expresa muy bien la desmembración del Estado venezolano”.
Un desafío que desde ya abre las interrogantes sobre lo que pueda ocurrir en el corto plazo: la posible detención del diputado Guaidó, si la población se movilizará para la defensa de la Asamblea Nacional o el régimen de Maduro o si la posición del parlamento finalmente abrirá una grieta dentro de la Fuerza Armada venezolana para impulsar un gobierno de transición.
Preventivamente, ante una posible oleada de detenciones, la sede del partido Voluntad Popular en Caracas (al que pertenece Guaidó y lidera Leopoldo López) fue evacuada por sus trabajadores.
Por su parte, Maduro hizo breves declaraciones minimizando el cabildo convocado por la Asamblea y el presunto mandato de Guaidó.
Aunque algunos de la Constituyente impuesta por el régimen el año pasado señalaron que el diputado debe ser detenido, pues estaría protagonizando un “golpe de Estado”, el mandatario prefirió apegarse a la sindéresis, al menos hasta ahora.
“Hay mentes locas, improvisadas, inmaduras, a la cabeza de la oposición viendo qué inventan”, dijo poco antes de reunirse con algunas delegaciones que asistieron el jueves a su investidura.
La ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, aseguró entre ironías que ya le tiene una celda preparada en prisión a Guaidó y todo su tren ministerial.
Para Salamanca, si Guaidó ratifica su asunción de la Presidencia de la República también entra en un terreno de alto riesgo, más allá de su detención. Advierte que en las leyes venezolanas no existe la figura del “presidente interino”.
“El problema de fondo acá es político y militar. El problema es la eficacia de la decisión que estaría tomando la Asamblea. Esto puede ser una autoinmolación de este presidente, si es que no tiene un respaldo militar por detrás. La otra perspectiva es que provoque una crisis mayor en el Estado y se produzca una cosa mucho más fuerte, una confrontación”, dijo a EL TIEMPO.
Tenemos, apegándonos a la Constitución, apegándonos al elemento del 233, que asumir las competencias de la encargaduría de una presidencia de la República.
“La AN tiene todas las de perder, pues los altos mandos militares han demostrado cualquier respaldo el presidente Maduro y no sabemos qué está pasando en el resto de los niveles de la Fuerza Armada nacional”.
En Venezuela, la oposición ya intentó desalojar a Maduro con un referendo revocatorio, consagrado en la Constitución, y al señalar desde el propio parlamento que el mandatario había dejado vacío el cargo. Pero esta última tentativa no encontró ejecutores.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
CARACAS